En los sistemas democráticos, cualquier ciudadano bien informado sabe que muchas de las promesas que harán los candidatos no se cumplirán. Esto sucede en todas las partes del mundo, no es nuevo. Ese incumplimiento puede venir por razones externas o sobrevenidas, lo cual no implicaría mala fe. También puede ocurrir, y esto es lo que están haciendo los movimientos populistas de corte trumpista, que se lancen promesas al pueblo para generar unas esperanzas que los candidatos saben que no van a cumplir. Este sí que es un proceso basado en la mala fe.
En el populismo global de extrema derecha de corte trumpista que está asolando a las democracias mundiales es muy habitual mentir a sabiendas para alcanzar el poder. Lo hizo Donald Trump, lo hizo Nigel Farage en el Brexit (y reconoció ante el pueblo que todo lo que habían prometido era falso), lo hizo Giorgia Meloni en Italia, lo hará Javier Milei en Argentina. En República Dominicana está ocurriendo un fenómeno similar: un candidato, una caravana tan plagada de mentiras como de regalos va la comitiva de los Reyes Magos de Oriente.
Leonel, a pesar de que los sondeos indican que ni siquiera un cuarto de los ciudadanos le apoyaría, continúa inasequible al desaliento y está recorriendo el país en caravana, como si fuese un maestro Jedi prometiendo el despertar de la fuerza con muchas palabras y pocos hechos que las demuestren, con muchas acusaciones, pero con pocos datos reales que los sustenten.
Leonel Fernández tuvo una epifanía hace años y descubrió el trumpismo del mismo modo que Pablo de Tarso camino de Damasco se encontró con la palabra de Dios. Al igual que Donald Trump con su «Make America Great Again» (hacer América grande otra vez), Leonel va por los pueblos de República Dominicana hablando del despertar y de una supuesta grandeza perdida. Tal vez, los efectos de la epifanía le están provocando ataques de sinceridad espontánea, porque la grandeza se perdió con el régimen de corrupción que implantó durante sus años de gobierno.
Además, como todos los populistas, Leonel se arrogó la exclusividad de la capacidad del éxito en la gestión, cosa que sus propios hechos desmienten. Además, no tuvo rubor alguno en afirmar que lo que quiere el ciudadano es «progreso y prosperidad», lo que él mismo no consiguió en sus 12 años en la Presidencia.
La realidad es que el gobierno de Luis Abinader ha conseguido cotas de prosperidad y éxito ignotas en la historia de República Dominicana, hechos que sí están contrastados con las cifras y las valoraciones de organismos internacionales.
Desde que Abinader es presidente de la República Dominicana la curva del progreso y crecimiento económico es creciente, colocándose en unas tasas de incremento del Producto Interior Bruto superiores a las de grandes potencias mundiales como Estados Unidos y la Unión Europea. Esto no lo dice el gobierno dominicano ni el Banco Central, son cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI), el organismo supranacional que Leonel Fernández puenteó en el caso Sun Land.
Sin embargo, el FMI no se queda ahí, puesto que da una previsión de crecimiento sostenido del 5% hasta el año 2028. Entonces, ¿de qué habla Leonel?
Además, los datos del Fondo confirman el hecho de que República Dominicana está en una senda de crecimiento que la distingue del resto de países de Latinoamérica. Según un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, las políticas de Luis Abinader están consiguiendo que la República Dominicana se coloque en una posición de liderazgo regional en el crecimiento económico.
Respecto a la situación de inflación, Leonel Fernández pretende hacer creer al pueblo dominicano que se trata de un fenómeno local cuando, en realidad, la subida de los precios está afectando a todo el mundo. De ahí las medidas de subidas desproporcionadas de tipos de interés aplicadas por el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra o la Reserva Federal de los Estados Unidos.
La versión de Leonel Fernández es que la subida de los precios la ciudadanía dominicana está desesperanzada y que, según ha leído (no cita ningún tipo de fuente, por cierto) «el 48% de nuestra población quiere emigrar, quiere irse de República Dominicana porque siente que en el país ya no hay oportunidades».
Las medidas de Abinader han logrado inversiones por cientos de miles de millones de dólares que están ya generando puestos de trabajo, mejoras de las condiciones salariales de los trabajadores y, en consecuencia, un incremento de prosperidad.
Luis Abinader está consiguiendo las cifras más bajas de pobreza de toda la historia de la República Dominicana. Como se puede comprobar cuando se citan datos de organismos oficiales y no «según he leído», el escenario no es el que pinta Leonel, que va en sus caravanas electorales arrastrando la mentira, la manipulación y la corrupción, intentando convencer a la gente de que sólo habrá horizonte si él gobierna. En cambio, el único horizonte de prosperidad posible, confirmado, contrastado y verificado es el que plantea Luis Abinader: hechos frente a la mentira. Al final, la verdad es cruel y, es muy posible, que quien se tenga que ir «pa fuera» sea el propio Leonel porque, seamos serios, no tiene nada que ofrecer.