España y Marruecos: una relación de cinismo diplomático de alto nivel

03 de Febrero de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Pedro Sánchez y Mohamed VI, rey de Marruecos.

Reunión de Alto Nivel, así han bautizado a esa especie de cumbre para limar asperezas entre España y Marruecos. Sin embargo, más allá de la función teatral, el evento solo ha servido para escenificar la bajada de pantalones del Gobierno de España en el asunto del Sáhara. Mohamed VI ni siquiera se ha presentado (andará de vacaciones por Gabón o en su castillo parisino tras darle plantón a Sánchez como en su día se lo dio a Erdogán y a Mike Pompeo) y los funcionarios que ha enviado a la cumbre se han limitado a firmar, a regañadientes, los acuerdos de colaboración en las diferentes parcelas económicas. De cómo se va a resolver el problema migratorio no se ha dicho nada. Y los marroquíes tampoco han dejado claro que vayan a abrir la Aduana de Ceuta, que junto con Melilla siguen siendo los dos grandes contenciosos entre ambos países. De modo que la reunión de alto nivel ha quedado en un acto de cara a la galería (para que el amigo americano se quede tranquilo de que por ahí no le va a estallar un conflicto internacional) y poco más. Puro cinismo diplomático.

En las últimas horas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado que España y Marruecos sehan comprometido en el marco de la nueva relación que han entablado a evitar aquello que pueda ofender a las “esferas de soberanía” del otro y a recurrir siempre “al diálogo y no a los hechos consumados”. ¿Ofender?, habría que preguntarle al premier socialista. ¿Y qué hay del escándalo del espionaje Pegasus nunca aclarado tras el ingreso del líder del Polisario, Brahim Gali, en un hospital español? ¿Qué va a ser de los derechos pisoteados de cientos de miles de saharauis abandonados a su suerte en mitad del desierto? ¿Dónde quedan la democracia y los derechos humanos, todas esas normas de derecho internacional de obligado cumplimiento que el régimen del monarca autoritario de Rabat se pasa por el arco de triunfo? Y sobre todo, ¿por qué se entierra sin pudor alguno la investigación por las decenas de inmigrantes muertos durante los últimos saltos a la valla en la frontera sur? Cinismo y más cinismo.

La reunión de alto nivel no va a servir para mucho. Se han firmado algunos convenios con los que las empresas multinacionales españolas harán caja en los próximos años, eso es cierto. Pero Mohamed VI seguirá sintiendo esa ambición histórica por reconquistar algún día Ceuta y Melilla. Y cada vez que le asalte la fiebre anexionista abrirá el grifo de la inmigración contra España, su gran arma de destrucción masiva. El monarca ha visto en la bomba demográfica un filón bélico eficaz que no solivianta demasiado a Washington y a buen seguro seguirá utilizándola en los próximos años. Sánchez puede estar tranquilo durante un tiempo. Quizá él ya se haya quitado la patata caliente marroquí de encima. Pero el polvorín volverá a estallar en el futuro, de eso no cabe duda. En diplomacia nunca se resuelven los problemas históricos enquistados, tan solo se aparcan.

Sobre el papel, buenas palabras, en la práctica lo mismo de siempre. “Hemos asumido un compromiso de respeto mutuo, por el que en nuestro discurso y en nuestra práctica política vamos a evitar todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente, en lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía”, ha afirmado Sánchez durante el inicio de la sesión plenaria de la Reunión de Alto Nivel (RAN) en la que han participado los ministros de ambos gobiernos, informa Europa Press.

España y Marruecos también se han comprometido, ha añadido el presidente del Gobierno, “a la transparencia y a la comunicación permanente” y por ello recurrirán siempre, ha dicho, “al diálogo y no a los hechos consumados”.

Sánchez ha sostenido que la XII Reunión de Alto Nivel con Marruecos consolida la nueva etapa en las relaciones que se inauguró con su encuentro con Mohamed VI el pasado mes de abril y ha defendido que los dos países lo hacen “con un gran sentido de la responsabilidad y conciencia histórica y, sobre todo, con la convicción profunda del enorme potencial que queda aún por explorar” y de que es beneficiosa para ambos pueblos.

La cita ha permitido reafirmar “la vigencia y la integridad de todos los acuerdos entre ambas partes”, incluidos “los que fijan nuestras fronteras y los que establecen mecanismos de cooperación avanzada” y ha adelantado que los dos países procederán ahora a actualizar el Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación, tal y como quedó recogido en la declaración del 7 de abril.

El presidente se ha felicitado del cumplimiento de la hoja de ruta que marcó dicha declaración, resultado del encuentro que mantuvo con Mohamed VI tras el respaldo al plan de autonomía marroquí para el Sáhara, y ha indicado que de esta cita también sale una “agenda de trabajo” para los próximos meses.

Control de fronteras

La declaración conjunta de la Reunión de Alto Nivel recoge el compromiso de Marruecos y España para “intensificar” el retorno de migrantes en situación irregular y para combatir el racismo o la xenofobia desde el reconocimiento a las “numerosas contribuciones positivas” de las comunidades de inmigrantes.

“Ambos países acuerdan intensificar su cooperación en el ámbito de la lucha contra la migración irregular, el control de fronteras, la lucha contra las redes y la readmisión de migrantes en situación irregular”, dice el texto, que apela a la responsabilidad de países de origen y de la Unión Europa para hacer frente a este fenómeno.

La declaración menciona las “lecciones aprendidas” de la pandemia de covid para señalar que ambos países se comprometen a poner en marcha una “gestión moderna de los controles fronterizos”.

En el punto 23, reconocen las “numerosas contribuciones positivas” que las comunidades de inmigrantes hacen tanto a los países de acogida como a sus países de origen. “Se comprometen plenamente a combatir todas las formas de racismo, xenofobia y cualquier otro tipo de discriminación contra las poblaciones inmigrantes”, añaden.

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