La crisis económica global de 2008 supuso un cambio de paradigma total para la humanidad. Las élites económicas, políticas, financieras y empresariales han impuesto un régimen de desigualdad que ha disparado la brecha en el reparto de la riqueza. Sin embargo, hay otra consecuencia aún mayor: el incremento de los conflictos bélicos. Los niños son las víctimas de los juegos de los poderosos.
Es un hecho que los ataques verificados contra niños se han triplicado desde el año 2010. Según Save the Children, 468 millones de niños viven en zonas de conflicto. Naciones Unidas rebaja esa cifra a 450 millones. Sólo el año pasado, los asesinatos de niños en zonas de conflicto se triplicaron respecto a 2022.
El alto responsable de Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, afirmó que «los asesinatos y las lesiones de civiles se han convertido en algo cotidiano. Niños acribillados a balazos. Hospitales bombardeados. Artillería pesada lanzada contra comunidades enteras». Ese es el escenario mundial, un lugar en el que los niños pagan con su vida los juegos de los políticos.
En el año 2005, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas identificó y condenó seis graves violaciones contra los niños en tiempos de guerra: asesinato o mutilación; reclutamiento o utilización por fuerzas armadas y grupos armados; ataques a escuelas u hospitales; violación u otros actos graves de violencia sexual; secuestro; y negación del acceso humanitario a ellos.
Sin embargo, según datos de UNICEF, entre 2005 y 2023 están verificadas más de 347.000 violaciones graves contra los niños en más de 30 zonas de conflicto en África, Asia, Oriente Medio y América Latina. La cifra real es, sin duda, mucho mayor.
Desde los daños extremos que las armas explosivas provocan en los cuerpos diminutos hasta los efectos duraderos de la privación aguda en los cerebros en desarrollo, los niños son particularmente vulnerables en tiempos de conflicto. Una vez sometidos a la guerra, llevan sus cicatrices, físicas y mentales durante toda la vida.
A pesar de todo esto, la hipocresía de los países y de sus políticos es pagada por los niños. Estados Unidos fue uno de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que condenó esas seis graves violaciones de derechos humanos. En cambio, la Administración Biden ha dado luz verde a la venta de armas a Israel por valor de decenas de miles de millones de dólares. Es un hecho que las municiones estadounidenses se han utilizado repetidamente en ataques a escuelas que se han convertido en refugios, sobre todo para mujeres y niños, en la Franja de Gaza.
Gaza
UNICEF señala que la Franja de Gaza es el lugar más peligroso del planeta para los niños. Israel ha asesinado a más de 20.000 niños desde octubre de 2023. También es terrible el hecho de que más de 30.000 niños han perdido a uno o ambos progenitores, lo mismo que el millón de menores gazatíes también han sido desplazados de sus hogares desde octubre de 2023.
Además, Israel destruye de manera deliberada y sistemática el sistema educativo palestino en Gaza. Cerca de 700.000 niños han estado sin ir a la escuela desde el comienzo de la guerra. El conflicto en Gaza retrasará años la formación y se corre el riesgo de crear una generación de palestinos traumatizados permanentemente, según un estudio de la Universidad de Cambridge.
Antes de la guerra actual, se calcula que unos 800.000 niños de Gaza necesitaban atención de salud mental y apoyo psicosocial. Israel ha provocado que ahora, según UNICEF, todos los niños de la Franja necesitan esos servicios. En resumen, ya no es posible ser un niño sano allí.
Líbano
A finales de septiembre, mientras Israel intensificaba su guerra en Líbano, más de 200.000 niños libaneses se vieron desplazados. Muchos de ellos llegaron a los refugios mostrando signos de profunda angustia. «Los niños nos dicen que sienten que el peligro está en todas partes y que nunca pueden estar seguros. Ahora, cualquier sonido fuerte les hace saltar. La vida, los derechos y el futuro de muchos niños ya se han trastocado y ahora su capacidad para hacer frente a esta crisis en aumento se ha visto erosionada», declaró Jennifer Moorehead, directora de Save the Children en Líbano.
Todos los colegios de ese país han sido cerrados, lo que ha afectado negativamente a más de 1,5 millones de niños. A esto hay que unir el hecho de que ya se acercan a los 2.000 menores que han sido heridos o asesinados por los ataques israelíes.
Sudán
Los niños han sufrido enormemente desde que en abril de 2023 estallaron en Jartum, la capital de Sudán, los intensos combates entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y las Fuerzas de Apoyo Rápido, un grupo paramilitar.
Según los informes, más de 18.000 personas han muerto y cerca de 10 millones se han visto obligadas a huir de sus hogares desde que comenzó la guerra civil. 4,6 millones de los sudaneses desplazados son niños, lo que convierte al conflicto en la mayor crisis de desplazamiento infantil del mundo.
Más de 16 millones de niños sudaneses también se enfrentan a una grave escasez de alimentos. Según una información publicada por The Guardian, en la pequeña ciudad de Tawila, en el estado de Darfur del Norte, al menos 10 niños mueren de hambre cada día. La población de la ciudad se ha disparado a medida que decenas de miles de personas huyeron de El Fasher, la asediada capital de Darfur del Norte.
Siria
Desde que comenzó la guerra civil siria en 2011 han muerto más de 30.200 niños y otros 5.200 han sido víctimas de desaparición forzada o están detenidos.
Aunque se le presta poca atención, Siria sigue siendo la mayor crisis de refugiados del mundo. Más de 14 millones de personas se han visto obligado¡as a abandonar sus hogares. Se estima que más de 7,2 millones de ellos están desplazados internamente en un país donde el 90% de la población vive por debajo del umbral de pobreza. Una generación entera de niños ha vivido bajo la amenaza constante de la violencia y el trauma emocional desde 2011. Ha sido la única vida que han conocido.
Según Rasha Muhrez, directora de respuesta de Save the Children en Siria «los servicios ya han colapsado después de 14 años de conflicto. La crisis humanitaria en Siria ha alcanzado un nivel récord».
Recientemente, Human Rights Watch hizo sonar la alarma sobre el reclutamiento de niños, «aparentemente para su posterior transferencia a grupos armados», por parte de una organización juvenil afiliada a la Administración Autónoma para el Norte y el Este de Siria y a las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por los kurdos y respaldadas por Estados Unidos.
Ucrania
En Ucrania, las muertes de niños aumentaron casi un 40% en el primer semestre de este año, lo que eleva el número total de niños muertos o heridos en casi 900 días de guerra a unos 2.200 . Según declaró Stephane Moissaing, director adjunto de Save the Children en Ucrania, «este año, la violencia ha aumentado con una nueva intensidad, con misiles, drones y bombas que han provocado un aumento alarmante de niños heridos o muertos en explosiones a plena luz del día. El sufrimiento de las familias no se detendrá mientras las armas explosivas sigan arrasando pueblos y aldeas pobladas en toda Ucrania».
Ya hay 2,9 millones de niños ucranianos que necesitan ayuda, y la situación va a empeorar en los próximos meses. Los repetidos ataques rusos a la infraestructura del país podrían provocar cortes de electricidad de hasta 18 horas al día este invierno, lo que dejaría a muchos niños ucranianos congelados y sin acceso a servicios esenciales.
Munir Mammadzade, representante de UNICEF en Ucrania, ha señalado que «la falta de electricidad y todos sus efectos secundarios este invierno podrían tener un impacto devastador no solo en la salud física de los niños, sino también en su bienestar mental y su educación. La vida de los niños está consumida por pensamientos de supervivencia, no de infancia».
El gobierno de Ucrania ha denunciado que las autoridades rusas han sacado por la fuerza a casi 20.000 niños de los territorios ocupados desde la invasión de febrero de 2022. Según una investigación del Financial Times, los niños ucranianos que fueron secuestrados y llevados a Rusia al principio de la guerra fueron puestos en adopción en un sitio web vinculado al gobierno de Vladimir Putin. Uno de ellos aparecía con una identidad rusa falsa. Otro aparecía en la lista usando una versión rusa de su nombre ucraniano. No se mencionaba el origen ucraniano de los niños.