Todo está preparado para la gran ofensiva ucraniana de primavera contra los territorios ocupados por Rusia. Diversas fuentes apuntan a que la operación podría llevarse a cabo en los próximos días, de modo que sería inminente. Kiev cree haber acumulado material bélico y hombres suficientes como para lanzar un ataque contra los invasores en cualquier momento. La ayuda de las potencias occidentales, sobre todo de Estados Unidos y la OTAN, está siendo incesante. Los modernos tanques Leopard y Challeneger procedentes de diversos países europeos y de Canadá son una herramienta clave con la que Ucrania, que ha recibido ya las primeras unidades, reforzará su ejército y mediante la que espera intensificar la planificación de su contraofensiva.
Refuerzo internacional
El ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, ha afirmado que la contraofensiva de su país ha entrado en su fase final de preparación y ha pronosticado que Kiev no esperará a la llegada de los tanques estadounidenses Abrams para lanzarla. En declaraciones citadas por la agencia Ukrinform, Reznikov ha declarado que algunos militares ucranianos están terminando su instrucción en el uso de las armas, tanques y otros tipos de equipamiento militar recibido en los últimos meses de sus aliados occidentales y ha recordado que muchos grupos de soldados ya han regresado a Ucrania tras completar su entrenamiento fuera del país, informa Efe.
Mientras tanto, una decena de países han comenzado a enviar a Ucrania –o lo harán en fechas próximas– tanques Leopard 2, en total unos 150, a los que se suman los Challenger 2 que suministra el Reino Unido, y los Abrams estadounidenses, que podrían llegar el próximo otoño. Con un peso en línea de combate de 62 toneladas, una velocidad máxima de 70 kilómetros hora y una autonomía de 350 kilómetros, el Leopard 2 es un carro blindado de combate de fabricación alemana desarrollado a partir de un proyecto con Estados Unidos.
Bombardeos rusos
En los últimos días, el ejército de Zelenski está tanteando el terreno, atacando posibles puntos débiles de las fuerzas rusas en el Donbás. Incluso se ha producido algún pequeño desembarco en ríos importantes de la zona para sopesar dónde podrían estar las fisuras y grietas del despliegue enemigo. Putin está al corriente de cada movimiento del adversario y ha intensificado sus ataques en la retaguardia ucraniana. El bombardeo del pasado viernes contra la ciudad de Uman ha sido especialmente violento y cruel. Se trata del mayor ataque aéreo de los últimos dos meses, realizado mientras la población dormía, cobrándose al menos una docena de víctimas mortales, entre ellas varios niños. “Hay 10 edificios residenciales dañados en Uman. El bloque entero de uno de ellos ha quedado destruido”, informó el Gobierno ucraniano en Twitter, donde añadió que “el mal puede ser detenido por las armas, y es lo que los defensores están haciendo”, al tiempo que lanzó un mensaje a la comunidad internacional: “Puede ser detenido con las sanciones. Las sanciones internacionales deben ser aumentadas”, informa La Sexta. La acción de represalia tenía fines intimidatorios en un claro mensaje a Zelenski: una contraofensiva será respondida por Moscú con todas las armas a su alcance, incluso con misiles dotados de ojivas nucleares. En ese sentido, destacados dirigentes del Kremlin, como la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, han deslizado en los últimos días que su país se defenderá con todo para mantener los territorios ocupados en Ucrania, incluida Crimea. Y envía un aviso a Occidente: “No se debe subestimar la capacidad destructiva de Rusia”. El escenario es cada vez más incierto. Cualquier cosa puede ocurrir.