Canadá inicia una nueva era con Mark Carney como líder del Partido Liberal y primer ministro del país, tras la salida de Justin Trudeau. Con un 85,9% de los votos en las elecciones internas, Carney se impuso a la ex viceprimera ministra Chrystia Freeland y asumirá el cargo en un momento de máxima tensión con Estados Unidos, donde Donald Trump ha intensificado una guerra comercial con aranceles y amenazas.
Un economista al frente del gobierno
A sus 59 años, Carney cuenta con una amplia trayectoria en el mundo de la economía, pero carece de experiencia política. Dirigió el Banco de Canadá durante la crisis financiera de 2008 y posteriormente presidió el Banco de Inglaterra durante el Brexit, dos crisis económicas de gran magnitud. Ahora, su reto será mantener la estabilidad de Canadá frente a la agresiva estrategia comercial de Trump, quien ha impuesto aranceles del 25% a los productos canadienses y ha insinuado que su país debería anexionarse Canadá.
En su discurso de aceptación, Carney dejó clara su postura: "Estados Unidos no es Canadá. Y Canadá nunca será parte de Estados Unidos, de ninguna manera". Además, acusó a Trump de querer "destruir" el modo de vida canadiense y afirmó que su país no cederá ante las presiones comerciales. "No pedimos esta pelea, pero los canadienses siempre están listos cuando los demás se rinden", sentenció.
Trudeau se despide en medio del bloqueo parlamentario
Justin Trudeau deja el cargo tras nueve años de gobierno marcados por reformas progresistas en cambio climático y derechos sociales, pero también por una creciente impopularidad y una situación política complicada. Desde 2019, el Partido Liberal gobernaba en minoría, y el parlamento canadiense ha estado bloqueado durante meses. La crisis con Estados Unidos ha sido la gota que colmó el vaso, y Trudeau, superado por las circunstancias, decidió dar un paso al lado. "No puedo ser la mejor opción", admitió en enero al anunciar su retirada.
Antes de su salida, el primer ministro saliente alertó sobre los riesgos que enfrenta el país: "No nos equivoquemos, este es un momento decisivo para la nación. La democracia no es algo garantizado. La libertad no es algo garantizado. Ni siquiera Canadá es algo garantizado".
Un escenario electoral incierto
Carney asumirá el cargo esta misma semana, pero su mayor reto vendrá después: las elecciones generales de octubre. Su principal rival será el líder del Partido Conservador, Pierre Poilievre, quien veía factible la victoria tras la caída de Trudeau. Sin embargo, la política de Trump ha despertado un fuerte sentimiento nacionalista en Canadá, lo que ha fortalecido a los liberales.
El gran interrogante es si Carney logrará mantener el respaldo de los votantes sin experiencia política previa. Sus firmes declaraciones contra Trump han generado simpatía, pero aún debe demostrar que puede liderar un país en medio de una crisis comercial y un parlamento paralizado.
Canadá enfrenta un momento clave de su historia, con un economista en el poder y un vecino incómodo al sur de la frontera. La batalla con Trump apenas comienza.