A pesar de sus derrotas en el terreno y de las sucesivas pérdidas de liderazgo, el Estado Islámico (ISIS) sigue representando una amenaza para la paz y la seguridad internacionales, que ha ido en aumento desde el inicio de la pandemia del COVID-19, afirmó el secretario general adjunto de la Oficina de Lucha Contra el Terrorismo de las Naciones Unidas.
En una sesión del Consejo de Seguridad dedicada a las amenazas a la paz y la seguridad internacionales provocadas por actos terroristas, Vladimir Voronkov afirmó que “ISIS y sus asociados continúan explotando la dinámica de los conflictos, las fragilidades de gobernanza y la desigualdad para instigar, planificar y organizar atentados terroristas”.
Voronkov añadió que además de las restricciones relacionadas con la pandemia, sus miembros siguen utilizando los medios digitales para aumentar sus esfuerzos de captación de simpatizantes y de recursos.
La consecución de estos objetivos se produjo, en parte, gracias “a una estructura interna ampliamente descentralizada”.
“Esta estructura gira en torno a una denominada 'dirección general de provincias' y en oficinas asociadas, que permite gestionar las operaciones y las finanzas terroristas en todo el mundo. Estas oficinas operan tanto en Iraq y Siria como fuera de la zona central de conflicto, y las más activas se encuentran en Afganistán, Somalia y la cuenca del lago Chad”, explicó.
Los dirigentes del Estado Islámico incitan a sus seguidores a cometer atentados a través de esta estructura, y conservan la posibilidad de dirigir y controlar el flujo de fondos hacia sus afiliados en todo el mundo.