Garzón propone un “impuesto de solidaridad temporal” a los ricos para superar la ruina del país

01 de Mayo de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Izquierda Unida está elaborando su propia propuesta dereconstrucción del país para cuando pase la pandemia y entremos en eso que, eufemísticamente,se ha dado en llamar “la nuevanormalidad”. Indudablemente, detrás del documento se percibe la mano del ministro de Consumo, Alberto Garzón, que ha decididoaportar sus propias ideas al margen de su actividad institucional en elGobierno de coalición. El gabinete de PedroSánchez es un gran híbrido que agrupa un amplio espectro de la izquierdaespañola, cada partido con sus propias ideas y forma de entender la política,la economía y el mundo. Será un milagro que sobreviva a la pandemia, a laoperación de acoso y derribo orquestada por la extrema derecha española y alcataclismo económico que se avecina y que según todas las previsiones provocarála peor crisis social y humanitaria de los últimos cien años en nuestro país.

Pero pese a que IU posee una pequeña cuota de poder en el Gobierno, el idealista Garzón −que no renuncia a la coherencia y a sus principios−, sigue haciendo política, que para eso le pagan, y ha impulsado el documento en el que advierte de que la crisis del coronavirus va a “acelerar el proceso de reestructuración del capitalismo a escala global” y pondrá “de manifiesto la caducidad del modelo de país construido en las últimas cuatro décadas”. El ministro hace un análisis radiográfico de la situación, indagando en las causas de la crisis, que no solo es sanitaria sino mucho más profunda, ya que afecta a la forma de Gobierno del Estado (monarquía o república), al modelo territorial siempre por definir y a la cohesión social, que ha llevado a España a la cabeza de los estados occidentales con una mayor tasa de desigualdad entre ricos y pobres.

En su plan de reconstrucción, bautizadocomo Horizontepaís y que IU tiene previsto trasladar a Unidas Podemos para consensuarlo como hoja de ruta común, Garzónbaja de la utopía y entra de lleno en lo que va a ser el “mundo poscovid”. Lassociedades de consumo, tal como las conocíamos, se transformarán y seráinevitable recuperar el maltrecho Estadode Bienestar. Los gobiernos se verán obligados a gastar monstruosascantidades de dinero para atender a la famélica legión que saldrá de lapandemia y a la que veremos desfilar en largas colas ante los bancos dealimentos y las casas de beneficencia como Cáritas.Dejar desamparadas a millones de personas solo contribuiría a crear el caldo decultivo perfecto para que la extrema derecha de Vox siga ganando adeptos y llegue definitivamente al poder.

Pero mantener un Estado de Bienestar cuesta dinero, mucho dinero, probablemente a fondo perdido. ¿De dónde saldrán los ingresos para sufragar las ayudas, las prestaciones, las subvenciones, las pensiones y la dependencia? Según Garzón, habrá que crear nuevas figuras tributarias, como un impuesto de solidaridad temporal a las grandes rentas y patrimonios, así como “romper el marco legal que apuntala las políticas de austeridad”. La ambiciosa reforma fiscal que propone IU contempla amplias reestructuraciones en el modelo de tributación cuyo objetivo final es elaborar y defender −también dentro del Gobierno de coalición−, una propuesta alternativa que vaya “más allá de un Plan Marshall pergeñado por las élites” que, según la formación de Garzón, “únicamente pretenden poner un paréntesis temporal al neoliberalismo”. El ministro defiende la necesidad de renovar las reglas del mercado y “democratizar el metabolismo económico” para que la economía no se base “en la acumulación de plusvalía monetaria” y garantice la equidad social. También apuesta por la potenciación de lo común y los servicios públicos, la elaboración de un plan de reindustrialización, el diseño de un nuevo modelo energético que palíe los graves efectos del cambio climático y un nuevo marco de relaciones laborales que frene los abusos de la patronal.

Todo ello precisará, lógicamente, de avances en la UE “hacia una Europa de los pueblos, los derechos y la justicia social”, una nueva política monetaria, la creación de una “unión fiscal” con impuestos comunes dependientes de Bruselas, cooperación tributaria entre los países y un plan para la erradicación de los paraísos fiscales.

“El golpe seco que ha supuesto laemergencia sanitaria y el desplome económico que anticipa nos obliga a afrontarla profunda crisis civilizatoria ante la que nos hallamos y el desafío común denuestro tiempo es ofrecer una respuesta democrática y justa que no se deje anadie atrás, especialmente a quienes son más vulnerables”, asegura eldocumento. Por ello, IU cree necesario idear un nuevo modelo de país quetransforme el actual Estado del Bienestar en lo que llaman “Estado de los Cuidados” y que definen como “un modelo basado en laeconomía social, feminista y ecológica centrado en el bien común y en lapotenciación y blindaje de los servicios públicos y su correspondientefinanciación”.

El diagnóstico está hecho y resulta irrefutable. O avanzamos hacia una sociedad con mejores hospitales, una eficaz red de asistencia social y más solidaridad en lo público, o la inestabilidad y el estallido social serán inevitables. El virólogo Garzón acierta cuando mira a través del microscopio el bicho maligno que anida en la democracia. Solo que entre él y sus planes de progreso está el mismo muro de siempre, la misma ideología plena de fanatismo clasista, elitismo y soflamas patrioteras que lleva siglos impidiendo la modernización y el avance de nuestro país.

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