El pueblo dominicano no se dejó engañar por Leonel

19 de Febrero de 2024
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Leonel Municipales

Unas elecciones municipales pueden no tener un impacto directo sobre el resultado de unas presidenciales. Es otro tipo de voto en el que lo local se impone sobre lo nacional. Sin embargo, cuando el apoyo a un tipo de políticas es tan abrumador, entonces sí que muestra un reflejo de la realidad sociopolítica de un país.

Esto es lo que sucedió ayer en República Dominicana. El Partido Revolucionario Moderno, que lidera el presidente Luis Abinader, mantuvo su poder municipal dejando al PLD con sólo 15 alcaldías y a la Fuerza del Pueblo de Leonel Fernández con 8.

El líder opositor, unos días antes, quiso dar un master de matemáticas electorales y vaticinó que en el Distrito Nacional de Santo Domingo habría un empate técnico entre el candidato opositor, Domingo Contreras, y la candidata a la reelección, Carolina Mejías. Los resultados de los comicios han sido demoledores en favor de esta última que venció con un 61% de los votos.

Leonel también afirmó que para que el gobierno de Abinader pudiera afirmar que había ganado las elecciones municipales se vería obligado a retener 113 ayuntamientos. Finalmente, ganó en 119.

En Santiago de los Caballeros sucedió algo similar al Distrito Nacional. El candidato del partido de gobierno, Ulises Rodríguez, obtuvo un 61% de apoyo frente al PLD que sólo consiguió un 37,3%.

En concreto, en declaraciones recogidas por Diario Libre, Leonel afirmó que «para que el gobierno diga que ganó las elecciones tendría que obtener más de 113 cabildos. En cambio, como la Fuerza del Pueblo solo tiene tres, cualquier ganancia por encima es ya un triunfo “exponencial”. La oposición triunfará también en la provincia de Santiago, en donde el PLD será la principal fuerza política».

Esas afirmaciones y cálculos del candidato presidencial de Fuerza del Pueblo muestran que su visión de la realidad dominicana esta matizada por la realidad paralela en la que vive.

El pueblo ha hablado y, de momento, ha avalado las políticas de Luis Abinader. Esto es muy importante, sobre todo en un momento en que muchos gobiernos de todo el mundo están cayendo por su ineficacia en la gestión de las crisis globales.

Sin embargo, República Dominicana se está posicionando en un escenario de vanguardia en el modo de gobernar y, sobre todo, en quienes son los destinatarios prioritarios de la acción de gobierno. Luis Abinader, cuando prometió «el cambio» lo hizo con todas las consecuencias. Todo ello, además, sin conocer las consecuencias finales de la pandemia de Covid19 ni, por supuesto, tener previstos conflictos bélicos como el de Ucrania o el de Oriente Medio.

Abinader está aplicando una política de hechos que desmonta el populismo de Leonel Fernández. La economía crece por encima de las ratios de las grandes potencias mundiales que, en algunos casos, como sucede en Reino Unido, han entrado en recesión. El volumen de inversiones extranjeras se ha disparado porque Abinader ha dado al país una seguridad jurídica inédita en la historia dominicana que genera la entrada de importantes cantidades de divisas que luego se traducen en generación de puestos de trabajo formales.

En un ámbito como el turismo, una de las mayores industrias de República Dominicana, Abinader ha logrado que el mundo respete al país, que se rompan estereotipos negativos y, sobre todo, que el nivel del visitante deje riqueza suficiente para poder acometer nuevos proyectos de crecimiento.

La seguridad jurídica debe ir acompañada de seguridad ciudadana y, en ese sentido, también se ha actuado eliminando de manera paulatina pero persistente el estigma de la impunidad de los poderosos ante los tribunales de Justicia. República Dominicana está escalando puestos en la lucha contra la corrupción, su trabajo en la lucha contra el narcotráfico está siendo valorado por las principales potencias mundiales.

Otro elemento fundamental es la inversión de los recursos del Estado en las necesidades del pueblo en todos los ámbitos incluidos en el Estado del Bienestar. Eso el pueblo lo ve y, ante los hechos, las promesas de un paraíso inventado no sirven.

Sin embargo, Leonel y su partido han respondido a la derrota del mismo modo que lo hizo Donald Trump en 2020: con falsas acusaciones que en cualquier otro ámbito serían causa de querellas penales.

Rubén Maldonado, coordinador de la campaña de Fuerza del Pueblo, afirmó que «este proceso ha sido absolutamente viciado y corrompido fundamentalmente por la orden expresa del presidente de la República, quien ha dado la orden a todos los funcionarios del Estado de participar en este certamen electoral y trastornar totalmente los resultados».

El dirigente de FP acusó sin pruebas que los funcionarios del gobierno «sobornaban, cohesionaban e impedían la libertad expresa de la democracia y sobre todo de la voluntad del pueblo dominicano».

Una acusación de este tipo hay que hacerla con pruebas, sobre todo cuando se trata de respetar la voluntad del pueblo. La realidad es que los hechos de Abinader son suficiente argumento para que el pueblo le siga porque en toda la historia de República Dominicana se han visto unas cifras del calibre que se están obteniendo, con el aval, además, de los organismos internacionales.

Leonel podrá ladrar todo lo que quiera, pero los dominicanos han hablado. Eso sí, el partido de gobierno no puede quedarse en la complacencia. Hay mucho trabajo que hacer, que sólo se podrá realizar si se continúa trabajando para el pueblo, pero el camino ya está abierto y la senda a seguir es la que pueblo y gobierno cruzar juntos. Hechos, hechos y hechos y, ante eso, las palabras sobran y Leonel lo único que puede ofrecer son palabras.  

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