Anas al-Sharif, corresponsal de la cadena catarí Al Jazeera, fue asesinado la noche del domingo en un ataque aéreo israelí de precisión en la Ciudad de Gaza. El bombardeo impactó contra una tienda de campaña utilizada por reporteros, situada cerca del Hospital Al Shifa. El Ejército israelí confirmó la autoría del ataque y acusó al periodista de “hacerse pasar” por reportero para encubrir su supuesta militancia en Hamás, una afirmación que no ha sido respaldada con pruebas verificables. La desinformación al servicio del genocidio y a la eliminación sistemática de los testigos que están mostrando al mundo las atrocidades israelíes.
Pocos minutos antes de su muerte, Al Sharif había publicado un video en la red social X. En las imágenes se escuchaban explosiones y se veía el cielo iluminado por destellos anaranjados. Su mensaje era un retrato de la desesperación: “Si esta locura no termina, Gaza quedará reducida a ruinas, las voces de su gente silenciada, sus caras borradas. Y la historia los recordará como testigos silenciosos de un genocidio que decidieron no detener”.
Un ataque con múltiples víctimas
Junto a Al Sharif fueron asesinados otros cuatro miembros de su equipo: el corresponsal Mohammed Qreiqeh, los cámaras Ibrahim Zaher y Moamen Aliwa, y el conductor Mohammed Nofal. El ataque dejó un saldo total de siete personas asesinadas en la tienda.
Según el Gobierno gazatí, 237 periodistas y trabajadores de la prensa han muerto desde el inicio de la ofensiva israelí, entre ellos varios reporteros de Al Jazeera. Uno de los casos más recordados es el de Ismail al Ghoul, asesinado en marzo de 2024 bajo acusaciones similares.
Denuncias y exigencias de investigación
El Sindicato de Periodistas Palestinos calificó el hecho como un “asesinato” y exigió una investigación internacional. Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras (RSF) y el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) cuestionaron la versión israelí. RSF advirtió que “la mera publicación de documentos no constituye prueba suficiente de afiliación ni licencia para matar”.
La relatora especial de la ONU para la libertad de expresión, Irene Khan, ya había expresado su preocupación por las amenazas contra Al Sharif. El CPJ, en un comunicado de julio, había alertado sobre el riesgo que corría el periodista y pidió medidas de protección urgentes.
Un corresponsal reconocido
Con 28 años y más de medio millón de seguidores en X, Al Sharif era una de las voces más reconocidas en la cobertura de la guerra. Sus transmisiones en vivo y reportajes desde el terreno habían documentado, día tras día, el impacto de los bombardeos sobre la población civil. Compañeros y defensores de derechos humanos lo describen como un profesional incansable, comprometido con dar testimonio en medio de las restricciones a la prensa impuestas por Israel.
Desde el 7 de octubre de 2023, Israel mantiene un bloqueo total a Gaza y ha prohibido el acceso independiente de la prensa internacional, lo que ha convertido a los periodistas palestinos en el principal enlace informativo con el exterior. Al Jazeera se ha mantenido como uno de los pocos medios con cobertura constante desde el enclave, pese a que Israel prohibió su emisión en territorio israelí, acusándola de difundir propaganda de Hamás.
El Ejército israelí sostiene que Al Sharif lideraba una célula de Hamás y que había participado en ataques contra civiles y militares israelíes. Entre las pruebas presentadas figuran documentos de origen no especificado, que lo vincularían al grupo desde 2013 y a un atentado en 2017. Las organizaciones internacionales que revisaron el material consideran que es insuficiente y no justifica el uso letal de la fuerza contra un periodista.
Asesinatos sistemáticos
Reporteros Sin Fronteras acusa al Ejército israelí de cometer crímenes de guerra contra la prensa, afirmando que los ataques no son incidentes aislados sino parte de una estrategia para silenciar coberturas críticas. “Sin periodistas en el terreno, los crímenes y abusos quedan en la sombra”, señaló la organización.
El asesinato de Anas al-Sharif se suma a una lista creciente de reporteros asesinados en Gaza, en un conflicto que no solo se libra en el terreno militar, sino también en el terreno de la información. Anas no fue asesinado solo como periodista, sino como la voz de un pueblo que el mundo prefiere no escuchar.