Mario Marín, exgobernador de Puebla, fue detenido en la tarde de ayer por agentes de la Fiscalía General de la República (FGR) en el Puerto de Acapulco.
Según confirmaron fuentes de la Fiscalía a los medios mexicanos, durante la detención, Marín se encontraba en casa de un familiar, presumiblemente su hermana, en una zona alejada de la parte más turística de Acapulco.
Marín está acusado de la comisión de un presunto delito de tortura en agravio, cometido en 2005 contra la periodista Lydia Cacho. Unas grabaciones telefónicas entre el exgobernador y el empresario Kamel Nacif que corroboraban la confabulación existente entre ambos para la detención ilegal y la posterior tortura de la periodista.
El 16 de diciembre de 2005, Lydia Cacho, periodista mexicana y defensora de los derechos humanos, fue ilegalmente arrestada, torturada durante veinte horas, encarcelada y sometida a juicio durante un año tras haber documentado la existencia de una red de pornografía infantil y lavado de dinero bajo colusión de diecinueve servidores públicos. Entre otros, tres gobernadores, una jueza estatal, una procuradora de justicia de Puebla y un procurador de Quintana Roo, un senador, un presidente del Tribunal Superior de Justicia, un director de cárcel, cinco policías y dos sicarios contratados por el empresario Kamel Nacif Borge.
Han pasado ya más de 15 años de aquello y Lydia Cacho sigue viviendo bajo la amenaza de ser asesinada en cualquier momento. En estos momentos tiene que vivir exiliada porque su vida corre peligro, porque los que la torturaron e intentaron asesinarla quieren callarla.
Hay que recordar cómo el pasado mes de julio cuando dos individuos entraron en el domicilio de Lydia Cacho y robaron equipos de trabajo e información altamente sensible que formaba parte del trabajo de la periodista. Este hecho fue una represalia y una amenaza por parte de aquellos que se ven en peligro por el ímprobo trabajo de investigación periodística de Lydia Cacho. Ese allanamiento, además de represalia, fue una nueva amenaza a su vida porque quienes lo ordenaron estaban enviando el mensaje de que, esté donde esté, ellos podrán encontrarla.
Hace dos años Cacho afirmó en una entrevista a Periódico Central lo siguiente: «Me queda claro que Mario Marín sigue y seguirá con unos niveles brutales de impunidad que se vinculan ya al nuevo gobernador de Puebla y que tenemos ya que hacerlo corresponsable de esta impunidad en este momento, aunque los actos criminales contra los niños y las niñas y contra mi fueron realizados en sexenios pasados, mientras ellos sigan con la ficha roja de Interpol y sigan sin ser detenidos continúa la impunidad».
Marín ha sido detenido. El exgobernador también tiene otros frentes con la Justicia como, por ejemplo, la investigación periodística de la revista Proceso en la que Marín es acusado de blanqueo de dinero por encontrarse, presuntamente, entre los mexicanos a los que se les congelaron cuentas en Andorra por valor de casi 2.000 millones de euros.
Nacif, por su parte, según reconoció el Fiscal General de México, Alejandro Gertz Manero, había huido a Líbano, país con el que el Estado mexicano no tiene tratado de extradición, hecho que sigue manteniendo la vida de Lydia Cacho en serio peligro, razón por la que se hace más que necesaria la permanencia de la periodista en España.