Israel dispara a los hambrientos y lo llama "derecho a defenderse"

Israel ha asesinado a 1.400 personas que buscaban comida, con la licencia para matar a personas hambrientas con la total impunidad que da el silencio de la comunidad internacional

10 de Agosto de 2025
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Genocidio Gaza Israel
Niños palestinos sentados entre los escombros de las casas destruidas en el campo de Jabalia, al norte de Gaza | Foto: Naciones Unidas

En el corazón de una crisis humanitaria sin precedentes, la desesperación en Gaza ha alcanzado niveles insoportables. A medida que el hambre se propaga como un cáncer silencioso, las víctimas no dejan de aumentar: al menos 1.400 personas han muerto desde que se estableció la llamada Fundación Humanitaria de Gaza, según denunció esta semana el comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini.

Las cifras no solo golpean, sino que acusan. Ocho personas, según las autoridades sanitarias de Gaza, han muerto en las últimas horas simplemente por tratar de acceder a comida. En palabras de Lazzarini, lo que se ha construido bajo el supuesto paraguas de la ayuda humanitaria se ha convertido, de facto, en una “licencia para matar a personas hambrientas con total impunidad”.

“Esto no es ayuda. Es una matanza orquestada”, denunció de forma tajante el responsable de UNRWA, haciéndose eco del pronunciamiento de la ONG Médicos Sin Fronteras, que ha sido testigo directo del deterioro social, físico y moral del enclave palestino.

La falsa promesa de la ayuda

La Fundación Humanitaria de Gaza fue presentada por las autoridades israelíes como un canal seguro para distribuir ayuda alimentaria en un territorio devastado por meses de bloqueo, bombardeos y desplazamientos forzados. Sin embargo, organizaciones internacionales denuncian que el mecanismo no solo es ineficaz, sino que se ha transformado en una trampa mortal.

Los convoyes humanitarios no son escoltados ni protegidos; el acceso está condicionado y los puntos de distribución se convierten, con frecuencia, en escenarios de caos, represión e incluso tiroteos. Lo que debía ser un puente hacia la supervivencia se ha transformado en un campo minado para los hambrientos.

“Las personas arriesgan la vida cada vez que intentan conseguir una bolsa de harina”, declara un médico en Gaza que prefiere mantenerse en el anonimato. “Y muchos no regresan.”

Una crisis de hambre deliberada

Los datos que maneja la Organización Mundial de la Salud (OMS) son demoledores. En lo que va de 2025, al menos 99 personas han muerto por causas directamente relacionadas con la desnutrición, entre ellas 29 niños menores de cinco años. El Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, informó de otras cuatro muertes por hambre solo este jueves.

Más allá de las cifras, lo que alarma a la comunidad internacional es la percepción creciente de que esta situación no es producto de una tragedia colateral, sino de una estrategia sistemática. “La hambruna no es un efecto secundario, es un arma”, denuncian desde Naciones Unidas.

El bloqueo casi total de entradas de ayuda humanitaria, la destrucción de infraestructuras civiles como panaderías, hospitales y pozos de agua, y los ataques a columnas de ayuda alimentaria refuerzan esta idea. “Hay indicios claros de que se está utilizando el hambre como herramienta de guerra”, denuncian diversas ONG.

El colapso del sistema humanitario

Desde el comienzo de la ofensiva militar israelí tras el 7 de octubre, el sistema humanitario en Gaza ha colapsado por completo. Naciones Unidas ha perdido capacidad de coordinación y presencia sobre el terreno. Las agencias como UNRWA —blanco de duras acusaciones por parte del gobierno israelí y varios de sus aliados— han visto reducida su financiación, limitando aún más su alcance.

Lazzarini reclama urgentemente el restablecimiento de una respuesta humanitaria coordinada por la ONU que incluya nuevamente a la Agencia: “Sin una estructura de distribución neutral, la ayuda no llega o se convierte en una excusa para más violencia”.

La comunidad internacional, en silencio

Mientras tanto, los gobiernos occidentales siguen caminando por la cuerda floja entre el respaldo diplomático a Israel y la presión pública por las crecientes violaciones de derechos humanos. La ONU, por su parte, continúa emitiendo informes, comunicados y llamamientos, pero con cada día que pasa sin un alto el fuego, las cifras de muertes aumentan.

Israel está exterminando a una generación entera. El hambre mata en silencio, pero también con balas. En Gaza, el pan vale la vida. Y el silencio del mundo, como tantas veces, cuesta aún más.

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