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Feijóo y los independentistas catalanes: la absoluta falta de interés por el diálogo y la resolución política de la derecha española

El enfrentamiento ha sido directo, plagado de puntos muertos y dejando en evidencia la falta absoluta de interés por la resolución política del conflicto

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análisis

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La confrontación entre el hoy candidato a la investidura como presidente de Gobierno, Núñez Feijóo, y los independentistas catalanes era, quizás, de los momentos más deseados. Porque pondrían cara a cara a quienes harán, si no hay sorpresas, presidente a un Pedro Sánchez que hoy no ha tenido, ni siquiera, que intervenir en el estrado.

La tensión era evidente, puesto que hace tan sólo 48 horas, Feijóo convocaba a lo que ahora llama mitin a quienes quisieran rasgarse las vestiduras contra la amnistía que, precisamente, se está fraguando entre JxCAT y ERC para poder hacer posible un gobierno del PSOE y de SUMAR.

El PP. otra vez, calentando las calles contra una resolución del conflicto con Cataluña de manera pacífica, constructiva y positiva. Como cuando recogieron firmas contra el estatut, barro de estos lodos.

Rufián, dentelladas y titulares

Investidura Feijóo
Foto: Agustín Millán

Por el grupo de ERC ha hablado Gabriel Rufián. Muestra clara de que se querían lanzar dardos, hacer espectáculo y llevar a Feijóo al ridículo entre «zascas» y golpes de tuit. Y no ha defraudado. Con sus tres comentarios y una propuesta ha mantenido al público atento, cosechando sonrisas y alguna que otra carcajada en su habitual tono descarado, irónico y mordiendo al tobillo.

Rufián ha recordado en más de una ocasión a Casado, para restregar lo sucedido en las filas populares. Y sobre todo, le ha recordado a Feijóo una y otra vez que no, que ganar unas elecciones no significa ganar el gobierno. Le ha preguntado el catalán al gallego por qué hace años el PP podía contar con el PNV y con CIU y ahora solamente tiene a la extrema derecha de VOX.

Se han lanzado cuchillos sobre aberraciones morales, fraudes electorales a la ciudadanía, y promesas incumplidas. No se ha olvidado tampoco el catalán de recordarle a la izquierda española su falta de valentía a la hora de posicionarse con valentía.

En su propuesta, Rufián ha lanzado una batería de preguntas, ironizando con el hecho de que, si Feijóo estuviera dispuesto a responderlas y lo hiciera correctamente, estaría dispuesto a votarle. Entre las preguntas, se ha preguntado por vertidos de petróleo en las costas, aviones militares estrellados, accidentes de metro por falta de recursos, invasión ilegal de EEUU a un tercer país, atentados terroristas usados con mentiras, tesoreros, asesinatos machistas. Respuestas que se han ventilado por el gallego menospreciándolas porque hacían referencia en la mayoría de los casos a hechos del siglo pasado.

Rufián ha apostado por la amnistía como solución política. Y ha explicado los ordenamientos jurídicos de nuestro entorno donde se prevé la amnistía y se ha utilizado, como en Porgual, Irlanda o Francia. Ha hecho también hincapié en que la amnistía sentará las bases para repetir un referendum. Y ha subrayado que, en definitiva, la amnistía era sobre todo necesaria para el Estado español, advirtiendo de la situación que vendrá cuando se dicte sentencia en el TEDH.

Una intervención, la de Rufián, llena de dentelladas, de titulares. De dardos lanzados y descaro que han «calentado» a un Feijóo que se veía encantado de salir a intentar devolverlas.

Nogueras, la voz de Puigdemont

Investidura Feijóo
Foto: Agustín Millán

Las palabras de la diputada Miriam Nogueras, por JxCAT se han escuchado con suma atención. Porque a nadie se le escapa que, en definitiva, eran las de Puigdemont a través de su grupo parlamentario. No es que la catalana no tenga capacidad de sobra para batirse en duelo parlamentario, sino que en esta ocasión, cada palabra, tanto dicha como omitida, sin duda, debía estar perfectamente en línea con las pautas establecidas por el president en el exilio. Y por ello, precisamente, Nogueras ha puesto otra vez sobre la mesa el discurso que diera, con sus puntos clave, Carles Puigdemont desde Bruselas el pasado 5 de septiembre.

La identificación concreta de los puntos del conflicto, la amnistía como punto esencial, el respeto y reconocimiento de la legitimidad del independentismo y al 1 de octubre, la creación de mecanismos de control del cumplimiento de los acuerdos y el marco fundamentado en los tratados internacionales cuyo límite fueran los derechos humanos, las libertades civiles y colectivas.

Nogueras ha repasado algunos de los puntos fundamentales por los que JxCAT votaría que no al partido popular y a una investidura de Feijóo. Principalmente por su anticatalanismo, por ser socio de la extrema derecha, por ser contrario a cualquier mejora relacionada con los derechos efectivos de la ciudadanía y por ser contrario a la economía productiva, siendo un partido «estadista», muy alejado de las líneas liberales europeas.

Nogueras ha obviado cualquier reproche, aunque fuera velado, hacia ERC. Cosa que Rufián sí ha intentado hacer en su parte final de la intervención, dando a entender que esto de la amnistía era su bandera y que «otros» se han subido al carro ahora.

Respuesta conjunta

Investidura Feijóo
Foto: Agustín Millán

Ha llamado la atención que la respuesta de Feijóo se haya conjugado para no hacerlo de manera individual a cada partido, sino de forma unitaria a los dos. Un hecho que Rufián ha considerado una falta de respeto.

Feijóo ha subrayado que le parece una trampa ilegal la forma en que los independentistas catalanes han conseguido obtener grupo parlamentario propio en el Congreso. Y les ha advertido de que las urnas no les habrían hecho tenerlo, ni las normas establecidas, que según el gallego, se están saltando.

Ha intentado el gallego provocar a ERC dándole a entender que son el bastón del PSOE, que siempre se aprovecha de ellos. A Nogueras no ha dejado de reprocharle el pasado de CIU, considerando que aquellos eran perfiles en los que se podía confiar, y no los de ahora.

Una intervención en la que Feijóo luchaba por no mostrar el verdadero desagrado que le producen los independentistas. Algo que, según Rufián habría cambiado si le hubieran apoyado, pues habría salido del Congreso «con una barretina» de haber tenido el apoyo de JxCAT.

Un repaso por datos plagados de trampas, por carreras entre Cataluña y Galicia, y el PP de cada territorio, que ha sido contestado con contundencia por Nogueras y Rufián.

Feijóo se ha empeñado en querer separar la cuestión catalana de «los problemas reales» de la ciudadanía catalana, mientras desde el independentismo, sobre todo en el discurso de Nogueras, se ha detallado que la clave para la construcción de un nuevo sistema, que apueste por un proyecto de progreso para la sociedad catalana, pasa por independizarse de un sistema como el español, donde una élite se dedica a extraer la riqueza y no repartirla, empleando para ello todos los estamentos del Estado necesarios.

Ciertamente, Feijóo parecía más motivado en esta parte de las intervenciones que en las anteriores, donde se le veía más disperso y cayendo en chascarillos fáciles. Daba la sensación de que esta parte, la del independentismo, le había suscitado más preocupación. Y es que, le pese a quien le pese, salvo sorpresas que pudieran darse, el independentismo catalán es quien tiene ahora la llave del gobierno de España.

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