Un anciano arrodillado junto a la carretera, recogiendo lentejas con las manos para guardarlas en su camiseta. Esta imagen, captada por la trabajadora humanitaria Olga Cherevko de la ONU, resume la desesperación que consume hoy a Gaza, donde la población sobrevive como puede tras meses de bloqueo, ofensiva militar y colapso total de sus infraestructuras básicas.
Pese a los esfuerzos de los equipos de ayuda de Naciones Unidas, la crisis humanitaria en la Franja ha alcanzado un nivel dramático, con cientos de miles de personas enfrentando una situación límite: hambre generalizada, hospitales sin energía, madres que no pueden amamantar y bebés alimentados con garbanzos molidos o arroz.
Las cifras estremecen. Más de 60.000 palestinos han muerto y más de 146.000 han resultado heridos desde el 7 de octubre de 2023, según el Ministerio de Salud de Gaza. Solo entre el 23 y el 30 de julio, se reportaron 640 muertos y más de 3.000 heridos, muchos de ellos cuando simplemente buscaban comida.
Combustible escaso, vidas en juego
El paso fronterizo de Kerem Shalom, en el sur de Gaza, se ha convertido en un punto neurálgico para el ingreso de ayuda humanitaria. Sin embargo, la cantidad de combustible que logra entrar sigue siendo irrisoria frente a las necesidades de la población. Sin ese recurso, no funcionan ni las plantas de tratamiento de agua, ni los hospitales, ni las telecomunicaciones, ni siquiera los refugios temporales de emergencia.
“Necesitamos cientos de miles de litros de combustible cada día para mantener funcionando lo más básico”, explicó Cherevko desde la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU. Aunque las recientes pausas militares diurnas anunciadas por Israel han reducido parcialmente los tiempos de espera de los convoyes, el acceso sigue siendo limitado y sumamente frágil.
Hambre: una catástrofe que se puede prevenir
La escena del anciano recogiendo lentejas no es aislada. Cada vez es más frecuente ver a personas interceptando camiones de ayuda, rebuscando entre los restos de cargamentos o enfrentándose a tiros por una bolsa de harina. Las madres que no pueden alimentar a sus hijos recurren a mezclas caseras con garbanzos molidos o pan, productos totalmente inadecuados para la nutrición infantil.
“Esta es una tragedia que se puede evitar”, alertó UNICEF en una publicación reciente, reiterando la urgencia de permitir un flujo constante y seguro de ayuda humanitaria. Las organizaciones sanitarias, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), también insisten en la necesidad de restablecer el suministro de insumos médicos para evitar una catástrofe mayor.
Muertos por buscar comida
En uno de los episodios más graves de los últimos días, al menos 50 personas murieron y más de 400 resultaron heridas mientras esperaban alimentos cerca del paso de Zikim, en el norte de Gaza. Los testimonios locales aseguran que estaban desarmados y simplemente querían acceder a ayuda. El episodio ilustra la brutalidad con la que la búsqueda de comida se ha convertido en una actividad de alto riesgo.
“Seguimos viendo víctimas entre quienes buscan ayuda y más muertes por hambre y desnutrición”, señaló la OCHA, que denuncia que las llamadas “pausas tácticas” anunciadas por el ejército israelí son insuficientes y unilaterales, ya que no garantizan un corredor humanitario estable ni protección para los civiles.
Crisis prolongada, soluciones insuficientes
La Franja de Gaza ha sido testigo de múltiples escaladas del conflicto, pero la actual crisis humanitaria no tiene precedentes en su intensidad ni en su duración. El bloqueo prolongado, los ataques sistemáticos a infraestructuras civiles y la falta de respuesta internacional efectiva han empujado a más de dos millones de personas al borde del colapso.
La ONU insiste en que el acceso humanitario debe ampliarse urgentemente, sin obstáculos políticos ni militares, y recuerda que la ayuda humanitaria no puede depender de treguas temporales o decisiones unilaterales. “No podemos seguir operando en estas condiciones. La ayuda debe fluir de forma segura, regular y suficiente”, reclamó la OCHA.
Gaza vive hoy no solo una guerra, sino una catástrofe humana en la que el hambre, la desnutrición infantil y el colapso de servicios básicos matan tanto como las bombas. La comunidad internacional enfrenta un desafío moral ineludible: garantizar corredores seguros, presionar por el respeto al derecho humanitario y atender de inmediato las necesidades de una población que, como ese anciano junto a la carretera, sólo aspira a sobrevivir un día más.