El martes por la noche, Corea del Sur vivió uno de los episodios más tensos de su historia reciente. En una maniobra sorpresiva, el presidente Yoon Suk-yeol declaró la ley marcial bajo la premisa de salvaguardar la estabilidad del país ante supuestas amenazas internas y la influencia de Corea del Norte. Sin embargo, la medida no solo desató protestas en las calles de Seúl, sino que también provocó una respuesta contundente del Parlamento, liderado por la oposición. Horas más tarde, Yoon retiraba su decreto en un giro inesperado, pero el daño político ya estaba hecho.
La oposición, que cuenta con mayoría parlamentaria, presentó inmediatamente una moción de censura contra el presidente, acusándole de violar la Constitución y de atentar contra los principios democráticos del país. Este movimiento ha puesto en jaque al mandatario, quien enfrenta la posibilidad real de ser destituido.
Ley marcial: un gesto que cruzó todas las líneas
La declaración de ley marcial, la primera en más de cuatro décadas, sorprendió no solo a los ciudadanos surcoreanos sino también a la comunidad internacional. Según el presidente Yoon, era necesaria para frenar las actividades "antiestatales" del Parlamento, controlado por el opositor Partido Democrático. Entre las medidas anunciadas se incluían la prohibición de manifestaciones, la suspensión de actividades políticas y el control de los medios de comunicación.
"대한민국 군인들이 시민을 향해 총을 들고 서있습니다"
— three piece suit (@threepiecesuit) December 3, 2024
오마이뉴스 티비에서 지금 이 얘기 하자마자 이 장면 나오는데 지금 군인이 총을 겨누는거임????? pic.twitter.com/pu1XqnP2MY
El Parlamento respondió rápidamente. En una sesión de urgencia celebrada durante la madrugada, los legisladores revocaron el decreto, impidiendo que las tropas tomaran el control de la Asamblea Nacional. Las imágenes de soldados intentando entrar en el edificio mientras los parlamentarios utilizaban extintores para evitarlo dieron la vuelta al mundo, convirtiéndose en símbolo del caos político que atraviesa Corea del Sur.
La moción de censura: una acción sin precedentes
Este miércoles, el principal partido de la oposición, junto con otras cinco formaciones, presentó una moción de censura contra el presidente. Con el apoyo de 191 legisladores, la iniciativa busca destituir a Yoon por "traición a la Constitución". Según la ley surcoreana, la moción necesita el respaldo de dos tercios del Parlamento, lo que requeriría que algunos diputados del partido de Yoon se unan al voto de censura.
Si la moción es aprobada, el presidente sería suspendido de sus funciones, y el Tribunal Constitucional tendría la última palabra. En un país que ha destituido a un presidente antes —Park Geun-hye en 2017—, este proceso no es un mero formalismo, y las posibilidades de que Yoon sea apartado del cargo son reales.
Crisis interna y protestas masivas
La reacción popular no se hizo esperar. Miles de manifestantes tomaron las calles de Seúl para protestar contra la ley marcial y exigir la dimisión del presidente. En una noche gélida, los ciudadanos desafiaron el toque de queda implícito en el decreto, coreando consignas contra Yoon y pidiendo su encarcelamiento. Según encuestas recientes, la popularidad del presidente ha caído al 19%, reflejo del descontento generalizado con su gestión.
Entre las razones del rechazo a Yoon destacan su incapacidad para resolver problemas estructurales como la inflación, los altos precios de la vivienda y la creciente brecha de género, así como los escándalos que rodean a su esposa, Kim Keon-hee, investigada por presunta manipulación bursátil.
Un tablero internacional preocupado
El episodio no solo ha sacudido a Corea del Sur, sino que también ha generado alarma entre sus aliados internacionales. Estados Unidos, que mantiene cerca de 30.000 tropas en el país, expresó inicialmente su preocupación por la declaración de la ley marcial y luego su alivio tras su revocación. China, por su parte, instó a sus ciudadanos a mantenerse alejados de las protestas y pidió calma a todas las partes.
Medios europeos como Le Monde y The Economist han calificado la acción de Yoon como un "retroceso democrático" y una "apuesta desesperada". Incluso dentro de su propio partido, la medida ha sido vista como un error estratégico que podría costarle el cargo.
El presidente Yoon enfrenta un panorama sombrío. Aunque retiró la ley marcial, el daño político parece irreversible. Su justificación, basada en amenazas internas y externas, ha sido ampliamente criticada por carecer de fundamento. Para muchos, la medida no fue más que un intento de consolidar su poder en un contexto de creciente aislamiento político.
El proceso de destitución podría ser un camino largo y lleno de obstáculos, pero el precedente de Park Geun-hye demuestra que no es imposible. En cualquier caso, la crisis ha expuesto profundas divisiones políticas en Corea del Sur y ha puesto en evidencia los desafíos de gobernar sin mayoría parlamentaria.
Un legado marcado por la controversia
Yoon Suk-yeol llegó al poder en 2022 como un líder conservador y exfiscal estrella. Sin embargo, su mandato ha estado plagado de polémicas, desde vetos presidenciales hasta enfrentamientos con el Parlamento. La declaración de la ley marcial podría ser el clímax de su turbulenta presidencia, un episodio que será recordado como un intento fallido de desafiar los límites de la democracia surcoreana.
Mientras tanto, Corea del Sur enfrenta semanas de incertidumbre. Con una moción de censura en marcha, manifestaciones en las calles y aliados internacionales observando de cerca, el país deberá navegar por un terreno político inestable, donde el futuro de su democracia podría estar en juego.