Al menos 11 palestinos, entre ellos 4 niños y 2 mujeres, murieron en un ataque israelí durante la madrugada de este jueves en la zona humanitaria de Al Mawasi, ubicada en el sur y centro-oeste de la Franja de Gaza, según informaron fuentes médicas a Efe. El goteo de víctimas en la zona crece cada día y según las últimas informaciones ya se contabilizan más de 40.000 muertos. El ataque en Gaza coincide en el tiempo con el atropello masivo en la madrugada de Año Nuevo en Nueva Orleans, investigado como un atentado terrorista por las autoridades de Washington y que ha costado la vida a 15 personas. La policía localizó en el vehículo del autor del atropello dos documentos de identificación, una bandera de ISIS, armas y un posible artefacto explosivo improvisado. La investigación se encuentra en una fase incipiente y no se descarta ninguna hipótesis, incluso que el ataque lleve la marca del terrorismo supremacista banco para hacerlo pasar por un atentado de falsa bandera. Al mismo tiempo, el FBI indaga en la extraña explosión de un vehículo Tesla Cybertruck a las puertas del Trump International Hotel de Las Vegas, en el que resultó muerto el conductor.
El año ha comenzado en medio de una gran tensión internacional con dos frentes abiertos: la guerra en Ucrania y el conflicto en Oriente Medio. El exterminio del pueblo palestino planeado por el presidente hebreo, Benjamín Netanyahu, sigue adelante ante la incapacidad de la comunidad internacional para frenarlo. Esa pasividad da argumentos al yihadismo internacional para cometer acciones terroristas en suelo occidental, como está ocurriendo en los últimos días. Las últimas acciones en territorio europeo y en Estados Unidos llevan a pensar en un recrudecimiento de esta especie de nueva Guerra Fría que se juega en varios frentes y entre varias superpotencias en lucha por la hegemonía internacional. Al terrorismo de Estado practicado por Israel se enfrenta el terrorismo de organizaciones como el ISIS (Estado Islámico), que paulatinamente amplía su área de influencia en todo Oriente Medio. Pero no solo el avispero palestino es el caldo de cultivo para el fanatismo islámico en su guerra santa contra el Gran Satán sionista/yanqui. La reciente caída de Siria en manos de un grupo armado seguidor del integrismo árabe está fortaleciendo al movimiento fundamentalista en toda la zona, un movimiento patrocinado y financiado por Irán. Cada vez que Netanyahu bombardea un hospital o una escuela en Gaza, la bandera negra del Estado Islámico se enarbola en más lugares.
Esta espiral acción/reacción empieza ser diabólica para Occidente a solo unos días para que el nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, tome posesión de su cargo. La prensa estadounidense se muestra escéptica ante la posibilidad de que Trump sea capaz de resolver el conflicto en Palestina. Durante su primer mandato, el líder de Estados Unidos hizo una serie de concesiones a Israel que no auguran nada bueno para la población autóctona. Se prevé que esta segunda legislatura sea más de lo mismo: mano dura contra Hamás y más sufrimiento para los palestinos. En ese escenario, a Occidente solo le queda esperar una retroalimentación del fenómeno terrorista de corte yihadista a corto y medio plazo. Y cualquier ciudad puede convertirse en un campo de batalla, desde Berlín a Madrid, desde Roma a Londres pasando por París. Las soluciones bélicas propuestas por Netanyahu, empeñado en terminar con el pueblo palestino, solo traerán un mundo más inseguro y polarizado. Un mundo que librará una guerra soterrada marcada por el terrorismo. Y una mala noticia para las democracias liberales, amenazadas por el auge de la nueva extrema derecha, experta en sacar rédito electoral del miedo, la xenofobia y el discurso antiinmigración. Cada vez que estalla una bomba en Occidente los ultras, con su discurso islamófobo, avanzan un paso más en sus posiciones y teorías racistas. Lo estamos viendo en las últimas horas con las informaciones de la prensa protrumpista estadounidense, que ha lanzando una de sus habituales campañas xenófonas a cuenta del terrorista de Nueva Orleans, al que ha retratado como un inmigrante que entró en el país a través de la frontera mexicana. En realidad se trata de un bulo, ya que el autor de la masacre en el Estado sureño ha sido perpetrada por un ciudadano norteamericano de nacimiento que militó en el Ejército. Estamos inmersos, por tanto, en un círculo vicioso tan maquiavélico como imparable. Dos terrorismos fanatizados (uno institucionalizado y colonial impulsado por los países ricos y otro tercermundista de tinte religioso) en lucha sin cuartel. Y en medio la población civil que paga el precio de esta guerra extraña con su propia sangre.
Ataque en Palestina
El atentado de las últimas horas en Palestina marca la línea a seguir por Tel Aviv. Entre las víctimas se encuentran el general de División Mahmoud Salah, director general de la Policía en el sur de Gaza, y Hussam Shahwan, director del Departamento de Investigaciones Generales de la misma institución. Ambos eran responsables de garantizar el orden en la zona y evitar actos de vandalismo en la distribución de ayuda humanitaria.
El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, ha amenazado este miércoles con atacar la franja de Gaza “con una fuerza no vista (…) en mucho tiempo” si Hamás no libera a los rehenes israelíes ni deja de lanzar cohetes contra Israel, según declaraciones recogidas por los medios locales durante una visita de Katz a la localidad israelí de Netivot, en el sur del país.
Casi simultáneamente, el portavoz en lengua árabe del ejército judío, Avichay Adraee, ha alertado a los residentes de varias zonas de la localidad de Yabalia, en el norte gazatí, para que abandonen la zona antes de que las fuerzas de Israel lanzaran nuevos ataques.
Las negociaciones indirectas entre Israel y la milicia palestina Hamás han llegado hasta el momento a “un callejón sin salida”, aunque continúan, según ha informado una fuente de seguridad egipcia, conocedora de las conversaciones mediadas por Egipto y Qatar. De acuerdo con esta misma fuente, que ha pedido el anonimato por la sensibilidad del asunto, ni Israel ni Hamás han anunciado el fracaso en las comunicaciones, pero han indicado que “efectivamente hubo un retraso” ante las dificultades de alcanzar un acuerdo en puntos como el intercambio de prisioneros que esperan resolver en las próximas semanas. Sobre el terreno, al menos 17 personas han muerto en el día de Año Nuevo como consecuencia de varios ataques israelíes contra el campamento de refugiados de Al Bureij, situado en el centro de la franja de Gaza, y en Yabalia, en el norte del enclave palestino.