El béisbol es el deporte con más seguimiento en República Dominicana, muy por encima del resto. Eso se demuestra con el gran número de jugadores dominicanos que son estrellas en las grandes ligas de los Estados Unidos. En este deporte, el mejor movimiento es el Home Run, es decir, que el bateador consigue enviar la bola fuera de los límites del campo, habilitando a los jugadores que están en las bases para anotar carreras libremente. Por el contrario, lo peor que puede pasar a un bolero es un Strike Out, es decir, que sea eliminado de su turno de bateo por ser incapaz de poner en juego la pelota en los tres intentos de lanzamiento.
Estos movimientos son perfectamente aplicables a la política. Mientras el gobierno del cambio liderado por Luis Abinader consigue sus Home Run, hecho que está avalado por los organismos internacionales y por los resultados de la gestión, el líder de la oposición, el trumpista Leonel Fernández, no hace más que acumular un Strike Out detrás de otro.
Como cualquier político de corte trumpista, Leonel ha criticado la política económica del gobierno de Luis Abinader por su expansión hacia el exterior, intentando hacer ver que la mejor receta es la del proteccionismo. Esta receta, que sería válida en un mundo no globalizado, ahora mismo es absolutamente ineficaz y la única consecuencia que acarrea es el aislamiento y, por consiguiente, el empobrecimiento.
Sin embargo, el presidente Abinader es un hombre conocedor y estudioso del mundo en el que vive y ha planteado una política basada en la generación de un escenario de estabilidad y crecimiento económico que atraiga a República Dominicana inversiones extranjeras en múltiples sectores de actividad que generen puestos de trabajo con un incremento de la prosperidad de las clases medias y trabajadoras.
Las políticas económicas de Abinader han supuesto un verdadero Home Run. República Dominicana, en toda su historia, jamás había tenido unos resultados como los obtenidos en los últimos tres años, resultados logrados, además, en una situación internacional adversa por la pandemia y los conflictos bélicos.
Los datos del Fondo Monetario Internacional muestran que República Dominicana está creciendo por encima de grandes potencias como Estados Unidos, Japón o los países de la Unión Europea. Eso no es casualidad.
Ahora ha sido la multinacional Standard and Poor’s (S&P) la que ha mantenido la calificación de riesgo de República Dominicana y ha valorado positivamente el fortalecimiento que se ha logrado de las instituciones gubernamentales. Esto se refleja en la capacidad de mantener altas tasas de crecimiento económico, mejora en la planificación fiscal y en la gestión de la deuda pública. Además, S&P ha recalcado que lo logrado hasta ahora no es algo casual, sino que la estabilidad económica continuará si se mantienen las políticas aplicadas por el actual gobierno.
En contra de lo que afirma Leonel respecto a las subidas de los precios, S&P resalta en su informe la reducción de la inflación como resultado también de las medidas aplicadas durante el 2023 y espera que el crecimiento económico del país retorne rápidamente a sus niveles de largo plazo.
En consecuencia, si el Fondo Monetario, el Banco Mundial, las agencias de calificación internacionales, los gobiernos de las grandes potencias o las empresas multinacionales que están invirtiendo miles de millones de dólares en República Dominicana avalan las políticas económicas de Luis Abinader, a Leonel Fernández sólo le queda la manipulación, el populismo y la oferta de soluciones falsas que pueden poner en peligro determinadas inversiones extranjeras. El pueblo dominicano, si quiere seguir creciendo, sólo tiene un camino: continuar con el cambio prometido que ya es una realidad.