Noboa gana con holgura y González grita fraude: Ecuador se parte en dos tras las elecciones

El presidente conservador logra el 56% de los votos y retiene el poder hasta 2029, mientras la candidata correísta se niega a reconocer la derrota y denuncia “el más grotesco fraude electoral”

14 de Abril de 2025
Actualizado el 15 de abril
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Noboa gana con holgura y González grita fraude Ecuador se parte en dos tras las elecciones
Discurso de Daniel Noboa tras ser declarado ganador de las elecciones de Ecuador

Daniel Noboa seguirá gobernando Ecuador tras arrasar en la segunda vuelta presidencial celebrada este domingo. Con el 95% de las actas escrutadas, el mandatario conservador ha conseguido un 55,7% de los votos frente al 44,3% de su rival, Luisa González, la candidata del movimiento Revolución Ciudadana. La diferencia, de más de un millón de votos, ha sido celebrada por el oficialismo como una “victoria histórica”, mientras que desde la oposición se ha calificado de “fraude grotesco”.

Ecuador
Resultados provisionales de las elecciones presidenciales en Ecuador

González no reconoce los resultados

Desde una tarima en Quito, frente a cientos de seguidores, González rechazó aceptar la derrota: “Vamos a pedir el reconteo y que se abran las urnas. Lo que ha pasado es una burla a la voluntad popular”. La candidata, respaldada por el expresidente Rafael Correa —exiliado en Bélgica y condenado en su país por corrupción—, aseguró que el proceso electoral fue manipulado desde el poder. Apuntó directamente al Consejo Nacional Electoral (CNE) y al estado de excepción decretado por Noboa en varias provincias del país: “Utilizó las instituciones y el miedo para callar y para robar las elecciones”.

El propio Correa también intervino desde sus redes sociales: “Es estadísticamente imposible que Luisa saque el mismo 44% que en la primera vuelta. Hicieron un megafraude, pero se les fue la mano”.

Una victoria más amplia de lo previsto

Pese a que las encuestas apuntaban a un resultado ajustado, Noboa logró ampliar su ventaja en las urnas. En febrero, ambos candidatos apenas se distanciaron por 17.000 votos. Esta vez, la diferencia supera el millón. Analistas locales consideran que el temor al regreso del correísmo pudo movilizar a sectores moderados e indecisos. El presidente, de solo 37 años, ha construido su campaña en torno a la lucha contra el crimen organizado, que ha situado a Ecuador entre los países más violentos del continente.

La jornada electoral transcurrió bajo una intensa vigilancia: 56.000 policías y 45.000 militares fueron desplegados en todo el país. Pese a algunos incidentes menores y más de 600 detenidos por portar armas, el día de votación se desarrolló con normalidad según la misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA), que calificó el proceso como “ordenado y transparente”.

Noboa celebra desde su residencia

A diferencia de otros comicios, el presidente no esperó los resultados en la capital. Se quedó en su residencia de Olón, una villa costera, donde se dirigió a la nación en un discurso breve: “Esta victoria es del pueblo ecuatoriano. Hemos ganado con más de 10 puntos de diferencia. No hay duda de quién es el ganador. El Ecuador eligió avanzar, no retroceder”.

Junto a él estuvieron su esposa, la influencer Lavinia Valbonesi, y su madre, Annabella Azín, una figura influyente dentro de su partido Acción Democrática Nacional. Azín podría ser la próxima presidenta de la Asamblea Nacional, lo que consolidaría aún más el poder del oficialismo en las instituciones.

Un país dividido y una izquierda en crisis

El resultado supone la tercera derrota consecutiva del correísmo en segunda vuelta. Desde que Rafael Correa dejó el poder en 2017, su movimiento no ha conseguido recuperar la presidencia. En 2021, Andrés Arauz fue derrotado por Guillermo Lasso. En 2023, la propia Luisa González cayó por escaso margen ante Noboa, que asumió el cargo para completar el mandato de Lasso tras su renuncia anticipada. Ahora, con una diferencia mayor, la izquierda ecuatoriana se enfrenta a un nuevo escenario de debilidad política.

Uno de los grandes fracasos de González ha sido la escasa penetración en el voto indígena, clave en las elecciones del país. Tampoco ayudó el respaldo explícito de Correa al gobierno venezolano de Nicolás Maduro, ni sus críticas a la dolarización, un sistema ampliamente respaldado por la ciudadanía.

¿Un nuevo “Ecuazuela”?

Durante la campaña, Noboa agitó con fuerza el miedo al regreso del correísmo, asociándolo con modelos autoritarios como el venezolano. Su equipo acuñó el término “Ecuazuela”, evocando el colapso del país caribeño. El mensaje caló especialmente entre los mayores de 65 años, un segmento que vota de forma voluntaria en Ecuador y que se movilizó masivamente. El propio Noboa lo reconoció: “Los ecuatorianos quieren una vida mejor, y han apostado por un proyecto de futuro, no por el pasado”.

González mantiene el pulso

Aunque el resultado es claro, la candidata correísta se niega a tirar la toalla. Su equipo ha solicitado formalmente al CNE la revisión del conteo y la apertura de urnas en varias provincias. Sin embargo, desde el organismo electoral se insiste en que no se han presentado pruebas que respalden las acusaciones. “Las declaraciones sin evidencias minan la confianza en la democracia”, declaró su presidenta, Diana Atamaint.

A pesar de las denuncias, los seguidores de Noboa celebraron la victoria desde las primeras horas de la noche. Las sedes del partido oficialista en Quito y Guayaquil se llenaron de simpatizantes, muchos de ellos vistiendo camisetas con el lema “sin corrupción”, en referencia a la condena de Correa.

Una reelección bajo la sombra de la violencia

Noboa asume ahora un mandato completo hasta 2029 en un país en estado de alerta. La violencia vinculada al narcotráfico ha dejado miles de muertos en los últimos meses. En enero, el presidente declaró el país en “conflicto armado interno” y militarizó las cárceles y las calles. Aunque su estrategia ha sido criticada por organismos de derechos humanos, una parte significativa del electorado parece respaldarla.

Su reto ahora será mantener el orden, reactivar la economía y legitimar su presidencia frente a una oposición que promete dar batalla. La contundencia de su victoria no ha sido suficiente para calmar las aguas políticas. Ecuador entra así en una nueva etapa: con un presidente reafirmado en las urnas, pero con una mitad del país convencida de que se ha cometido un fraude.

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