Israel, aprovechando su respuesta a los atentados de Hamás del 7 de octubre, está ampliando su operación militar a otros territorios del Estado Palestino, un operativo que muestra que la estrategia es más propia de una política de exterminio que de hacer uso a su derecho a defenderse del terrorismo.
En la madrugada del día de nochebuena, tropas del ejército israelí han atacado con dureza Cisjordania. En concreto han entrado con violencia en la ciudad de Tulkarem. Los soldados han estado acompañados de excavadoras bulldozers, es decir, que había intención de, además de la incursión militar, derribar las viviendas de los palestinos.
Por otro lado, aviones militares sobrevolaron la ciudad y las zonas rurales aledañas a la ciudad.
Hay que recordar que, además de los cerca de 20.000 palestinos asesinados por Israel en la Franja de Gaza, a los que hay que sumar otros miles que aún se encuentran enterrados en los escombros, los israelíes han asesinado a cerca de 300 palestinos en Cisjordania y Jerusalén Oriental.
La patria donde nació Jesús de Nazaret está siendo testigo de una nueva matanza de los inocentes, un genocidio al que la comunidad internacional asiste con los brazos cruzados y con los complejos del pasado aún latentes.