El batallón de mercenarios Wagner se encontraba a poco más de 200 kilómetros de Moscú en lo que parecía ser un avance imparable de los rebeldes amotinados contra el presidente Vladímir Putin cuando su jefe, Yevgueni Prigozhin, dio la orden de regresar de nuevo a las bases para "evitar un derramamiento de sangre". En esas horas tensas, cuando parecía que el país se encaminaba a una guerra civil, Putin abandonaba la capital en avión oficial con rumbo desconocido. Antes, el dirigente ruso advirtió a Prigozhin que todos los soldados sublevados de su unidad serían duramente castigados por alta traición.
El conocido como Cocinero de Putin había asegurado que nada ni nadie frenaría su avance hacia la capital del país. Prigozhin ha estallado después de que, hace unas horas, el ejército ruso bombardeara las posiciones de Wagner en Ucrania, provocando numerosas bajas.
Mientras tanto, el miedo y la falta de información se apoderaba de la población rusa. Se da por hecho que Prigozhin cuenta con más de 25.000 soldados y ya había tomado la localidad de Rostov, en manos de los sublevados sin resistencia alguna. El alcalde de Moscú pidió a los ciudadanos que evitaran los desplazamientos alrededor de la ciudad en la medida de lo posible, dado que se había declarado una operación antiterrorista y la situación era “difícil”.
Las autoridades rusas, que están retirando de las carreteras las pancartas y vallas publicitarias de propaganda que glorificaban a la Legión Wagner, se preparaban para una batalla segura. Las tropas de Putin están utilizando excavadoras para cavar zanjas en las principales autopistas de la región de Lipetsk, cuya capital se encuentra a unos 360 kilómetros de Moscú, para intentar frenar el avance de los mercenarios del Grupo Wagner desde Rostov del Don hacia Moscú. “El tráfico está suspendido en algunas carreteras de nivel regional. En varios puntos se ha dañado deliberadamente el firme con excavadoras. Se han adoptado medidas radicales para impedir completamente el paso de vehículos por las autopistas”, aseguran fuentes locales.
La situación es de máxima tensión. Estados Unidos está monitorizando el avance de Wagner hacia Moscú. La Casa Blanca confirma que, junto al presidente Joe Biden, también ha sido puesta al tanto de la situación en Rusia la cúpula de seguridad que dirige y coordina la vicepresidenta Kamala Harris. Washington ha informado asimismo de que Biden ha mantenido conversaciones telefónicas con Macron, Scholz y Sunak. “Los líderes han abordado la situación en Rusia. Han afirmado además su apoyo inquebrantable a Ucrania”, informa la Casa Blanca. Los máximos responsables diplomáticos de la Unión Europea y el G7 han mantenido hoy una conversación de urgencia para discutir la crisis abierta en las últimas horas en Rusia a raíz de la rebelión de Wagner.
Según Reuters, soldados rusos habrían instalado una posición de ametralladoras en el borde suroeste de Moscú, según fotografías publicadas por el periódico Vedomosti. Las fotografías también muestran a la policía armada reunida en el punto donde la autopista M4, por la que se mueven los mercenarios amotinados de Wagner rumbo a la capital rusa. Además, helicópteros del ejército ruso habrían abierto fuego sobre un convoy de mercenarios del grupo Wagner en la autopista M4, a las afueras de la ciudad rusa de Vorónezh, según un testigo citado por Reuters. El fantasma de la guerra civil tomaba cuerpo a medida que avanzaban las horas.
Expertos como la historiadora y socióloga rusa Elena Bogush sostienen que la rebelión del Grupo Wagner “es un motín militar esperado hace mucho tiempo”. “Parece que empezó de una manera prematura, por eso no se sabe qué pasará”, agrega Bogush, para quien “obviamente es un intento de golpe de Estado”. “Si no, ¿para qué rebelarse?”, plantea, según informa La Sexta.
La sublevación del Grupo Wagner tiene también consecuencias sobre el terreno en Ucrania, donde incluso podría cambiar el rumbo de la guerra. El líder ucranio, Volodimir Zelenski, asegura que Rusia se encuentra literalmente al borde del caos y de una guerra civil y ha dado órdenes a sus ejércitos para incrementar la contraofensiva sobre los territorios ocupados por los rusos. Estamos, sin duda, ante un punto de inflexión en la guerra de Ucrania. El episodio debilita a Rusia; Putin se pone a salvo el este del país en alguno de sus refugios nucleares; a esta hora es difícil saber con exactitud lo que ha ocurrido en un país férreamente controlado por los jerarcas del Kremlin.