Las unidades adiestradas por la CIA ejecutaron matanzas de civiles en Afganistán

15 de Enero de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
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USA Army Afganistan

Tal y como publicamos en Diario16, el Ejército de los Estados Unidos tiene prohibido adiestrar y prestar apoyo militar, tanto humano como armamentístico, a organizaciones o grupos que vulneran los derechos humanos. Sin embargo, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) tiene total libertad para hacerlo, incluso con recursos militares a su disposición.

En Afganistán, la CIA adiestró y prestó apoyo a las llamadas Unidades Cero y sus misiones resultaron fatídicas para los civiles no combatientes. Los datos proporcionados por la investigación de la periodista Lynzy Billing demuestran que cerca de 500 civiles murieron en 107 incursiones. Es casi seguro que este número es un recuento muy corto. Si bien algunas redadas resultaron en la captura o muerte de dirigentes de Al-Qaeda que formaban parte de la famosa baraja, otras mataron a transeúntes o parecían atacar a personas sin una razón clara.

Por otro lado, un número elevado de incursiones se basaron en inteligencia defectuosa de la CIA y otros servicios de espionaje de Estados Unidos. Dos soldados afganos de la Unidad Cero describieron las redadas a las que fueron enviados en las que dijeron que los objetivos fueron elegidos por Estados Unidos.

Por otro lado, el exjefe de inteligencia de Afganistán reconoció que las unidades a veces se equivocaban y mataban a civiles. Supervisó las Unidades Cero durante un período crucial y estuvo de acuerdo en que nadie pagó por las consecuencias de esas incursiones fallidas.

La implicación de Estados Unidos en estas operaciones se ratifica en el hecho de que los soldados afganos no estaban solos en las incursiones. Los soldados de las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos que trabajaban con la CIA a menudo se unían a ellos. Los soldados afganos reconocieron a Billing que, en las redadas, normalmente estaban acompañados por al menos 10 soldados de las fuerzas de operaciones especiales estadounidenses.

Los planificadores militares incluyeron daños colaterales potenciales en el que se calculaba cuántas mujeres, niños y no combatientes estaban en riesgo si la operación salía mal. Esos pronósticos a menudo eran muy erróneos, pero a nadie parecía importarle realmente. Las incursiones nocturnas eran una mejor opción que los ataques aéreos, pero las redadas corrían el riesgo de crear nuevos reclutas insurgentes.

Por otro lado, a causa de que las Unidades Cero operaron bajo un programa de la CIA, sus acciones fueron parte de una guerra clasificada, con las líneas de responsabilidad tan oscurecidas que nadie tuvo que responder por las operaciones que salieron mal. La responsabilidad de  Estados Unidos en estas operaciones quedó discretamente encubierta por un vacío legal que permite a la CIA, y a cualquier soldado estadounidense prestado a la agencia para sus operaciones, actuar sin el mismo nivel de supervisión que el ejército estadounidense.

Las agencias militares y de inteligencia estadounidenses han confiado durante mucho tiempo en las incursiones nocturnas de fuerzas, como la Unidad Cero, para luchar contra las insurgencias en todo el mundo. La estrategia, una y otra vez, ha provocado indignación por su dependencia de informes inteligencia a veces defectuosos. En 1967, el Programa Fénix de la CIA usó incursiones de matar y capturar contra la insurgencia del Viet Cong en el sur de Vietnam, creando un intenso desprestigio público. A pesar de la ignominiosa reputación del programa (un estudio del Pentágono de 1971 encontró que solo el 3% de los asesinados o capturados eran miembros del Viet Cong), parece haber servido como modelo para futuras operaciones de redadas nocturnas.

En Afganistán, los soldados de la Unidad Cero irrumpieron en los hogares por la noche y mataron a civiles en más de 30 localizaciones diferentes. Ningún funcionario afgano o estadounidense lo investigó. En uno de los casos que investigó Billing, un joven de 22 años llamado Batour fue testigo de una redada que mató a sus dos hermanos. Uno era profesor y el otro estudiante universitario.

No se proporcionó ningún tipo de explicación a los familiares de los muertos sobre por qué estos individuos en particular fueron atacados y de qué delitos fueron acusados. A las familias que buscaron respuestas de los funcionarios provinciales sobre las redadas se les dijo que no se podía hacer nada porque eran operaciones de Unidad Cero.

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