Netanyahu anuncia un alto el fuego con Líbano mientras continúa el bombardeo genocida en Gaza

El ejército aprovecha las últimas horas para bombardear Beirut con inusitada violencia, generando atascos para huir

26 de Noviembre de 2024
Actualizado a las 20:43h
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Netanyahu anuncia un alto el fuego con Líbano mientras continúa el bombardeo genocida en Gaza

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha anunciado este martes un alto el fuego con Líbano que, aunque aparenta ser un gesto hacia la paz, se enmarca en una estrategia militar y política que apunta directamente a otros frentes, como Gaza e Irán. La tregua, resultado de mediaciones internacionales lideradas por Estados Unidos y Francia, llega tras más de un año de enfrentamientos con Hezbolá y una reciente escalada que ha dejado al país vecino devastado.

Netanyahu no disimula su orgullo al afirmar que este acuerdo aísla a Hamás en Gaza, debilitando sus posibles alianzas, y le permite centrar recursos contra Irán. Sin embargo, el anuncio no fue acompañado de un cese inmediato de los bombardeos. De hecho, las últimas horas antes de la tregua han sido testigos de una ofensiva feroz en Beirut, con ataques que alcanzaron zonas del centro de la ciudad hasta ahora inexploradas por los misiles israelíes.

Un alto el fuego cargado de condiciones

La tregua de 60 días establece la retirada de las milicias de Hezbolá al sur del río Litani y la entrada del ejército libanés, bajo supervisión de las fuerzas de la ONU (UNIFIL). A cambio, el ejército israelí mantendrá su posición en el sur de Líbano hasta verificar el cumplimiento del acuerdo, una situación que recuerda a las tensas ocupaciones de 2000.

Netanyahu, en su intervención televisada, advirtió que cualquier “provocación” por parte de Hezbolá romperá el alto el fuego. "No toleraremos violaciones. Este acuerdo nos permite mantener nuestra capacidad de respuesta intacta", declaró. Mientras tanto, el gobierno libanés ha aceptado la tregua, aunque sigue enfrentándose al reto de controlar a una Hezbolá que opera al margen de las instituciones oficiales.

Un Líbano desangrado

Las cifras de la guerra son demoledoras: casi 3.800 muertos en Líbano, la mayoría civiles, cientos de miles de desplazados y una infraestructura nacional colapsada. Los ataques de las últimas semanas han golpeado duramente los suburbios del sur de Beirut, considerados bastiones de Hezbolá, pero en los últimos días se han expandido hacia zonas centrales y residenciales, dejando un panorama desolador.

La violencia del martes superó lo esperado. Zonas como Ras Beirut, Mazraa y Zokak el-Blat, tradicionalmente alejadas del conflicto, fueron alcanzadas por misiles israelíes. Los servicios de emergencia informaron de al menos nueve muertos y decenas de heridos, mientras miles intentaban huir de la capital. Las carreteras colapsaron en escenas de pánico, con ambulancias atrapadas entre el tráfico y hospitales saturados de heridos.

El ejército israelí justificó los ataques como parte de una estrategia para destruir las infraestructuras financieras de Hezbolá. Sin embargo, la falta de avisos de evacuación ha sido duramente criticada por organismos internacionales y grupos de derechos humanos.

Gaza: la otra cara del conflicto

Mientras la atención mediática se centraba en Líbano, Gaza seguía siendo escenario de bombardeos constantes. Netanyahu aprovechó la comparecencia para insistir en que Hamás ha quedado aislado tras el acuerdo con Líbano. "Nuestra misión sagrada de traer a los rehenes a casa continúa, y lo haremos debilitando al enemigo en todos los frentes", aseguró.

La situación en Gaza es cada vez más crítica. Organismos internacionales alertan de una catástrofe humanitaria, con hospitales sin suministros, infraestructuras destruidas y una población civil atrapada entre los bombardeos y el bloqueo.

Críticas internas e internacionales

Aunque el alto el fuego ha sido bien recibido por parte de la comunidad internacional, en Israel ha generado divisiones. Algunos ministros del gobierno de Netanyahu, especialmente los pertenecientes a partidos de extrema derecha, han expresado su rechazo al acuerdo, considerándolo una concesión a Hezbolá.

Por su parte, líderes opositores y comentaristas locales señalan que la tregua refleja la necesidad de Israel de dar un respiro a sus tropas, desgastadas tras más de un año de enfrentamientos. Las tasas de respuesta de los reservistas han caído notablemente en los últimos meses, poniendo en evidencia el agotamiento del ejército israelí.

En el ámbito internacional, organizaciones como la ONU han expresado su preocupación por la intensidad de los bombardeos en Beirut, calificándolos de "inaceptables" en el contexto de una tregua en negociación.

Hezbolá, debilitado pero no derrotado

El liderazgo de Hezbolá ha sufrido golpes significativos durante este conflicto. La muerte de su líder histórico, Hasán Nasralá, y de miles de milicianos han dejado al grupo en una posición de vulnerabilidad. Sin embargo, expertos advierten que esto no significa su desaparición. "Hezbolá ha mostrado resiliencia en el pasado y podría reestructurarse rápidamente", afirmó un analista militar.

Aunque Netanyahu celebra este alto el fuego como un logro estratégico, las heridas abiertas en Líbano y Gaza auguran un futuro lleno de tensiones. Los próximos 60 días serán clave para evaluar si la tregua puede consolidarse en una paz más duradera o si será otro capítulo en la larga historia de conflictos en la región.

Para los miles de civiles atrapados en medio de estas luchas de poder, la esperanza de un respiro sigue siendo un lujo. Las imágenes de un Beirut bajo fuego y de una Gaza devastada son un recordatorio de los costos humanos de estas guerras.

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