El máximo representante de la ONU en Siria informó este miércoles de que la ONU estima que 10,9 millones de sirios en las provincias noroccidentales de Hama, Latakia, Idlib, Alepo y Tartus se han visto afectados por los terremotos que el lunes sacudieron el país.
Pero ya antes del terremoto, había una crisis humanitaria generada por la guerra que comenzó hace 12 años con 15,3 millones de personas necesitadas de ayuda, de los que al menos cuatro necesitan los artículos más básicos para sobrevivir.
“Se trata de una crisis sobre otra crisis”, dijo El-Mostafa Benlamlih, quien observó que “ahora habrá que revisar esas cifras”.
"Ya teníamos una situación muy vulnerable; la gente (es) ya vulnerable, no es capaz de cuidar de sí misma (...) y de repente llega esto", añadió el funcionario que informó a la prensa en Nueva york a través de una videoconferencia desde Damasco.
Behlamlih lamentó que muchos de los avances que se habían logrado a lo largo de estos años en el país azotado por la guerra se hayan perdido.
"Todos los logros que teníamos antes se han perdido, los que tenían un pequeño negocio lo ha perdido, los que podían ir a la escuela ahora no pueden, las mujeres que podían ir a los centros de protección ahora no pueden ir. Así que es una situación terrible", comentó Benlamlih.
Para empeorar las cosas, las nevadas caídas el miércoles en Siria han agravado la ya desesperada situación en la que se encuentran las personas cuyas vidas han quedado destrozadas por el seísmo.
Se cree que unas 100.000 personas se han quedado sin hogar sólo en Alepo, continuó el responsable humanitario, mientras describía cómo sólo 30.000 de esa cifra habían encontrado refugio en escuelas y mezquitas.
"Esos son los afortunados", dijo, antes de subrayar que los 70.000 restantes "tienen nieve, tienen frío y viven en una situación terrible".