En una entrevista dada el viernes por el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, hizo una serie de declaraciones que vaticinan un cambio de paradigma a nivel mundial pero, especialmente, para Occidente.
Hungría ha sido una de las pocas capitales europeas que ha plantado cara a las políticas estadounidenses y de la UE respecto a Ucrania y el conflicto con Rusia. Por ello, ha sido continuamente atacado por los distintos líderes de la Unión, y ahora, con el cambio de gobierno en Estados Unidos, comienzan a sonar más fuertes sus palabras.
Durante su presidencia de turno del Consejo de ministros de la UE, apostó firmemente por establecer puentes de negociación para terminar el conflicto, puesto que siempre ha considerado que esta guerra suponía un problema para Europa, y que iba contra sus propios intereses.
"Es hora de tirar las sanciones (contra Rusia) por la ventana", ha afirmado. Añadiendo que el objetivo de la UE en 2025 debería ser "establecer una relación libre de sanciones con Rusia".
Durante su presidencia del Consejo de la UE, apostó por una "misión de paz" intentando encontrar la solución diplomática al conflicto. Visitó Kiev y Moscú, así como Pekín y acudió a entrevistarse también con Trump. Ha sido el único líder europeo con la iniciativa de poner sobre la mesa de debate la resolución inmediata del conflicto. Y fue por ello duramente criticado.