Desde que el presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Brahim Gali, anunciara que Marruecos había violado los pactos de alto el fuego tras la incursión del Ejército de Marruecos en la región del Guerguerat, se han producido varias acciones bélicas por parte del Frente Polisario.
En concreto, según el parte de guerra comunicado por el Ministerio de Defensa de RASD, el 13 de noviembre de 2020 se produjeron bombardeos contra bases militares marroquíes en Mahbes, Hauza y Auserd, además de dos puntos de vigilancia que, en base a la comunicación, produjeron bajas y destrucción de material bélico.
El 14 de noviembre, los ataques han continuado contra la base militar que Marruecos tiene en Mahbes y contra el batallón de Bakary, además de producirse enfrentamientos y hostigamiento en el Guerguerat.
Esta nueva guerra se ha producido por la inacción de la comunidad internacional y el abandono al pueblo saharaui que lleva reclamando desde el año 1975 su autodeterminación e independencia, además de estar sufriendo durante décadas las constantes violaciones del alto el fuego, tanto por parte de Marruecos como de la Unión Europea. Un ejemplo de ello son los últimos acuerdos pesqueros firmados por la UE y el reino alauita en los que se incluyeron territorios saharauis. La Unión Europea incluyó 74 kilómetros de costa que están fuera del control de Marruecos, según los acuerdos de alto el fuego con la RASD. Esta inclusión reconoció de manera taxativa la autoridad marroquí sobre esta parte del Sáhara Occidental, lo cual vulneró dichos acuerdos de paz que están auspiciados por la ONU.
Por otro lado, la Unión Europea autorizó en el año 2019 la entrega, es decir, el regalo de material bélico a Marruecos por valor de 340 millones de euros para, en teoría, luchar contra la inmigración ilegal pero que podría terminar utilizando para continuar con la represión salvaje contra el pueblo saharaui. El lote de material militar está compuesto por vehículos, carros de combate, drones, radares, escáners y lectores de huellas dactilares.
España no se ha mantenido ajena a esta estrategia de armar al Ejército marroquí, dado que el actual Gobierno aprobó la compra de 384 vehículos y cuya licitación fue a cargo de la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP). En concreto, fueron 30 vehículos 4×4 tropicalizados, por 13,8 millones de euros, y 100 vehículos 4×4 ‘pick up’ por 5,5 millones, 10 vehículos 4×4 con configuración de ambulancia, por 520.000 euros; otros 10 camiones 4×4 cisterna para agua, por 1,65 millones; ocho camiones cisterna para gasolina, por 1,32 millones; 18 camiones 4×4 plataforma, por 2,61 millones y ocho camiones frigoríficos por 600.000 euros. En total, 26 millones de euros.