El avión de Von der Leyen sufre un sabotaje del GPS en Bulgaria y aterriza de forma analógica

La presidenta de la Comisión Europea tuvo que recurrir a mapas en papel tras un fallo sospechosamente provocado por interferencias rusas

01 de Septiembre de 2025
Actualizado a las 12:59h
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Ursula Von der Leyen

El domingo pasado, la aeronave que transportaba a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, sufrió un fallo inesperado en pleno acercamiento al aeropuerto de Plovdiv, en Bulgaria. Los sistemas de navegación GPS dejaron de funcionar de manera repentina, obligando a los pilotos a realizar un aterrizaje manual siguiendo únicamente mapas en papel y procedimientos tradicionales de vuelo.

Según fuentes oficiales consultadas por medios internacionales, el incidente no fue un simple fallo técnico: se trata de lo que se conoce como interferencia o sabotaje GPS, una práctica que altera o bloquea la señal de los satélites de navegación. Este tipo de interrupciones, originariamente concebidas con fines militares, se han convertido en un riesgo creciente para la aviación civil, especialmente en Europa del Este.

“Todo el espacio aéreo alrededor del aeropuerto quedó ciego a la señal GPS. Tuvimos que improvisar y confiar en mapas analógicos”, explicó un responsable búlgaro que siguió el operativo desde tierra.

El avión dio varias vueltas sobre la zona durante casi una hora antes de que los pilotos tomaran la decisión de aterrizar manualmente. Afortunadamente, no se registraron incidentes ni daños, aunque el episodio subraya la vulnerabilidad de los sistemas modernos de navegación frente a interferencias externas.

¿Moscú culpable?

Las autoridades europeas manejan como hipótesis principal que el origen de la interferencia es ruso. Bulgaria, país fronterizo con varios Estados de influencia rusa, ha registrado en los últimos años varios casos de interrupciones de GPS atribuidas a técnicas de guerra electrónica de Moscú. Estas afectan no solo a aeronaves, sino también a barcos, vehículos y sistemas de comunicación civil.

El contexto geopolítico añade gravedad al asunto. Von der Leyen se encontraba en Bulgaria para reunirse con el primer ministro Rosen Zhelyazkov y visitar una fábrica de defensa. La región, estratégica para la logística militar y el suministro de material bélico a Ucrania, ha sido foco de tensiones desde el inicio del conflicto ruso-ucraniano.

Durante su estancia, la presidenta europea fue clara al respecto: “El presidente ruso Vladimir Putin no ha cambiado, y no cambiará. Es un depredador. Solo puede ser contenido mediante una disuasión firme”.

Sus declaraciones refuerzan la idea de que el incidente del GPS no fue casualidad, sino un mensaje de intimidación política y tecnológica. Desde Bruselas, la Comisión Europea subraya que este tipo de acciones “subrayan la urgencia de fortalecer la seguridad en los países de primera línea frente a amenazas externas”.

Cómo funciona un sabotaje GPS

El GPS, o Sistema de Posicionamiento Global, permite a aeronaves, barcos y vehículos determinar su ubicación con precisión utilizando señales de satélites. Cuando estas señales se bloquean o se distorsionan —ya sea mediante dispositivos de interferencia física o ataques cibernéticos—, los sistemas automáticos de navegación dejan de ser fiables.

En la aviación, la pérdida del GPS no es trivial. La mayoría de los vuelos comerciales dependen de sistemas automáticos que facilitan maniobras precisas de aproximación y aterrizaje. Sin estas señales, los pilotos deben volver a técnicas tradicionales, como la navegación por mapas impresos, instrumentos de vuelo analógicos y procedimientos de control de tráfico aéreo, aumentando el riesgo de error humano.

Expertos militares y de seguridad alertan que los ataques de este tipo son cada vez más sofisticados y frecuentes en Europa del Este. Países como Estonia, Letonia y Lituania han reportado interrupciones similares, afectando tanto a vuelos civiles como a operaciones navales y sistemas de transporte terrestre.

Bulgaria, en la primera línea de fuego

Bulgaria ha desempeñado un papel importante en el apoyo a Ucrania, enviando desde equipos soviéticos hasta piezas modernas de artillería fabricadas en su industria de defensa. Esto la convierte en un objetivo de interés estratégico para Rusia y sus aliados. La visita de Von der Leyen tenía precisamente la intención de mostrar respaldo a los países fronterizos y reforzar la cooperación en defensa europea.

Aunque la interrupción del GPS no provocó un accidente, ha generado preocupación por la vulnerabilidad tecnológica de la infraestructura crítica europea. La Comisión Europea ya ha anunciado que revisará los protocolos de seguridad para vuelos en zonas de riesgo y la posible adopción de sistemas redundantes que no dependan exclusivamente de señales satelitales.

“La seguridad de los vuelos y de nuestras comunicaciones no puede depender de un solo sistema. Estos incidentes demuestran que la amenaza es real y que debemos prepararnos”, señaló un portavoz de la Comisión.

La dimensión política

Más allá de la aviación, el incidente del GPS tiene un impacto político evidente. Representa un acto de presión simbólica hacia la Unión Europea, recordando que los Estados del este del continente están expuestos a técnicas de guerra híbrida, que combinan amenazas tecnológicas, políticas y militares.

Von der Leyen continuó su agenda en Lituania, donde visitará la frontera con Bielorrusia, reforzando el mensaje de apoyo europeo a las naciones vecinas de Rusia. La presidenta insiste en que la cooperación entre Estados miembros es clave para contrarrestar estas tácticas de intimidación y proteger la estabilidad de la región.

Mientras tanto, los pilotos y personal de vuelo que enfrentaron la interrupción se convirtieron en protagonistas de un aterrizaje “a la antigua usanza”, recordando que, pese a los avances tecnológicos, la habilidad humana sigue siendo esencial para la seguridad aérea.

El episodio del GPS en Bulgaria ilustra de manera dramática cómo la tecnología moderna puede ser vulnerada en contextos de tensión geopolítica. La combinación de seguridad aérea, política europea y amenazas externas hace que la navegación por satélite ya no sea solo un asunto técnico, sino un desafío estratégico y diplomático.

A medida que los conflictos internacionales incorporan herramientas de guerra electrónica, la Unión Europea se enfrenta al reto de proteger tanto su infraestructura crítica como a sus líderes, asegurando que los vuelos, las comunicaciones y las operaciones estratégicas puedan resistir interferencias deliberadas.

El aterrizaje seguro de Von der Leyen, confiando únicamente en mapas de papel, es un recordatorio de que en un mundo hiperconectado, la preparación y la resiliencia humana siguen siendo insustituibles.

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