Kamala Harris ha evolucionado en su postura hacia la legalización del cannabis en Estados Unidos. Aunque en su carrera temprana fue criticada por ser estricta con delitos relacionados con esta sustancia, hoy se erige como una de las voces más visibles a favor de una reforma integral en su regulación. Su compromiso actual no solo apunta a despenalizar el consumo recreativo, sino también a construir una industria equitativa y reparadora para quienes han sido perjudicados por la "Guerra contra las Drogas". En un momento en que cuatro estados están votando la legalización del cannabis, Harris aboga por un cambio radical en la legislación federal que podría cambiar la vida de millones de personas.
Un cambio de postura con un trasfondo social
La historia de Kamala Harris respecto al cannabis ha sido compleja. Durante sus años como fiscal general de California y fiscal de distrito en San Francisco, Harris lideró la aplicación estricta de la ley contra delitos de cannabis, supervisando la condena de miles de personas por delitos menores y mayores relacionados con esta sustancia. Sin embargo, desde su llegada al Senado de los Estados Unidos en 2017, Harris ha manifestado un cambio de visión. Ahora argumenta que la legalización es una cuestión de justicia social, señalando que las comunidades marginadas y afroamericanas han sido desproporcionadamente afectadas por las leyes de drogas.
En varias entrevistas recientes, Harris ha dejado claro su apoyo total a la legalización recreativa del cannabis. "Las personas no deberían ir a la cárcel por fumar marihuana", expresó en el podcast *ALL THE SMOKE*. La vicepresidenta subraya que el encarcelamiento por consumo de cannabis tiene implicaciones raciales y sociales, y afirma que legalizarlo es un paso hacia una sociedad más justa y menos punitiva.
Apuesta por la despenalización y regulación
Este año, Harris ha reafirmado en redes sociales que la agenda Harris-Walz, en caso de triunfo, incluirá la legalización total del cannabis. Su enfoque no solo se limita a eliminar barreras penales, sino que pretende abrir la puerta a oportunidades económicas dentro de la industria del cannabis. En sus palabras, la legalización también busca “crear oportunidades para que todos los estadounidenses puedan prosperar en esta nueva industria”, lo cual indica un cambio hacia un modelo de regulación que promueva la inclusión de pequeñas empresas y permita a las personas afectadas por la criminalización de la marihuana participar activamente en el mercado legal.
Además, el enfoque de Harris incluye propuestas de eliminación de antecedentes penales relacionados con el consumo y posesión de cannabis, lo que representa una oportunidad de reintegración para miles de personas. Esta propuesta ha sido bien recibida entre grupos defensores de derechos civiles, que consideran la criminalización del cannabis como una de las causas de desigualdad estructural.
Apoyo a la reclasificación de drogas y una visión de justicia restaurativa
Un paso significativo en la postura de Harris es su respaldo a la reclasificación del cannabis. Actualmente, el cannabis está listado en la categoría de drogas más restrictivas, conocidas como sustancias de “Clase I” junto a drogas como la heroína. Esta clasificación implica que, según la Agencia de Control de Drogas (DEA), la marihuana no tiene “uso médico aceptado y tiene un alto potencial de abuso”, lo cual dificulta su investigación y uso medicinal.
Harris ha apoyado la propuesta del Departamento de Justicia de reclasificar el cannabis a la Clase III, una categoría menos restrictiva que incluiría drogas con “potencial moderado a bajo de dependencia física y psicológica”, como los esteroides y algunos analgésicos. Este cambio podría reducir las sanciones y permitir mayor investigación sobre los beneficios médicos del cannabis, lo cual podría abrir puertas para su aceptación como tratamiento de varias condiciones de salud.
Además, como vicepresidenta, Harris ha respaldado el indulto federal a todas las personas con condenas previas por consumo de marihuana, una medida impulsada en 2023 que fue vista como un primer paso para reparar el daño histórico de las políticas de drogas. Esta política, aunque simbólica, representa un avance hacia la justicia restaurativa que muchos activistas han reclamado durante décadas.
Una política enfocada en la equidad social
El cambio de Harris hacia una postura de apoyo total a la legalización no solo refleja un cambio en la percepción social del cannabis, sino también una intención política de abordar el impacto de las leyes de drogas en las comunidades vulnerables. Harris ha argumentado que la legalización es un paso necesario para terminar con la criminalización selectiva que afecta desproporcionadamente a minorías y personas de bajos recursos.
Como candidata demócrata, Harris ha señalado que su propuesta de legalización buscará fondos para apoyar a las personas y comunidades afectadas por la “Guerra contra las Drogas”. Su enfoque también incluye programas que promuevan el acceso igualitario al mercado de la marihuana legal, evitando que las grandes empresas monopolicen esta nueva industria y abriendo oportunidades para pequeñas empresas.
La transformación de Harris en relación con el cannabis ha sido tema de debate y crítica. Algunos señalan que su pasado como fiscal contrasta con su postura actual, y cuestionan si su apoyo es genuino o estratégico. Sin embargo, Harris ha sido clara en cuanto a su evolución de perspectiva, subrayando que sus años de experiencia en el sistema judicial le han permitido entender la magnitud de la injusticia que conlleva la criminalización del cannabis.
En una entrevista de 2019, Harris hizo un comentario humorístico que fue bien recibido por el público: “sí inhalé”, bromeando sobre su propio consumo de marihuana en el pasado. Esta frase, aunque fue una anécdota, representa su cambio de visión y su intención de conectar con una generación que ve la marihuana con otros ojos, en contraste con figuras políticas como Donald Trump, quien se ha mostrado en contra de la legalización del cannabis.
Una agenda que se diferencia de Trump
Mientras Harris aboga por la legalización y justicia restaurativa, la administración de Trump ha mantenido una postura conservadora y restrictiva frente al cannabis. Trump no ha propuesto ninguna iniciativa significativa en esta área, y su política de drogas se ha enfocado en endurecer sanciones y criminalizar más el consumo.
El respaldo de Harris a la legalización del cannabis la diferencia de Trump en un tema de gran interés para muchos votantes estadounidenses. En un contexto donde 88 % de los adultos en Estados Unidos apoyan la legalización para fines médicos o recreativos, según Pew Research Center, su propuesta representa una alternativa que sintoniza con las demandas de una sociedad que pide justicia y modernización en las políticas de drogas.