La próxima toma de posesión de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México ha generado un inesperado conflicto diplomático entre España y el país latinoamericano. La decisión del gobierno mexicano de no invitar al Rey Felipe VI, jefe del Estado español, ha desencadenado una reacción de rechazo por parte del gobierno español, que ha decidido no asistir a la ceremonia programada para el 1 de octubre en Ciudad de México.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de España emitió un comunicado en el que calificó de “inaceptable” la exclusión del monarca y anunció que, en consecuencia, España no estaría representada en el evento "a ningún nivel". Esta situación marca un momento tenso en las relaciones entre ambos países, que ya habían experimentado altibajos en los últimos años.
Un gesto inesperado que reaviva tensiones
La exclusión de Felipe VI de la ceremonia de Sheinbaum ha sorprendido a muchos, especialmente porque el Rey ha sido un asistente habitual a las tomas de posesión de presidentes latinoamericanos. Desde su ascenso al trono en 2014, Felipe VI ha asistido a alrededor de 80 ceremonias de este tipo, consolidando la presencia española en la región y manteniendo una diplomacia de cercanía con los países latinoamericanos.
No obstante, las relaciones entre México y España se han visto enturbiadas desde que el presidente mexicano saliente, Andrés Manuel López Obrador, solicitara en 2019 que España pidiera disculpas por los abusos cometidos durante la conquista de América. Esta petición fue rápidamente rechazada por el gobierno español, lo que ha contribuido a un enfriamiento en las relaciones diplomáticas, pese a que los lazos comerciales se han mantenido fuertes.
La ausencia de Felipe VI en la lista de invitados a la toma de posesión de Sheinbaum parece ser un eco de esta tensión, y para el gobierno español, es un gesto que no puede ser ignorado. En su comunicado oficial, el Ministerio de Exteriores subrayó que la exclusión del jefe de Estado es una afrenta que "no se puede aceptar".
La respuesta de México
Ante la polémica, las autoridades mexicanas han guardado un silencio notable. Desde el equipo de transición de Claudia Sheinbaum, la versión oficial ha sido que se han invitado a todos los países con los que México mantiene relaciones diplomáticas, aunque no se ha dado una explicación clara sobre la exclusión de Felipe VI.
Claudia Sheinbaum, futura presidenta de México, ha restado importancia al incidente, afirmando que no existe "ningún problema" con la decisión del gobierno español de no asistir. No obstante, la falta de una invitación formal al Rey de España se percibe como un mensaje deliberado por parte del gobierno mexicano, que ha dejado claro su interés en establecer una política exterior independiente y sin ataduras a figuras históricas o símbolos que representen, a su juicio, el pasado colonial de la región.
Reacciones en España
La decisión de no asistir a la toma de posesión ha provocado diversas reacciones en el ámbito político español. El portavoz nacional del Partido Popular, Borja Sémper, defendió la postura del gobierno afirmando que "si el Rey no está invitado, España no está invitada". Para Sémper, la exclusión del monarca es un acto de falta de respeto hacia el Estado español y, por lo tanto, la respuesta ha sido la adecuada.
Margarita Robles, ministra de Defensa, también se pronunció al respecto, subrayando que “el Rey de España es quien representa a nuestro país en este tipo de ceremonias, y su exclusión es inaceptable”. Robles lamentó la ausencia de España en un evento tan importante, pero reiteró que no se puede tolerar una falta de respeto hacia la figura del jefe de Estado.
Por otro lado, Ione Belarra, líder de Podemos, criticó que el gobierno atara sus relaciones internacionales a la Casa Real. Belarra argumentó que el Rey había sido "un problema" en eventos pasados, como en la toma de posesión de Gustavo Petro en Colombia, y justificó la decisión de México de no invitarlo. También, el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Gabriel Rufián, ha aplaudido la exclusión del Rey en la toma de posesión de la nueva presidenta mexicana. Ha sido en los pasillos de la Cámara Baja donde Gabriel Rufián ha respondido con un "Viva México, cabrones".
¿Un nuevo capítulo en las relaciones México-España?
El incidente con la toma de posesión de Claudia Sheinbaum abre un nuevo capítulo en las relaciones entre México y España, que, si bien no han llegado a un punto de ruptura, sí han evidenciado un distanciamiento notable. Aunque la cooperación económica y cultural sigue siendo fuerte, las tensiones diplomáticas podrían seguir latentes si no se aborda el desencuentro de manera constructiva.
Mientras tanto, la histórica ceremonia de Sheinbaum se llevará a cabo con la ausencia de una de las delegaciones más esperadas, la de España, y con una sensación de que las relaciones entre ambos países están, al menos en el ámbito político, en un punto de inflexión. A medida que Sheinbaum asume la presidencia, el futuro de las relaciones bilaterales con España dependerá de los esfuerzos diplomáticos de ambas naciones para superar este nuevo obstáculo.