La crisis humanitaria en la Franja de Gaza se agrava a pasos acelerados. En las últimas 24 horas, cinco palestinos, incluidos dos niños, murieron a causa del hambre y la desnutrición, según informaron fuentes médicas locales. Con estas muertes, la cifra total de fallecidos por la hambruna asciende ya a 263, de los cuales 212 son menores de edad.
El deterioro de la situación está directamente vinculado al bloqueo impuesto sobre la Franja. Desde el 2 de marzo de 2025, las autoridades israelíes cerraron todos los cruces, interrumpiendo casi por completo la entrada de alimentos y suministros médicos. Esta decisión, enmarcada en la ofensiva militar lanzada por Israel el 7 de octubre de 2023, ha dejado a la población atrapada sin recursos básicos y con un sistema de salud al borde del colapso.
Las agencias humanitarias advierten que la hambruna no es un efecto colateral de la guerra, sino una consecuencia directa de las restricciones al acceso de ayuda. “El hambre se ha convertido en un arma de guerra”, denunció recientemente un funcionario de la ONU.
Niñez en riesgo extremo
Los más afectados son los niños. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) alertó que la tasa de desnutrición entre menores de cinco años se duplicó entre marzo y junio de este año. La Organización Mundial de la Salud confirmó que casi uno de cada cinco niños pequeños en Gaza sufre ya desnutrición aguda, un nivel considerado “alarmante” y que pone en riesgo la vida de decenas de miles.
Médicos locales describen escenas estremecedoras en los hospitales, donde bebés con signos de inanición son atendidos sin recursos suficientes. “Llegan demasiado débiles, y en muchos casos no podemos hacer nada por ellos”, lamentó un pediatra del hospital Al-Shifa en declaraciones a la Agencia Wafa.
Desafío al derecho internacional
La crisis alimentaria se suma a los bombardeos, la destrucción de infraestructuras y el desplazamiento forzado de cientos de miles de palestinos. Organizaciones de derechos humanos y juristas internacionales denuncian que las acciones israelíes en Gaza constituyen crímenes de guerra y actos de genocidio, al desafiar de forma sistemática los llamados internacionales y las órdenes de la Corte Internacional de Justicia para detener la ofensiva.
Pese a las condenas globales, la ayuda humanitaria sigue sin llegar en cantidades suficientes. Los convoyes que logran ingresar son mínimos en comparación con las necesidades de una población de más de dos millones de personas, la mayoría dependientes de asistencia externa para sobrevivir.
Una tragedia prolongada
Con más de 260 muertos por hambre y la mayoría de ellos niños, Gaza enfrenta una de las crisis de desnutrición más graves de las últimas décadas. Los organismos internacionales advierten que, de no levantarse el bloqueo y restablecerse los flujos de ayuda, las muertes podrían aumentar exponencialmente en las próximas semanas.
“La hambruna en Gaza no es un desastre natural, es una catástrofe fabricada”, señaló un informe reciente de un grupo de expertos en derecho internacional.
Mientras tanto, en hospitales improvisados y barrios devastados, las familias palestinas siguen pagando el precio más alto: ver morir a sus hijos no por falta de voluntad, sino por la imposibilidad de acceder al alimento más básico.