Trece altos cargos de grandes compañías próximas al Kremlin han muerto en los últimos meses. Hay una epidemia de accidentes y enfermedades súbitas en el país de Putin. Recientemente, un directivo “se cayó” de la planta número 17 cuando él vivía en la planta número 10. Se trataba de Andrei Badalov, vicepresidente de la empresa estatal rusa Transneft, que falleció tras precipitarse desde un edificio de apartamentos en Moscú. Según las autoridades, el suceso tuvo lugar en la autopista Rublevskoye, donde su cuerpo fue hallado junto al inmueble. Es una muerte más dentro de la cadena de fallecimientos en extrañas circunstancias. Caídas de ventanas, infartos y muertes súbitas están a la orden del día. Solo el caso de un directivo de Gazprom, asesinado a tiros junto a su hija, fue declarado como muerte violenta. El resto se han investigado como suicidios, accidentes o muerte natural tras diversas enfermedades.
El último caso de “suicidado” es el de Roman Starovoit, encontrado muerto de un disparo ayer lunes en su vehículo en una localidad a las afueras de la capital, Moscú, según el comité de Investigación de la Federación de Rusia. Las autoridades rusas han abierto una investigación y, por el momento, trabajan con la hipótesis del suicidio después de que se encontrara el cuerpo de Starovoit en la localidad de Odintsovo. Se da la circunstancia de que un colaborador de la víctima sufrió un infarto repentino al enterarse de la noticia y también ha fallecido. Otra extraña coincidencia.
Vladímir Putin cesó ayer a Starovoit sin que por ahora hayan trascendido los motivos de esta decisión, informa La Sexta. El exministro encabezaba la cartera desde mayo de 2024 tras ocupar anteriormente el cargo de gobernador de la región de Kursk. Un año y dos meses después, varias fuentes políticas aseguran que estaba a punto de ser acusado en un caso de corrupción. Andrei Nikitin asumirá la cartera de manera interina, aunque Putin ya ha adelantado que le presentará a la Duma Estatal para su aprobación definitiva.
Dos fallecimientos en un solo día en Transportes. La de Roman Starovoit no ha sido la única muerte que se ha producido este lunes en el ámbito del Ministerio de Transportes ruso. También ha fallecido súbitamente Andrei Korneichuk, otro alto funcionario del departamento que dirigía Starovoit. Dos tragedias que se suman a la lista de enigmáticas muertes de políticos y empresarios rusos del entorno de Putin.
Según el informe La violencia política en la Rusia de Putin, firmado por Adriana Boersner, desde que el mandatario llegó al poder en el año 2000, ha formado “un petroestado, sustentado en las riquezas del petróleo, a la par que ha fortalecido un aparato burocrático de nuevos industriales y de una nueva clase económica”. La democracia dirigida rusa, como se ha catalogado, no es más que una insinuación de “un sistema político que oculta una dictadura”, dado que el monopolio del poder político está en manos de un solo partido, Rusia Unida, “dejando sin tregua a los partidos políticos disidentes con el diseño de fuerzas que impidan la libertad de los opositores de dar a conocer sus propuestas”. “Las crecientes protestas públicas en contra de las políticas del gobierno se atacan con medidas violentas dejando que las políticas totalitarias de pleno siglo XX dejen de ser un recuerdo y las libertades de un estado de derecho, democrático, se vean amenazadas”. El ensayo persigue fundamentalmente analizar el papel que ha jugado la disidencia política del presidente ruso Vladimir Putin bajo sus dos gobiernos presidenciales y entender las políticas tomadas por el régimen de Vladimir Putin para acallar estas voces críticas.