Banter es la palabra milagrosa que se usa en Reino Unido cada vez que se pasan de la raya y entran en el terreno farragoso del insulto y la ofensa, y esta semana ha estado en el centro de la atención mediática en el país.
El ex jugador del equipo de Yorkshire de cricket Azeem Rafiq en 2020 alzó la voz para quejarse del uso frecuente del término “paki” cuando se referían a él, y no solo se consintió, sino que además se hizo caso omiso de este episodio racista con un jugador profesional.
La palabra banter salió a la palestra para justificar el uso de un término con unas connotaciones altamente racistas, y que algunos se creen que se puede usar con la facilidad que lo hacían hace 30 años.
Este episodio demuestra que el racismo y la xenofobia se usa por igual en todos los sectores, y no se cortan a la hora de usarlo por ejemplo con el jugador que capitaneo con menos edad el equipo de Yorkshire, siendo también el primer jugador asiático en hacerlo.
El racismo que sufrió le hizo pensar en suicidarse
Los señoritos que dirigen el club que tiene su sede en el estadio de Headingley en Leeds, solo se disculparon tras la investigación interna en el equipo, pero esta disculpa no fue complementada por ninguna otra acción para corregir las conductas de sus empleados. No hubo ninguna sanción.
La frase a destacar en la conclusión deja en evidencia a esta lacra en la sociedad inglesa que son las “bromillas” o el banter.
“Friendly and Good-natured banter” que se traduce como bromillas amigables y sin maldad.
La publicidad del caso esta semana hizo que Nike, Yorkshire Tea, Emerald, cerveza Tetley, o los gimnasios David Lloyd hayan dado un paso para desvincularse del equipo de Yorkshire.
Hasta cuatro directivos incluido el presidente del equipo, Roger Hutton, han dejado el cargo una vez que se ha destapado su falta de interés en solucionar este grave problema en la cultura de uno de los equipos con más historia y renombre en este deporte.
Sus uniformes blancos impolutos y su deporte jugado solo en sus antiguas colonias, ha sido manchado de nuevo y varias voces han explicado que este deporte sigue viviendo en el pasado.
En redes sociales se encuentran algunas voces ignorantes, justificando que se usa Aussie o Brit para denominar a los ciudadanos australianos o británicos, y que Paki es lo mismo, sin llegar a entender que nunca se escucharán gritos con estas denominaciones como insulto, mientras que “paki” es usado como termino derogatorio.
El mismo banter que usan con Alemania cada vez que hay un enfrentamiento de selecciones recordando la II Guerra Mundial y a Adolf Hitler, o cuando sacan a relucir la “gripe española” o a Manuel de Barcelona (de la serie Fawlty Towers del lejano 1975) cuando juegan contra España.
Pero esta semana no es el único “fregado” en el que se meten, y otra noticia que rivaliza con el ataque a Azzem Rafiq ha sido el cometido por la cadena de supermercados Morrisons con sede también en Yorkshire y que ha tenido al pollo como protagonista.
El empaquetado de algunos productos destacaba que era pollo de procedencia británica con especias y sal NO provenientes de la Unión Europea.
Era curioso que estableciera claramente como algo de lo que vanagloriarse que la sal no fuera de la UE, como un plus, como algo que inherentemente hará a alguien decantarse por un producto que no solo es británico, sino que además no tiene ni pizca de la malvada UE.
Lo curioso es que la empresa britanica es tan britanica que esta negociando ser comprada por un grupo de empresas de capital privado estadounidense.
La UE mala, EEUU bueno
Recuerda a cuando empezaron a llamar a las coles de Bruselas, coles británicas en su pataleta anti Europa tras su referéndum por el Brexit.
Morrisons ha publicado unas disculpas por el etiquetado de sus productos y ha cambiado el empaquetamiento causante de esta crisis.
Sería interesante conocer como una etiqueta tan mal concebida llegó a pasar todos los controles en su departamento de marketing, sin que nadie viera que la descripción usada levantaría polémica y pasaría a ser la comidilla en las redes sociales causando un daño a la reputación de la cadena de supermercados.
Quizás el caso es que ciertamente la población britanica últimamente está acostumbrándose a no preocuparse, lo mismo que hacían antes, por unas maneras y una corrección y ahora justifiquen comportamientos racistas, xenófobos, o simplemente belicistas tras la escalada populista que hemos tenido desde 2016 con el referéndum.
La capacidad de ser un país tolerante y abierto a nueva gente es algo que aun hoy se puede experimentar, pero sin duda hay que corregir los episodios negativos que están surgiendo. Hay que volver a las formas que eran norma y seña de identidad antes del Brexit en un país que parecía estar a años luz de nuestro país en cuanto a apertura de mente y a comportamiento con la emigración.
El gobierno de Boris Johnson, así como el de sus predecesores Theresa May y David Cameron, se ha decantado por la victimización de la emigración y están recogiendo lo sembrado, con mucha parte de su población que ahora han visto que pueden comportarse como una panda de hooligans xenófobos con el beneplácito de las elites que gobiernan.
Se puede recuperar el camino desandado y la nueva generación que viene no comparte los comportamientos lamentables de sus abuelos y de sus padres, y según vayan llegando en masa a formar parte del electorado podrán cambiar con sus votos el ambiente actual y la deriva que lleva el país en los últimos años… esa es la esperanza.
Somos más los que buscamos retomar las maneras, el diálogo, y no quedar aislados en una isla que por su cuenta perderá… y mucho.