Israel ordena evacuar Gaza: la amenaza de “demoler la ciudad” acelera la tragedia humanitaria

El ejército israelí advierte de que atacará con “gran fuerza” y fuerza a cientos de miles de personas a desplazarse hacia una “zona humanitaria” ya saturada

09 de Septiembre de 2025
Actualizado a las 9:14h
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Un palestino y sus familiares lloran la muerte de una niña asesinada por Israel en un ataque aéreo en Gaza | Foto: Unicef
Un palestino y sus familiares lloran la muerte de una niña asesinada por Israel en un ataque aéreo en Gaza | Foto: Unicef

La guerra en Gaza ha alcanzado un punto de brutalidad sin precedentes. El ejército israelí ha ordenado la evacuación total e inmediata de Ciudad de Gaza, la mayor urbe de la Franja, bajo la amenaza explícita de arrasarla si Hamás no depone las armas y libera a los rehenes. La orden, difundida en la red social X por el portavoz militar Avichay Adraee, exige a la población abandonar sus hogares y dirigirse hacia Al Mawasi, un área en el sur ya saturada de desplazados.

El mensaje no deja lugar a dudas: “El ejército operará con gran fuerza”, escribió Adraee, anticipando bombardeos devastadores sobre una ciudad donde, según la ONU, se refugian cerca de un millón de personas. El ministro de Defensa, Israel Katz, fue todavía más lejos: “Si Hamás no deponen las armas, Gaza será demolida”. Una amenaza que, de ejecutarse, supondría un crimen de guerra flagrante según el derecho internacional humanitario.

El plan de ocupación paso a paso

La ofensiva sobre Ciudad de Gaza no ha surgido de la nada. El 8 de agosto, el gabinete de seguridad liderado por Benjamín Netanyahu aprobó un plan para ocupar la capital de la Franja. El 20 de ese mes se movilizó a 60.000 reservistas y poco después comenzaron los bombardeos masivos. El 5 de septiembre, en el aniversario de los ataques de Hamás de 2023, Israel anunció que controlaba ya el 40% de la ciudad.

Desde entonces, las imágenes de edificios de quince plantas derrumbados por misiles han recorrido el mundo. El propio Katz publicó vídeos de las demoliciones, alardeando de haber destruido 30 torres en un solo día. Esa campaña de devastación parece ser la antesala de una ofensiva terrestre que amenaza con borrar del mapa un núcleo urbano entero.

Una orden imposible de cumplir

La orden de evacuar resulta en la práctica inviable. No existen corredores seguros, la “zona humanitaria” designada está colapsada y los desplazados carecen de agua, alimentos y medicinas. Naciones Unidas ha advertido de que Gaza enfrenta un riesgo crítico de hambruna, mientras el Ministerio de Sanidad local denuncia que miles de pacientes están atrapados en hospitales sin protección.

La estrategia israelí de forzar desplazamientos masivos equivale a castigo colectivo, prohibido expresamente por la Convención de Ginebra. Obligar a una población entera a abandonar sus hogares bajo la amenaza de destrucción total es una violación grave del derecho internacional que ningún argumento militar puede justificar.

Una amenaza contra la humanidad

“Gaza será demolida”, proclamó el ministro Katz, en un mensaje que recuerda más a una sentencia de exterminio que a una declaración de guerra. El ejército asegura que los edificios atacados son “infraestructura terrorista”, pero sobre el terreno lo que desaparece son viviendas, hospitales, escuelas y mercados. La población civil, atrapada sin salida, paga el precio más alto.

Las cifras son insoportables: más de 62.000 palestinos han muerto desde el inicio de la ofensiva en 2023, según el Ministerio de Sanidad de Gaza. Casi toda la población de 2,2 millones de habitantes ha sido desplazada. Y ahora, con la orden de evacuar Ciudad de Gaza, se empuja a un millón de personas más hacia la nada.

El cálculo político de Netanyahu

Netanyahu insiste en que Israel no tiene alternativa: “Completaremos el trabajo y derrotaremos a Hamás”. Pero la insistencia en arrasar una ciudad entera revela que el objetivo va más allá de la neutralización de una milicia: busca someter a toda la población palestina.

Hamás, por su parte, ha reiterado que no entregará las armas mientras no se reconozca un Estado palestino independiente. El bloqueo de posiciones convierte la negociación en una quimera. Los intentos de mediación de Estados Unidos, Qatar y Egipto no han logrado frenar la ofensiva ni asegurar la liberación de los rehenes.

El silencio internacional

Pese a la magnitud de la tragedia, la comunidad internacional permanece en gran medida paralizada. Washington sigue defendiendo el “derecho de Israel a defenderse”, mientras Europa emite declaraciones de preocupación sin tomar medidas efectivas. La ONU, que advierte de una catástrofe humanitaria, carece de herramientas para detener los bombardeos.

La falta de una reacción contundente legitima de facto la estrategia israelí y envía un mensaje peligroso: que una potencia militar puede expulsar a una población entera sin consecuencias inmediatas.

El precio humano que pagará Ayuso en las urnasy en su conciencia

Más allá de las cifras, lo que está ocurriendo en Gaza constituye una tragedia moral. Familias enteras obligadas a huir bajo bombardeos, niños deshidratados haciendo cola durante horas para conseguir un litro de agua, médicos suplicando por rutas seguras mientras sus hospitales son objetivo de ataques. La imagen de una ciudad arrasada, forzada al éxodo, quedará como testimonio de una de las mayores violaciones del derecho internacional en el siglo XXI. En la Comunidad de Madrid, el apoyo al genocidio por parte de Ayuso y Almeida lo pagarán en el futuro, tanto en su conciencia como en las urnas. Ser cómplice de un genocidio, aunque sea por negación, pasará factura a los dirigentes populares que no quieren reconocer ni denunciar esta limpieza étnica.

Israel puede presentar esta operación como una batalla contra el terrorismo. Pero la realidad visible, documentada por agencias internacionales y organizaciones humanitarias, es la destrucción sistemática de un territorio y el sufrimiento masivo de su población civil.

Una advertencia al mundo

La orden de evacuar Ciudad de Gaza no es solo un paso más en una guerra prolongada: es un hito en la degradación de las normas que regulan los conflictos armados. Si la amenaza de “demoler” la ciudad se cumple sin consecuencias, se abrirá la puerta a que cualquier gobierno justifique la aniquilación de núcleos urbanos enteros en nombre de la seguridad.

La historia juzgará este momento con dureza. La pregunta es si la comunidad internacional, todavía a tiempo, será capaz de reaccionar para evitar que Gaza sea borrada del mapa y con ella millones de vidas condenadas al sufrimiento y al exilio perpetuo.

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