El peligro real de un golpe de Estado en Alemania perpetrado por los nazis

09 de Diciembre de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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¿Es realmente posible un golpe de Estado en Alemania que lleve a los neonazis al poder tal como ocurrió en los años treinta del pasado siglo? Esta hipótesis, en una de las democracias más potentes y consolidadas de Europa, parecía hasta ahora cosa de ciencia ficción. Sin embargo, la macrooperación oficial llevada a cabo en los últimos días por la Policía de Berlín ha puesto al descubierto una compleja organización filofascista con planes adelantados para acabar con el sistema de libertades e instaurar un Cuarto Reich. Los conjurados pretendían tomar por la fuerza organismos e instituciones neurálgicas del Estado como los Gobiernos Regionales, de tal manera que el país quedara en sus manos en unas pocas horas. Parece descabellado, pero no lo es. Ya vimos cómo en Estados Unidos las hordas trumpistas y paramilitares armados consiguieron asaltar el Capitolio y pusieron de rodillas a la primera potencia mundial en aquella negra jornada del 6 de enero de 2021. Ese escenario puede repetirse en Alemania.

Entre los arrestados en la operación llevada a cabo por las Fuerzas de Seguridad germanas había aristócratas nostálgicos del antiguo imperio, políticos de partidos nazis como Alternativa por Alemania, antiguos miembros del Ejército, y gente con más o menos poder que se habían enfrascado en una aventura tan delirante como posible. ¿Cuál es el potencial real de la extrema derecha alemana? Según informes de los servicios de inteligencia (Verfassungsschutz) de 2012, en ese momento había 26.000 extremistas de derechas viviendo en Alemania, incluidos 6.000 neonazis. Las organizaciones de tintes hitlerianos no están prohibidas en el país, aunque la negación del Holocausto es un delito, según el Código Penal alemán. Y tal como revelan los datos del Ministerio del Interior, en el año 2006, uno de los peores de este siglo, los neonazis cometieron 12.238 delitos en el país, entre ellos 726 atentados violentos y 8.738 acciones propagandísticas.

Representantes de partidos políticos demócratas y entidades de la sociedad civil vienen reclamando, desde hace años, que se declaren ilegales todos los grupos y organizaciones filonazis y que se prohíban sus manifestaciones públicas. La exhibición de símbolos nazis (como esvástica y las runas de las SS) está totalmente prohibida en todo el territorio alemán. Entre 2004 y 2014, el NPD (Partido Nacionaldemócrata de Alemania) contó con diputados en el Parlamento Regional Sajón, y desde 2006 hasta 2016 en el Parlamento Regional de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. En su programa de gobierno argumentan que “el fundamento de la sociedad alemana es la familia, que Alemania tiene que volver a ser de los alemanes, que un pueblo sin pasado no tiene ningún futuro, que hay que reforzar los poderes de la Policía, que el servicio militar es un gran honor, y que Alemania es mucho más grande que el territorio que actualmente abarca” (en referencia a los territorios perdidos después de la Segunda Guerra Mundial como el corredor de Danzig). La mayoría de estos grupos propugnan un retorno a las fronteras imperiales de 1914 y reclaman la anexión de territorios que hoy forman parte de otros países europeos. Son claramente expansionistas, belicistas y supremacistas.

Los partidos y grupos neonazis continúan manteniendo una política de rechazo a los extranjeros, principalmente a aquellos que no son considerados por ellos como de raza blanca, y demandando su expulsión de tierras alemanas. Muchas veces cometen graves atentados contra personas así consideradas, especialmente en el territorio de la antigua República Democrática Alemana. No son grupúsculos aislados ni movimientos minoritarios. Están bien organizados, cuentan con bases sociales nutridas y disponen de recursos financieros que les llegan de los sectores más reaccionarios del empresariado alemán. Suponen una amenaza grave y real muy a tener en cuenta. De hecho, los servicios de inteligencia y el propio Gobierno alemán están muy preocupados por el auge del neofascismo en este país, sobre todo en los últimos cuatro años, en los que la ideología ultraderechista de Donald Trump ha venido a inyectarles la dosis de moral necesaria que necesitaban para seguir adelante con sus enloquecidos planes. Tras el asalto del Capitolio norteamericano, cualquier cosa es posible, los grupos ultras alemanes han captado la señal y creen que les ha llegado la hora de recuperar el poder.

Levantamiento militar abortado

Esta misma semana, las fuerzas de seguridad de Alemania han arrestado a 25 miembros de un grupo ultraderechista sospechosos de planificar un golpe de Estado, según anunciaron las autoridades, que explicaron que los detenidos pretendían “usar medios militares” contra representantes estatales y formar posteriormente su propio gobierno. La Fiscalía alemana detalló en un comunicado que los detenidos son “presuntos miembros y seguidores de una organización terrorista” y confirmó que hay operaciones en marcha para arrestar a un total de 52 personas. Los detenidos son miembros del grupo de nacionalidad alemana y un ruso.El grupo desarticulado en once estados alemanes tenía planes avanzados para tomar el Bundestagy matar a todo aquel que se pusiera en su camino. Se calcula que cuentan con más de 2.000 seguidores en todo el territorio alemán.

Los arrestos tuvieron lugar en los estados federados de Baden-Wurtemberg, Bavaria, Berlín, Hesse, Baja Sajonia, Sajonia y Turingia, y también dos personas fueron detenidas en Austria e Italia, respectivamente. A ello se suman redadas y registros en 130 propiedades en otros cuatro estados federados de Alemania.

“Los arrestados son sospechosos de ser miembros de una organización terrorista doméstica”, explicaron las fuentes antes de identificar a los supuestos cabecillas como Príncipe Henrich XIII y Rudiger. “Los acusados pertenecen a una organización terrorista fundada a finales de noviembre de 2021 que tenía como objetivo derribar el orden estatal existente en Alemania y reemplazarlo con su propia forma de gobierno”.

El comunicado sigue en los siguientes términos: “Los miembros de la asociación son conscientes de que este proyecto solo puede lograrse a través de medios militares y violentos contra representantes estatales, lo que incluye cometer homicidios. Los acusados están unidos por un profundo rechazo a las instituciones estatales y el orden democrático libre en Alemania”. Todos los arrestados son adeptos a las ideologías y “conglomerado de mitos conspiratorios de las llamadas ideologías Reichsburger (Ciudadanos del Reich) y QAnon”. Esta conexión con QAnon, un movimiento firmemente arraigado en el trumpismo norteamericano, vendría a confirmar las íntimas relaciones de todo el posfascismo internacional en países como Brasil, Italia, Hungría, Francia y España, entre otros muchos.

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