Una práctica conocida y aplicada por el cartel de Medellín para enfrentar a las autoridades fue generar montajes que le permitieran desprestigiar a quienes cuestionaran sus delitos.
De los montajes más recordados fue el de Pablo Escobar contra el ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, quien señalara sus actividades en el narcotráfico cuando el capo del cartel de Medellín era Senador de la República.
En el caso del uribismo la formula se replica permanentemente contra diversos sectores y podríamos resumirla así: Algún servicio de inteligencia se inventa un “informe” donde cuenta una historia falsa, se le ofrece dinero a algún delincuente para que diga algo que la refuerce y a partir de allí la estructura de comunicaciones del expresidente se dedica a buscar que la información falsa sea tomada como cierta.
La herencia de Pablo Escobar:
Cuando Rodrigo Lara empezó a denunciar que Pablo Escobar, el congresista, no era ningún industrial ni empresario sino que era un narcotraficante, Escobar citó a rueda de prensa donde presentó un cheque por un valor de un millón de pesos del mafioso Evaristo Porras dirigido al ministro.
El escándalo y el descrédito fue tal que su partido, nuevo liberalismo, y su máximo jefe, Luis Carlos Galán, le retiraron su apoyo.
Acongojado y entre lágrimas, algunos aún recuerdan la imagen del ministro dando declaraciones ante los medios sobre tal acusación.
Rodrigo Lara Bonilla fue el ministro de Justicia del gobierno de Belisario Betancurt que dirigió el golpe al narcotráfico más grande en la historia, la incautación de 1200 toneladas de cocaína en la finca Tranquilandia, dónde además encontraron varias aeronaves cargadas de cocaína dentro de las cuales se encontraba un helicóptero propiedad de la familia Uribe Vélez.
Algunos recuerdan también al periodista Guillermo Cano, quien desde El Espectador desnudaría el montaje del narco, con fotos y pruebas sobre el origen y la emisión del famoso cheque.
Fue gracias a las indagaciones de Guillermo Cano, director del prestigioso medio colombiano, que se descubrió que el cheque era un montaje de Escobar y que este último si era narcotraficante, hecho que se evidenció, en una foto descubierta por el mismo Cano, de Escobar sonriente al ser capturado en Ecuador con un viaje de cocaína.
Poco tiempo después, periodista y ministro serían asesinados. Así mismo, a los días del asesinato de Rodrigo Lara, su hermana Cecilia Lara Bonilla recordó en una entrevista que el ministro estaba muy asustado porque se había metido con un señor llamado Alberto Uribe Sierra y que por ese lado podría correr peligro su vida.
Montajes de Uribe contra la justicia
30 años han pasado y la historia no ha cambiado mucho, la organización que ha heredado este mismo tipo de práctica, suma ya múltiples montajes contra la Corte Suprema de Justicia, contra la Justicia Especial para la paz, JEP y contra la Comisión de la Verdad.
Al mismo estilo de Pablo Escobar, quienes quieren evadir la ley siguen pretendiendo hoy someter a la sociedad colombiana a su invertida escala de valores, de allí su inquina no solo contra las instituciones de justicia sino contra la sociedad en general.
El primer montaje “La carta de Tazmania” 2007
El primer montaje contra la Corte Suprema de Justicia (CSJ) lo podemos denominar “La carta de Tazmania” y sucede por allá en 2007 cuando José Orlando Moncada, un paramilitar con el alias de Tazmania se reúne el 10 de septiembre con el magistrado auxiliar Iván Velásquez.
En dicha reunión Tazmania habla sobre la conformación de grupos políticos y paramilitares en el departamento de Antioquia.
Aproximadamente dos meses después, el 12 de diciembre, el magistrado se sorprendería con la llamada directa de Álvaro Uribe Vélez, Presidente de la República, quién lo increpó porque supuestamente él le había ofrecido beneficios a un paramilitar para que dijera que el presidente Uribe había ordenado atentados contra otros paramilitares.
Este hecho absurdo, marcaría el inicio de un montaje planeado y articulado, desde la Presidencia de la República de Colombia.
Al ver el riesgo que podría generar la información que Tazmania estaba entregando a la Corte, los participantes en este ilícito decidieron desprestigiar al magistrado auxiliar diciendo que le había ofrecido unos beneficios y un dinero a Tazmania.
Realmente, Iván Velásquez estaba investigando el proceso de paramilitarismo de Mario Uribe, quien había sido presidente del Congreso y era el primo de quien en ese momento era ya Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez.
Uribe aseguró que le había llegado una carta del paramilitar “Tazmania” diciendo que estaba recibiendo presiones indebidas de Iván Velásquez para inculparlo, y efectivamente Uribe aparece con la carta, pero dicha carta no responde a ninguna cadena de custodia sino que le llega a María del Pilar Hurtado (directora del departamento de inteligencia adscrito a la Presidencia de la República - Das), de su subdirectora de operaciones, Martha Inés Leal. (Hoy condenadas por la justicia).
Tazmania escribe esa carta en septiembre de 2007 y en junio de 2008 se retracta y dice que el Tuso Sierra (otro paramilitar), le había ofrecido 400 millones de pesos por redactarla.
La estructura del artificio fue evidente, interceptar ilegalmente desde el DAS (hechos ya comprobados) a los investigadores de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en el caso de Mario Uribe por paramilitarismo, organizar un montaje para desprestigiar las acciones de la Corte y por último llevarlo a los medios de comunicación.
Dicha acción Involucró al DAS, la Oficina de Envigado, el abogado Sergio González, Mario Uribe, Santiago Uribe, Álvaro Uribe, el Tuso Sierra, y todos los presos por el escándalo del DAS, incluido el secretario de despacho de Uribe.
Como si fuera poco y aunque el Estado colombiano fue hallado culpable por el montaje, Uribe sigue utilizando la carta y desarrollando campañas de desprestigio contra el magistrado Iván Velázquez
Segundo Montaje: “El testimonio de Nueva York”
Transcurriendo 2007, el 26 de septiembre, Uribe ya sabía a través de todo el trabajo de inteligencia del DAS sobre la CSJ, la fecha de indagatoria de Mario Uribe.
Es entonces cuando, Edwin Guzmán, un paramilitar exiliado en Nueva York, se presenta en el consulado colombiano diciendo que Iván Velásquez lo había presionado y que le había ofreció beneficios para que dijera que Álvaro Uribe y su familia tenían nexos con paramilitares.
El testimonio fue rápidamente desarticulado por múltiples inconsistencias que Guzmán no pudo explicar, sin embargo aunque su declaración tuvo un amplio cubrimiento en medios nacionales, no lo fue así el descubrimiento de su falsedad.
Tercer montaje: “El Mecenas de la Justicia”
En diciembre de 2007, cuando la Corte Suprema fija la indagatoria contra Mario Uribe Escobar, se activa el tercer montaje contra Iván Velásquez.
Henry Anaya, un opaco personaje de Barrancabermeja, buscó a Iván Velásquez y le dijo que tenía la información que vinculaba políticos con paramilitares.
A su vez, este mismo señor Anaya, le dijo al abogado de Don Berna, líder de la oficina de Envigado, que él trabajaba con Iván Velásquez y podía ayudarle en sus procesos.
Fue así que el DAS grabó a Anaya pidiéndole 15 mil dólares al abogado de Don Berna para iniciar el proceso.
Llega abril de 2008 cuando por el transcurrir de los múltiples casos contra Uribe se presentan varios escándalos ante la opinión pública.
El 20 de abril de 2008 Daniel Coronell y noticias Uno, publican la entrevista con Yidis Medina donde aceptaba que había vendido su voto para la reelección de Uribe a cambio de unas notarías.
Sumado a este escándalo Uribe se entera el 21 de Abril que a su primo Mario se le generará orden de captura al día siguiente, lo cual sucede y es llevado preso.
Llega el famoso 23 de abril de 2008, cuando de acuerdo con declaraciones de Mancuso, y por la premura ante la captura de Mario Uribe, Severo Antonio López, alias Job, ya un reconocido paramilitar, asiste a una reunión en el Palacio de Nariño (Sede del gobierno colombiano) para establecer la forma de desacreditar a la Corte Suprema de Justicia.
El periodista Yohir Akerman describe muy bien esta reunión en su columna “Acabar con las cortes”. Puntualmente, y de acuerdo con las pruebas que existen hoy, la reunión de Job fue para definir cómo iba a ser la estrategia de desprestigio contra Yesid Ramírez y contra Iván Velásquez.
La idea era decir que los magistrados recibían dineros de coimas a través de Henry Anaya para lo cual se reunieron con un grupo de periodistas el 24 de abril.
Allí, indican, se decidió publicar el montaje a través de las columnas de Salud Hernández y de Revista Semana, bajo el nombre “El mecenas de la justicia”, publicado por la revista el sábado 26 de abril de 2008.
De acuerdo con la investigación del periodista Julián Martínez registrada en el libro “chuzaDAS” en este montaje para desprestigiar la justicia participaron Jorge Mario Eatsman, César Mauricio Velásquez y Edmundo del Castillo, además de directivos del DAS condenados, como Fernando Tabares, Jorge Lagos y María del Pilar Hurtado.
Job, sería asesinado por sicarios días después de darse a conocer en noticieros su imagen entrando por los sótanos al Palacio de Nariño.
Para el mes de noviembre de 2008 la Revista Semana tuvo que rectificar y retiró de sus cargos a los periodistas Gloria Congote, María Alejandra Villamizar y Libardo Cardona, entre otros.
Cuarto montaje: “El Rolex de Ramírez”
Con una metodología similar, al magistrado Yesid Ramírez le hicieron un cuarto montaje diciendo que él le había recibido un reloj Rolex a un narcotraficante, sin embargo la situación del Rolex nunca existió y ante la acción legal establecida por el togado, en 2015 el Tribunal de Cundinamarca ordenó indemnizarlo por los daños a su buen nombre hechos por la Presidencia de La República a través del DAS durante el último periodo de Uribe Vélez.
Hasta aquí la metodología del montaje es muy clara. Durante los periodos de Uribe Vélez y frente a investigaciones de narcotráfico o paramilitarismo, los servicios de inteligencia, incluida la unidad de delitos financieros de la Dian, (UIAF) expiaron a los investigadores de la Corte o a quienes consideraban enemigos del gobierno.
Si encontraban algo irregular lo utilizaban como mecanismo de presión para evitar la aplicación de la ley, si no, realizaban un montaje que era replicado en los medios de comunicación, muchas veces con colaboración de los mismos periodistas.
Cabe resaltar que en el expediente de la investigación sobre los montajes y las chuzadas del DAS contra la Corte, se mencionan las frecuentes reuniones de Pilar Hurtado con la periodista Salud Hernández, previa la publicación de sus columnas con información falsa sobre los magistrados.
A Hoy, la denuncia penal del magistrado Iván Velázquez por tales hechos fue fallada a su favor y el Estado tendrá que indemnizarlo por esta campaña difamatoria con un monto de 1800 millones de pesos. Quién lo diría, el delito lo orquestaron unos y lo terminan pagando los ciudadanos.
Como ven, la guerra de las organizaciones criminales para someter a la justicia en Colombia no es nueva, lo que estamos viendo hoy es un capítulo más que ojalá termine a favor del Estado de Derecho.
Montajes Contra quien pueda ser “opositor”
La campaña de desprestigio del uribismo contra quienes determinan es su “opositor” es tan amplia que abarca periodistas, políticos e incluso indígenas.
Sin embargo el mecanismo siempre es el mismo, surge un informe de inteligencia con información falsa que es posicionado ante la sociedad colombiana a través de su estructura de comunicaciones.
Fue así que intentaron hacer un libro con información falsa sobre el periodista Daniel Coronell, e igualmente buscaron testimonios de paramilitares como alias “Tazmania” quien le solicitaron una carta diciendo que el comunicador y unos políticos sobornaban testigos.
Todos los pájaros de un solo tiro. Afortunadamente el paramilitar se retractó y confesó el ofrecimiento que había surgido a que no adivinan de dónde? Bingo! De un informe de inteligencia. Con los indígenas y otros de sectores de la sociedad, el juego ha sido el mismo. Se especula que alias Tazmania habría sido asesinado después de su retractación en un extraño “permiso” que le dieran las autoridades colombianas para salir de la cárcel.
Montajes electorales para “cazar bobos”
Parte la estrategia para garantizar la favorabilidad en la opinión pública sobre la reelección para el segundo mandato de Uribe, fue la articulación de atentados en varias partes del país para mostrar la necesidad de su continuidad en el cargo.
En este sentido no solo se montaron falsos atentados en Bogotá, en donde incluso murió una persona, también lo hicieron en Barranquilla, con el único objetivo de poder mostrar a Uribe como el gran salvador ante la inseguridad del país.
Nuevamente el gran articulador de estos falsos atentados fueron los servicios de inteligencia adscritos o a la Presidencia de la República de Colombia (DAS) o a la Inteligencia militar.
Ha sido tan reiterativa esta práctica de los atentados y autoatentados por parte del uribismo, que hoy cuando los anuncian ya al menos generan cierto margen de duda.
Montajes para mostrar resultados inexistentes
El 7 de marzo de 2006 se daría uno de los espectáculos mediáticos más conocidos del gobierno Uribe, la desmovilización del Bloque “Cacica Gaitana” de la guerrilla de las FARC.
Ante un gran número de periodistas invitados por la Presidencia de la República, cerca de 70 sujetos, uno a uno, le entregaban sus armas al el entonces comisionado de paz del gobierno, Luis Carlos Restrepo.
El objetivo era mostrar cómo se rendía la guerrilla ante las acciones de la política denominada “Seguridad Democrática”, cuando realmente los grupos armados se habían replegado a las zonas selváticas de su máximo control.
El montaje y el engaño a los periodistas se descubrió poco tiempo después, cuando los integrantes del supuesto grupo empezaron a regresar a sus poblaciones de origen, donde incluso se dedicaban a la indigencia, a contar lo sucedido, el dinero que les habían pagado y como habían entrenado para el “Show”.
Ni qué decir después de las desmovilizaciones de los paramilitares, calculados por sus propios líderes en 16 mil hombres, de los cuales se desmovilizaron 35 mil , más del doble aprovechando los dineros con que los “bonificó” el gobierno y en donde la entrega de armas fue “simbólica” y sin verificación internacional.
Los falsos positivos
Uno de los montajes más crueles y sanguinarios generados durante el gobierno Uribe fue el denominado “Falsos Positivos”, ejecuciones de civiles por parte de la fuerza pública para mostrarlos como resultados de combate.
Hasta el momento la justicia colombiana ha logrado establecer 6442 personas asesinadas de esta manera, sin embargo se calcula que la cifra puede llegar a más de 10 ejecuciones.
Todo buscando un efecto propagandístico que elevara la imagen de Uribe en cuanto a su efectividad a la hora de controlar el conflicto colombiano.
Aun así, a ciencia cierta, lo que realmente se vivió en campos y ciudades en Colombia fue un macabro plan de exterminio de población para apropiarse de sus tierras.
Montajes para el pánico
Parte de las estrategias de intimidación del uribismo para mantener sometida a la sociedad colombiana son los montajes que causan pánico, uno de los más conocidos, sin que necesariamente sea el más amplio, fue el denominado “22N la noche del pánico”.
En dicho montaje Uribe y sus seguidores enviaron información falsa a través de redes sociales para hacerle creer a la ciudadanía que hordas de vándalos estaban destruyendo los conjuntos de vivienda en las ciudades de Cali y Bogotá.
Todo ello porque la ciudadanía inconforme con el gobierno que dirige su movimiento, había decretado un paro nacional a partir del 21 de noviembre de 2019.
El montaje incluyó videos falsos e incluso miembros de la fuerza pública destruyendo viviendas para simular el destrozo que estaban generando los “vándalos”. Al final de las jornadas el resultado fue de 3 muertos.
Montajes para atacar países vecinos
Generar llamados a la comunidad internacional para intervenir países a partir de información falsa, también es una actividad común en el uribismo.
Incluso con desfachatadas presentaciones ante organismos como Naciones Unidas y sin el menor asomo de sonrojo, se han presentado fotografías del entrenamiento de grupos armados en Venezuela, que resultaron haber sido tomadas en Colombia.
O una de las más recientes, nuevamente basados en un informe de inteligencia militar, pretendieron interferir en las elecciones de Ecuador señalando que la guerrilla del ELN, a través de su comandante “Uriel” habría dado dinero a uno de los candidatos.
El montaje se cayó cuando se dio a conocer en Colombia y el Uriel del informe distaba mucho en su apariencia del Uriel real, quien además salió a desmentir el hecho.
Valga señalar en este punto que la Revista colombiana Semana, otrora fuente seria de investigación, fue adquirida por un grupo de banqueros proclives a Uribe y desde allí, previa la renuncia de su cuerpo de periodistas, acompaña al capo antioqueño en todas estas aventuras de información falsa.
En el caso puntual de este montaje con “Uriel” hay que resaltar también que fue retomado por medios de comunicación ecuatorianos para atacar al opositor al banquero dueño de los medios que publicaron la noticia.
Una no tan extraña alianza entre sectores financieros latinoamericanos y grupos de narcotráfico que hace falta profundizar.
Contra testigos
Parte de las estrategias de Álvaro Uribe para desarticular la acción de la justicia frente a sus múltiples investigaciones, no podría ser otra que el desarrollo de montajes, nuevamente a partir de los famosos “Informes de Inteligencia”.
Atacar testigos, jueces u opositores, es apenas una parte de lo polifacética que es para Uribe esta herramienta, y más con los testigos que aún no han muerto en extrañas circunstancias.
Afortunadamente en el transcurso de los años, en los que Uribe ha sido puesto ante la justicia, ya los organismos judiciales saben que muy al estilo de un cartel de la droga, en sus casos, es muy raro que queden testigos vivos.
En el caso que se le cita en la actualidad casualmente quedan algunos, así que vuelve a jugar el mismo procedimiento; se construye un informe de inteligencia con historias falsas y se le da credibilidad a partir del esquema de comunicaciones con el que cuenta el exmandatario.
Nuevamente es notoria la aparición del nombre de la periodista Salud Hernández en este tipo de actividades, como ya lo mencioné en párrafos anteriores, fue precisamente su nombre el que apareció citado en indagatoria por parte de los agentes de inteligencia del DAS hallados culpables por hacer los montajes contra la CSJ.
Incapaz de desmentir los testigos en su contra, Álvaro Uribe procura destruirlos personal o moralmente, a manera de demostración de su poder, no solo contra los testigos como personas, sino contra la justicia y la sociedad colombianas.