El sospechoso por el reciente intento fallido de volar un camión de combustible en Brasilia con el propósito de frustrar la toma de posesión de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente, que tuvo lugar ayer, admitió que quería “crear caos” para que se decretara el estado de sitio en el país y evitar así la investidura por parte del presidente electo.
La Policía desactivó la víspera de Navidad un artefacto explosivo colocado en un carro cisterna de transporte de combustibles antes de que el vehículo llegara al aeropuerto de la capital de Brasil, donde el acusado pretendía detonarlo. Ese mismo día, las autoridades incautaron varias armas y municiones en la residencia del presunto autor de las amenazas.
En la noche del 25 de diciembre fueron descubiertos otros 40 kilos de explosivos en una de las ciudades satélites de Brasilia, pero las autoridades no han establecido si los casos están vinculados.
El detenido de 54 años ha sido identificado como George Washington de Oliveira Sousa, y admitió que planeó los atentados con otros bolsonaristas que están acampados frente al cuartel general del Ejército en la capital del país para pedirle a los militares un golpe de Estado que impida la investidura de Lula.
Según declaraciones que reprodujo CNN, el sospechoso admitió que buscaba “impedir la implantación del comunismo” en el país.
La Policía Civil informó que Oliveira fue trasladado a una cárcel de máxima seguridad, tras un interrogatorio donde confesó su participación en el hecho, por lo que fue acusado formalmente de terrorismo, según la agencia de noticias Sputnik.
De acuerdo a la versión del sospechoso, también planeaba instalar explosivos en postes cerca de una subestación eléctrica en Taguatinga, ciudad del Distrito Federal.
“Una mujer desconocida sugirió a los manifestantes en el cuartel que se instalara una bomba en la subestación eléctrica de Taguatinga para provocar la falta de energía eléctrica y comenzar el caos que llevaría a la declaración del estado de sitio”, declaró.
Dijo también que trabaja como gerente en una estación de servicio en el interior del estado de Pará y que, desde octubre del año pasado, cuando obtuvo la licencia para portar armas, compró pistolas, revólveres, fusiles, carabinas y municiones, según informa Clarín.