Dramática situación en Gaza: los hospitales ya no tienen medicinas para atender a cientos de heridos

12 de Octubre de 2023
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“No tenemos medicinas. Practicar la medicina en Gaza ahora mismo es una quimera. Nos llegan heridos muy graves, amputaciones, politraumatizados, y no podemos hacer nada por ellos”, asegura un médico español que trabaja en la zona. Por su parte, el director del hospital Al-Shifa, el mayor de la ciudad, ha confirmado que tienen combustible para sus generadores únicamente para cuatro días más. “Si deja de haber electricidad, los hospitales se convertirán en fosas comunes”, asegura Mohamed Abu Salima a la Cadena Ser.

Las terribles consecuencias del bloqueo que Netanyahu ha ordenado alrededor de la Franja de Gaza empiezan a hacerse notar. No solo están muriendo cientos de personas a causa de los bombardeos, sino que muchos mueren en los centros sanitarios porque ya no hay medicinas ni tratamientos con los que poder atenderlos. Los tratamientos de diálisis se han detenido, los aparatos de rayos X no pueden funcionar por falta de luz, los quirófanos quedan inservibles. Desde que Israel cortó el agua y el suministro eléctrico, Gaza se ha convertido en un infierno. Según Cruz Roja, muchos palestinos se están viendo obligados a beber agua sucia por la falta de suministro procedente de Israel, añade la cadena de radio de Prisa.

La ONU ha emitido un comunicado en el que equipara la violencia de los ataques terroristas de Hamás con la respuesta militar de Israel, que cree que puede conducir a un “castigo colectivo”. Y recuerda a ambas partes que los ataques contra civiles suponen crímenes de guerra y contra la humanidad.

El ataque de Hamás contra el sur de Israel que se inició el sábado por la mañana, está teniendo consecuencias devastadoras en la Franja de Gaza, territorio palestino donde viven más de dos millones de personas en precarias condiciones. Netanyahu ha movilizado a 300.000 soldados, que cercan la zona esperando recibir la orden de entrar en la localidad palestina para acabar con los focos de Hamás. Pero mientras tanto la población civil empieza a pagar un alto precio por la guerra.

A los bombardeos ininterrumpidos del ejército israelí de los últimos dos días se suma la decisión del gobierno de Netanyahu de ordenar el bloqueo total del territorio. “Estamos imponiendo un asedio total a Gaza (...) ni electricidad, ni comida, ni agua, ni gas, todo cerrado”, dijo este lunes el ministro de Defensa de Israel, Yoav Galant.

“Estamos luchando contra animales y actuamos en consecuencia”, aseguró Galant. Este lunes el sonido de los bombardeos israelíes continuaba y ya han dejado miles de muertos. La mitad de las víctimas serían civiles, entre ellos mujeres y niños, según Hamás.

Cada hora que pasa la presión internacional es mayor para que Israel levante el cruel embargo sobre la población palestina. Netanyahu se encuentra en una posición de debilidad. Secuestrado por los generales más duros del ejército hebreo, que han asumido el mando, está tomando decisiones arriesgadas. Tanto es así que en cualquier momento le puede caer una seria advertencia por crímenes contra la humanidad y genocidio, como ya ha ocurrido con Vladímir Putin por su invasión de Ucrania. Israel tiene derecho a defenderse de los ataques terroristas de Hamás. A lo que no tiene derecho es a la limpieza étnica, a destruir barrios enteros, a masacrar a la población inocente, a condenar a dos millones de personas a vivir como animales en un solar repleto de ruinas, sin comida, sin agua, sin luz y sin medicamentos. Ni en los peores tiempos del nazismo se vio algo igual. Netanyahu debe andarse con mucho cuidado, porque aunque cuenta con el respaldo de Estados Unidos, de proseguir por el camino de la venganza desproporcionada podría perder el apoyo de la opinión pública internacional, de no pocos países occidentales y de la Unión Europea.

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