La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) informó este miércoles que se ha incrementado el número de personas que llegan caminando de Venezuela al norte de Chile desde noviembre pasado, por lo que su personal en el terreno está ampliando sus operativos para entregarles asistencia vital, puesto que arriban en condiciones de deterioro y, a menudo, con hambre y deshidratación.
La mayoría de los migrantes se desplazan por vías irregulares, exponiéndose a las inclemencias del desierto de Atacama y corriendo riesgos de explotación sexual y abuso por parte de grupos criminales.
ACNUR señaló que los venezolanos llegan a pie y sin ropa adecuada para las condiciones climáticas extremas del desierto, donde los días son muy calurosos y las temperaturas nocturnas pueden bajar hasta los -20oC.
Muchas personas llevan varios días sin comer cuando entran a Chile y su salud sufre deterioro debido a la desnutrición, deshidratación, hipotermia y mal de altura. Este año se han registrado 21 muertes de migrantes venezolanos en la frontera norte del país sudamericano.
Sin techo ni documentos
Los migrantes tampoco cuentan con alojamiento y duermen al aire libre.
Además, carecen de la documentación que hace falta para tener un trabajo fijo, lo que dificulta que sigan adelante y los deja varados en la dureza del desierto.
La jefa de la Oficina de ACNUR en Chile explicó que los niños, los adolescentes, las mujeres embarazadas y los adultos mayores suelen necesitar atención médica urgente después de varios días viajando a pie.
“ACNUR está fortaleciendo su respuesta en la frontera norte chilena, a modo de apoyar a las autoridades nacionales, regionales y locales a mejorar las condiciones de recepción de estas personas”, dijo Rebeca Cenalmor-Rejas.
Flujo constante
Los datos de las autoridades locales indican que del inicio de noviembre a la fecha cruzan la frontera entre Bolivia y Chile entre 400 y 500 refugiados y migrantes venezolanos diariamente.
Las razones de sus travesías varían. Algunos buscan reunirse con familiares que ya están en Chile y muchos otros dejaron su país debido al impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19 que los dejó sin trabajo ni recursos para sobrevivir.
Para responder a esta emergencia, ACNUR coordina con las autoridades chilenas y sus socios humanitarios tareas de información y orientación a los recién llegados y distribuye alimentos, mantas y ropa de invierno, además de brindar asistencia monetaria, apoyo para la compra de combustible o calefacción, atención médica, alojamiento de emergencia y sistemas de cuidado para niños.
El organismo de la ONU ha asistido a unos 20.000 refugiados y migrantes venezolanos este año.
Cuarentena en condiciones dignas
Con el objetivo de proteger a las comunidades del COVID-19, ACNUR trabaja con las autoridades locales y nacionales para establecer un centro de residencia sanitaria en la ciudad de Iquique, donde los recién llegados podrán realizar en condiciones seguras y dignas la cuarentena preventiva que marcan por los protocolos sanitarios.
Por otra parte, está aumentando su personal en la frontera norte para llegar a los migrantes más vulnerables y ha fortalecido su colaboración con cinco socios humanitarios con el fin de distribuir asistencia en ciudades del sur de Chile a los venezolanos que se desplacen hacia otras zonas de Chile.
Apoyo internacional
La responsable de ACNUR en Chile refrendó el compromiso de la Agencia de socorrer a las personas más necesitadas y a las comunidades que las acogen, y subrayó que se requiere respaldo internacional para continuar su labor.
“El apoyo oportuno de la comunidad internacional es fundamental para que podamos seguir ampliando nuestros programas”, recalcó Cenalmor-Rejas.
Las operaciones de 2022 de ACNUR en Chile precisarán de 20,3 millones de dólares para garantizar la entrega de asistencia humanitaria adecuada y apoyar la autosuficiencia de las personas venezolanas en la nación sudamericana.
Según las cifras oficiales señalan que unas 448.100 personas refugiadas y migrantes de Venezuela se han asentado en Chile, un número que no incluye a los miles de migrantes que han ingresado al país por cruces fronterizos irregulares.