Los repetidos ataques militares israelíes contra civiles palestinos durante los últimos 14 meses, el desmantelamiento del sistema de salud y otras infraestructuras esenciales, el asfixiante asedio y la denegación sistemática de ayuda humanitaria están destruyendo las condiciones de vida en Gaza, según el informe ‘Gaza: la vida en una trampa mortal’, que ha publicado Médicos Sin Fronteras (MSF).
Como organización médico-humanitaria internacional, la ONG pide urgentemente a todas las partes un alto el fuego inmediato para salvar vidas y permitir el flujo de ayuda humanitaria. Israel debe poner fin a sus ataques selectivos e indiscriminados contra civiles, y sus aliados deben actuar sin demora para proteger la vida de las y los palestinos y respetar las normas de la guerra.
"La población de Gaza lucha por sobrevivir en condiciones apocalípticas, pero ningún lugar es seguro, nadie se salva y no hay salida de este enclave destrozado", declaró Christopher Lockyear, secretario general de MSF, quien visitó Gaza a principios de año.
"La reciente ofensiva militar en el norte es una cruda ilustración de la brutal guerra que las fuerzas israelíes están librando en Gaza, y estamos viendo claros signos de limpieza étnica a medida que los palestinos son desplazados a la fuerza, atrapados y bombardeados", afirmó Lockyear.
"Lo que nuestros equipos médicos han presenciado sobre el terreno a lo largo de este conflicto concuerda con las descripciones proporcionadas por un número cada vez mayor de expertos jurídicos y organizaciones que concluyen que en Gaza se está produciendo un genocidio. Aunque no tenemos autoridad legal para establecer la intencionalidad, los signos de limpieza étnica y la devastación continua -incluidos los asesinatos en masa, las graves lesiones físicas y mentales, los desplazamientos forzosos y las imposibles condiciones de vida de los palestinos bajo el asedio y los bombardeos- son innegables", añade.
En respuesta a los terribles ataques perpetrados por Hamás y otros grupos armados en Israel el 7 de octubre de 2023 -en los que murieron 1.200 personas y 251 fueron tomadas como rehenes-, las fuerzas israelíes están aplastando a toda la población de Gaza.
Según el Ministerio de Salud, la guerra total de Israel contra Gaza ha matado a más de 45.000 personas, entre ellas ocho de nuestros colegas. Es probable que el número de muertes relacionadas con la guerra sea mucho mayor debido a las consecuencias del colapso del sistema sanitario, los brotes de enfermedades y el acceso muy limitado a alimentos, agua y refugio. Naciones Unidas estimó a principios de año que más de 10.000 cadáveres permanecían enterrados bajo los escombros.
Las fuerzas israelíes han impedido la entrada en la Franja de artículos esenciales como alimentos, agua y suministros médicos, y han bloqueado, denegado y retrasado la ayuda humanitaria, según documentamos en el informe. Alrededor de 1,9 millones de personas -el 90% de toda la población de la Franja- han sido desplazadas por la fuerza, muchas de ellas obligadas a desplazarse varias veces.
De los 36 hospitales de Gaza, 17 funcionan solo parcialmente. El sistema sanitario está en ruinas. Durante el periodo de un año cubierto por el informe -de octubre de 2023 a octubre de 2024-, solo el personal de MSF ha sufrido 41 ataques e incidentes violentos, incluidos ataques aéreos, bombardeos e incursiones violentas en instalaciones sanitarias; fuego directo contra nuestros refugios y convoyes; y detención arbitraria de colegas por parte de las fuerzas israelíes. Los médicos de la ONG y los pacientes se han visto obligados a evacuar hospitales y centros de salud en 17 ocasiones distintas, a menudo corriendo literalmente por sus vidas. Las partes beligerantes han llevado a cabo hostilidades cerca de instalaciones médicas, poniendo en peligro a pacientes, cuidadores y personal médico.
Mientras tanto, las lesiones físicas y mentales de los palestinos son abrumadoras, y las necesidades siguen creciendo. Los centros de MSF en la zona han realizado al menos 27.500 consultas por violencia y 7.500 intervenciones quirúrgicas. La gente sufre heridas de guerra y enfermedades crónicas, que empeoran cuando no pueden acceder a servicios de salud y medicamentos esenciales. Los desplazamientos forzosos de Israel han empujado a la población a condiciones de vida insoportables y antihigiénicas, donde las enfermedades pueden propagarse rápidamente.
La situación en el norte de Gaza es especialmente grave tras la reciente ofensiva militar israelí de tierra quemada, que ha despoblado amplias zonas y, según los informes, ha causado la muerte de casi 2.000 personas. La parte norte de la Franja, en particular el campo de Yabalia, ha vuelto a ser asediada por las fuerzas israelíes desde el 6 de octubre de 2024. Las autoridades israelíes han reducido drásticamente la cantidad de ayuda esencial autorizada a entrar en el norte. En octubre de 2024, la cantidad de suministros que llegaron a toda la Franja de Gaza alcanzó su punto más bajo desde la escalada de la guerra en octubre de 2023: una media diaria de 37 camiones humanitarios entró en octubre de 2024, muy por debajo de los 500 camiones humanitarios que entraban antes del 7 de octubre de 2023.
Los equipos desplegdados por MSF atienden a un gran número de personas con enfermedades de la piel, infecciones respiratorias y diarrea, que aumentarán con la bajada de las temperaturas invernales. Los niños y niñas no están recibiendo las vacunas esenciales, lo que les hace vulnerables a enfermedades como el sarampión y la polio. MSF ha observado un aumento del número de casos de desnutrición, pero es imposible realizar un cribado completo de la desnutrición en Gaza debido a la inseguridad generalizada y a la falta de medidas adecuadas de desconflicción.
A medida que disminuyen las opciones de atención médica en Gaza, Israel ha dificultado aún más las evacuaciones médicas. Desde el cierre del paso fronterizo de Rafah, en mayo de 2024, y septiembre de 2024, las autoridades israelíes solo han autorizado la evacuación de 229 pacientes, lo que equivale al 1,6% de los que lo necesitaban. Esto es una gota en el océano de las necesidades.
"Durante más de un año, nuestro personal médico en Gaza ha sido testigo de una campaña implacable por parte de las fuerzas israelíes marcada por la destrucción masiva, la devastación y la deshumanización", dijo Lockyear. "Los palestinos han sido asesinados en sus casas y en las camas de los hospitales. Han sido desplazados a la fuerza una y otra vez a zonas que no son seguras ni saludables. La gente no puede encontrar ni siquiera las necesidades más básicas como comida, agua limpia, medicinas y jabón en medio de un asedio y bloqueo castigadores", añade.
Médicos Sin Fronteras reitera su llamamiento a los Estados, en particular a los aliados más cercanos de Israel, para que pongan fin a su apoyo incondicional a Israel y cumplan con su obligación de impedir el genocidio en Gaza. Hace casi un año, el 26 de enero, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenó a Israel que adoptara "medidas inmediatas y efectivas para permitir la prestación de los servicios básicos y la asistencia humanitaria que se necesitan urgentemente para hacer frente a las adversas condiciones de vida a las que se enfrentan los palestinos en la Franja de Gaza". Israel no ha tomado ninguna medida significativa para cumplir la orden judicial. En lugar de ello, las autoridades israelíes siguen impidiendo activamente que MSF y otras organizaciones humanitarias prestemos asistencia vital a las personas atrapadas bajo el asedio y los bombardeos.
Los Estados deben aprovechar su influencia para aliviar el sufrimiento de la población y permitir un aumento masivo de la ayuda humanitaria en toda la Franja de Gaza. Como potencia ocupante, las autoridades israelíes son responsables de garantizar el suministro rápido, sin trabas y seguro de ayuda humanitaria al nivel suficiente para atender las necesidades de la población. En lugar de ello, el bloqueo israelí y la continua obstrucción de la ayuda han hecho casi imposible que la población de Gaza tenga acceso a bienes esenciales, como combustible, alimentos, agua y medicinas. Al mismo tiempo, Israel ha vetado a la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), que es el mayor proveedor de ayuda, atención sanitaria y otros servicios vitales para los palestinos.
El informe señala que incluso si la ofensiva militar israelí sobre Gaza terminara hoy, sus repercusiones a largo plazo no tendrían precedentes, dada la magnitud de la destrucción y los extraordinarios retos que plantea la prestación de asistencia sanitaria en toda la Franja. Un número asombroso de heridos de guerra corren riesgo de infección, amputación y discapacidad permanente, y muchos necesitarán años de cuidados de rehabilitación. El coste físico acumulado y el trauma mental causado por la violencia extrema, la pérdida de familiares y hogares, los repetidos desplazamientos forzosos y las condiciones de vida inhumanas marcarán a generaciones.