El golpe contra Lula se preparó en la residencia de Trump en Florida

09 de Enero de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
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El golpe de Estado contra Lula da Silva probablemente no se planeó en Brasilia sino en Estados Unidos, a la sombra de Donald Trump. En los últimos días, el candidato derrotado en las pasadas elecciones, el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, decidió no acudir a la toma de posesión de Lula y viajar hasta Florida para pasar unos días de vacaciones con el magnate neoyorquino, hoy investigado por el asalto al Capitolio ocurrido en Washington de hace dos años. Allí, en la lujosa mansión de Trump en Miami, uno y otro probablemente coordinaron las movilizaciones masivas que terminaron ayer en la toma violenta de los tres poderes democráticos de Brasil: el Congreso Nacional, el Palacio de Planalto y la Corte Suprema de Brasilia. A estas alturas, a nadie le queda ninguna duda de que la extrema derecha internacional trabaja de forma coordinada en todos los frentes mundiales para derrocar a las democracias liberales e instaurar regímenes autocráticos ultrarreaccionarios. La regla de oro es tomar el poder desde dentro de las instituciones ganando elecciones, pero si no lo consiguen de esa manera, el siguiente paso es deslegitimar a los gobiernos de izquierdas que se alzan con la victoria en las urnas y promover movilizaciones subversivas multitudinarias, rebeliones populares y movimientos insurreccionales (instigando la participación del Ejército) para recuperar de nuevo el mando.

El golpe en Brasil parece tener un director de orquesta en la sombra: Donald Trump, gran ideólogo del nuevo nacionalpopulismo de extrema derecha que se propaga por todo el planeta, también por España. Tras decidir que no reconocería la victoria de Lula ni acudiría a su toma de posesión, Jair Bolsonaro voló hasta Florida para pasar el Año Nuevo en un resort propiedad del expresidente norteamericano, en Miami, según publica la prensa brasileña. Tal como asegura el portal UOL, que cita fuentes cercanas del exlíder brasileño, “pasará una temporada en el condominio Mar-a-Lago, en Palm Beach”. No ha quedado claro si se hospedó en la propia residencia de Trump o en un complejo hotelero de lujo, también propiedad del exmandatario norteamericano. Pero lo único cierto es que están juntos y retroalimentándose en sus siniestros proyectos políticos antidemocráticos.

El viaje de Bolsonaro a Florida comenzó el pasado 28 de diciembre y podría prolongarse durante los próximos meses con la excusa de que el dirigente carioca necesita pasar una temporada de descanso fuera del país. Ahora se sabe que la excursión tenía otras motivaciones más allá del ocio y el placer ya que, con toda probabilidad, desde Florida se han coordinado los turbios sucesos ocurridos ayer en Brasilia.

Conexión Bannon

Bolsonaro ya había visitado a Trump y habían cenado en Mar-a-Lago en marzo de 2020, cuando estalló la crisis sanitaria global del covid. Ambos coincidieron, entre otras cosas, en mantener posiciones negacionistas de la ciencia y de la pandemia.

Otra conexión directa entre Trump y Bolsonaro es que ambos han bebido las ideas de los mismos asesores, gurús y spin doctors del nuevo neofascismo internacional. Así, Steve Bannon, publicista de la extrema derecha estadounidense y exasesor estrella del expresidente Trump, fue quien propuso a Bolsonaro que siguiera la misma hoja de ruta de los trumpistas yanquis tras el triunfo de Joe Biden en las presidenciales de Estados Unidos. De esta manera, pudo haber aconsejado al exlíder brasileño que no reconociera la victoria de Lula da Silva en los recientes comicios cariocas y que movilizara a sus hordas, convocándolas a través de las redes sociales, para lanzarlas contra las instituciones representativas de los tres poderes del Estado brasileño.

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