Los homicidios de periodistas en México

28 de Mayo de 2017
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Periodismo
La libertad de expresión y la libertad de prensa son algo fundamental en la estructura que debe regir toda democracia, y ello queda constatado en los documentos escritos con los que se construye desde la teoría todo intento de elaborarla, sin embargo, en muchos casos, todo se degenera, y los espacios en blanco acaban siendo cubiertos por sangre cuando se lleva la teoría a la práctica. En el caso de México, los espacios en blanco son hojas enteras.La impunidad en un pueblo, el mexicano, ensangrentado por los cárteles, y adulterado por funcionarios corruptos y por miembros del gobierno y de la justicia que miran para otro lado, lleva a que se silencie a todo aquel que critique o saque a luz las vergüenzas de un país. En la actualidad, en el país de Juan Rulfo, del que ahora se cumplen 100 años de su nacimiento, los ciudadanos residen continuamente en trincheras de guerra en las que los cárteles se matan por hacerse con el control de la droga, de las rutas, de los proveedores y de los clientes. O como expresó en una entrevista Javier Valdez, uno de los periodistas muertos en los últimos meses, “aprendimos a vivir en unos tiempos en los que las balas vuelan a nuestro alrededor”, “y ser periodista es un peligro añadido”.Desde el año 2000 han sido asesinados más de un centenar de periodistas, según algunas fuentes, un total de 114. Otras fuentes dicen otras cantidades. En ningún caso, la justicia ha procurado o promovido solución o estructura que identifique o solucione el problema, al contrario, solo menos de la mitad han sido investigados, y solo tres tienen sentencia.   En los últimos tiempos no parece aminorar dicha cantidad.Valdez era un experto en narcotráfico y violencia. Autor de las obras, “Narcoperiodismo”, “Levantones”, “Con una granada en la boca” y “Huérfanos del narco”, también fundador del semanario Ríodoce. En 2011 obtuvo el premio Libertad de Prensa del Comité para la protección de periodistas y el María Moors Cabot junto con el equipo del semanario Ríodoce. Según La Jornada, periódico del que era corresponsal, fue asaltado por dos sicarios que le interceptaron el vehículo que conducía, luego lo obligaron a arrodillarse y lo tirotearon.Sin embargo, este asesinato, como todos los demás, quedará limitado y expuesto a la ecuación en la que todo acaba cuando se difumina el ruido por lo sucedido, luego otros sucesos, nuevos, enterrarán la atrocidad. Se realizarán investigaciones en las que, de una u otra manera, quedará silenciados muchos testigos bajo amenazas y extraviadas muchas pruebas, y quizás aparezca algún culpable, pero con toda seguridad, no será el único, a lo sumo, será el culpable elegido, será el culpable oficial. Y todo quedará ahí. Y mientras, en México, la libertad de prensa y expresión seguirá siendo algo inalcanzable, una utopía. 
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