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¿Hacia dónde vamos Andalucía? edad media, periodo entre guerras, globalización…

Joaquín Francisco Castillo Eslava
Joaquín Francisco Castillo Eslava
Profesor de secundaria y doctor en Economía asociado a la UCA.
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análisis

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Uno de cada tres personas que residen en Andalucía son desiguales. Esto no sólo implica desigualdad en la distribución de la riqueza sino en cómo satisfacer las necesidades más básicas y en la generación de oportunidades. Por ello, Andalucía es una nación que navega bajo una incertidumbre socioeconómica tan grande que está configurando una sociedad totalmente derechizada que socava la movilidad social hasta tal punto de poner en peligro los pilares de la democracia (educación, sanidad y servicios sociales, entre otros)  y, por ende, todo el Estado del Bienestar.

La crisis financiera del 2008 fue un primer aviso de que el sistema actual caracterizado por la globalización y comandado por políticas neoliberales había tocado su fin como solucionador de problemas socioeconómicos. Asimismo, ha existido un intento de maquillarlos con los Objetivos del Desarrollo Sostenible pero a la vista está que la desigualdad no se mitiga sino que se endurece con mayor dureza en cualquier sociedad del mundo.

Una vez que la sociedad se va dando cuenta que ni las políticas actuales ni los partidos convencionales van resolviendo sus situaciones de miseria empiezan a creer en otro tipo de ideologías que ponen en jaque todos los derechos civiles conquistados hasta el momento.

Esos partidos nuevos, que alardean de extrema derecha, lo tienen claro: el enemigo es el inmigrante, la tierra es plana, el cambio climático es una invención de tres hippies, las mujeres tienen más derechos que el hombre, la libertad es no pagar impuestos, lo privado es más eficiente, y que cada uno gaste en función de lo que necesite. En este sentido, si casualmente no tienes lo suficiente para estudiar y que te curen; no importa reza mucho que seguro que tu DIOS te salvará y te enseñará a escribir.

En esta línea, la concentración de los recursos llega hasta un límite que la población no tiene gestión, responsabilidad y control de ninguno de los elementos que ocupa la cesta de la compra. Por tanto, la soberanía la posee, en su totalidad, el sector privado, con todo lo que ello implica, y llegar a fin de mes empieza a ser una quimera para la mayoría y un privilegio para unos pocos. De ahí, que la ciudadanía empiece a votar, en multitud, a la extrema derecha.

Igualmente, lo peor no está por llegar aún pero ya se va vislumbrando. Esto quiere decir que siempre he sentido la palpitación que las instituciones podrían estar gobernada por la derecha rancia aunque siempre la calle sería de la izquierda; es decir, cada manifestación, cada denuncia y cada reivindicación tenía cara de izquierda alternativa. Sin embargo, la calle, desde hace algún tiempo, está siendo dominada por los grupos radicales de derecha y eso si puede ser un síntoma peligroso que, como nuestras conciencias no se plasme en acciones, el futuro socioeconómico puede ser muy negro con tintes facistas.

Andalucía camina deprisa y sin frenos hacía la oscuridad de un paisaje híbrido entre los que se vivió la edad media, el periodo entreguerras y los últimos coletazos de la globalización. Durante el feudalismo, la sociedad estaba gobernada por reyes, clérigos y pueblo; y, hoy, pertenece a la élite empresarial (importante señalar los medios de comunicación) y política y pueblo. Durante el periodo entreguerras, la población estaba desilusionada con las crisis económicas; estaban siendo dominadas por las fatigas y ,por ello, votaban a los fascistas. Y, hoy, convivimos con crisis económicas continuas, votan lo mismo pero eso sí con redes sociales que lo van desplazando, sin darse cuenta, hacía la indolencia absoluta.

Si hace mil años todo se justificaba en nombre de DIOS; y después se cambió por en nombre de la supremacía racial. Actualmente, se actúa en nombre de los mercados; es decir, mismo perro, distinto collar. De esta manera, podemos sintetizar que entre estas épocas visten potentes similitudes socioeconómicas:

– En estos tres periodos históricos, se observa una alta desigualdad social, con una minoría disfrutando de privilegios y riquezas, mientras la mayoría de la población vive en condiciones de pobreza y precariedad.

– En cada fase, se han experimentado crisis económicas que han afectado negativamente a la sociedad en su conjunto, provocando desempleo y exclusión social.

– En los tres casos, la religión toma una importancia sin precedentes, y las guerras en vez de diezmar se van incrementando para así ganar poder geopolítico implicando cada vez más a la población civil

– También se observa en los tres periodos históricos una concentración de poder y riqueza en manos de una élite, ya sea la nobleza en la Edad Media, los grandes industriales en el periodo entre guerras, o las multinacionales y magnates en la actualidad.

En fin, de seguir galopando hacia una extrema derechización de la sociedad es posible que volvamos a los tiempos de odiar otra raza y querer aniquilarlo;  o si la mujer opina distinto a los estándares del patriarcado puede ser considerada bruja e ir directa a la hoguera.

De ahí, que el andalucismo alternativo se debe plantear y consensuar cuáles son los conceptos que hay que adaptar bajo los retos y desafíos socioeconómicos de hoy; ser pedagógicos y así ganar adeptos a la causas, destacando a la juventud y personas de pocos recursos. ¡Hay que darles esperanza!

Quizás no es hora de conquistar instituciones sino de reconquistar las calles con el objetivo de las elecciones europeas puesto que ahí no existe el voto útil y siempre es un buen preámbulo para llegar al Congreso de los Diputados.

Como señaló Blas Infante:  «Tengamos cuidado, no vaya a venir el huracán y se lleve no sólo el símbolo, sino a nosotros y nosotras». Por ello, ¿Andalucía, andaluzas y andaluces, vamos a permitir qué venga el huracán?

X la revolución de los desiguales…

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1 COMENTARIO

  1. El huracán sois vosotros; inquisidores, gente toxica, adoradores que necesitan de falsos profetas como Blas Infante, que dividen enfrenta y engañan a los ciudadanos con exageraciones, medias verdades y mentiras manifiestas.

    Los fascistas rojos actuáis como poseedores de una verdad revelada que solo vosotros conocéis y os arrogáis el derecho a insultar, calumniar, destruir y condenar a lo hoguera a todos los que se atrevan a discrepar de vuestra fe. Estáis más cerca de los talibanes que de los demócratas.

    Por suerte, los tóxicos, guerracivilistas los que fomentáis el odio, y enfrentáis empresarios contra trabajadores, y mujeres contra hombre, habéis perdido el gobierno en Andalucía, habéis perdido la calle, y estáis perdiendo también el relato.

    PD. La genealogía del fanatismo de “E. Cioran” y los libros de Chávez Nogales deberían ser de lectura obligada en todas las escuelas.

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