Trump dinamita Oriente Medio y lanza un guiño al “cambio de régimen” en Irán

El ataque a instalaciones nucleares iraníes reabre el fantasma de una guerra total, mientras el presidente estadounidense lanza mensajes contradictorios que tensan aún más el tablero internacional

23 de Junio de 2025
Actualizado a las 10:36h
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Un bombardero estadounidense B-2, en una imagen de archivo
Un bombardero estadounidense B-2, en una imagen de archivo.

La madrugada del sábado, Estados Unidos lanzó una ofensiva militar sin precedentes contra tres instalaciones nucleares clave de Irán: Fordow, Natanz e Isfahán. El ataque, bautizado como “Operación Martillo de Medianoche”, ha provocado un seísmo diplomático y militar a escala global. Mientras el presidente Donald Trump lo celebraba como “un éxito monumental” y aseguraba que se trataba de una acción “limitada”, las consecuencias comienzan a desbordar cualquier contención.

Aunque altos cargos estadounidenses, como el secretario de Defensa Pete Hegseth y el vicepresidente JD Vance, han insistido en que “no se busca un cambio de régimen en Teherán”, el propio Trump escribió en su red Truth Social: “Si el régimen actual no puede hacer grande a Irán de nuevo, ¿por qué no habría un cambio?”. Un mensaje explosivo que pone en duda los verdaderos objetivos de la operación y complica la posición de Estados Unidos ante la comunidad internacional.

Las plantas nucleares de Irán
Las plantas nucleares de Irán

La amenaza de una escalada imparable

Las autoridades iraníes han respondido con dureza. El ministro de Exteriores y representante ante la ONU, Seyed Abbas Araghchi, afirmó que Irán “se reserva el derecho a una legítima defensa ante la agresión de EE. UU. y su intermediario, Israel”. Además, advirtió que “la magnitud de la respuesta la decidirán nuestras Fuerzas Armadas”. En su intervención ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Araghchi calificó el ataque como una “guerra ilícita” y acusó a Washington de usar “pretextos infundados”.

La posibilidad de una respuesta militar iraní directa —o a través de sus aliados en la región— ya ha encendido todas las alarmas. Estados Unidos ha elevado el nivel de alerta de sus tropas desplegadas en Oriente Medio y teme ataques contra sus bases en Irak, Siria o el Golfo Pérsico. A ello se suma la creciente presión en el estrecho de Ormuz, vital para el tránsito de una cuarta parte del petróleo mundial. Un cierre de esta vía estratégica podría tener consecuencias catastróficas para la economía global.

Los daños en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, en Irán
Los daños en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, en Irán
Los daños en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, en Irán
Los daños en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, en Irán

Diplomacia o confrontación

Frente al fragor de los misiles, diversas voces internacionales han pedido contención y un retorno a la diplomacia. El secretario general de la ONU, António Guterres, alertó de que el bombardeo estadounidense “supone un giro peligroso en una región que ya se tambalea” e instó a Irán a mantenerse dentro del Tratado de No Proliferación y permitir inspecciones completas. Sin embargo, desde Teherán ya se habla de romper el diálogo nuclear si no cesa la agresión.

Mientras tanto, en el tablero geopolítico, las alianzas se reconfiguran. El ministro de Exteriores iraní viajó de urgencia a Moscú para reunirse con Vladimir Putin y consolidar una alianza estratégica frente a Washington y Tel Aviv. “Estamos construyendo un eje diplomático ante la ofensiva conjunta de EE. UU. e Israel”, declaró antes de despegar.

Europa, por su parte, camina en el alambre. Aunque Japón considera que los bombardeos estadounidenses podrían “ayudar a desescalar la situación”, la Unión Europea muestra su creciente malestar. El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, pidió “contención, diálogo y diplomacia”, subrayando que “no hay solución militar” para este conflicto. Además, ha solicitado al Consejo Europeo la suspensión del acuerdo de asociación con Israel por las violaciones a los derechos humanos en Gaza.

La ambigüedad estratégica de Trump

Lo que más desconcierta a aliados y adversarios es el giro errático del propio presidente estadounidense. Tras años de prometer que no metería a su país en nuevas guerras, Trump ha iniciado una ofensiva que podría desembocar en una espiral de consecuencias imprevisibles. “Obliteración es un término adecuado”, escribió en redes sociales al comentar los daños en las plantas nucleares iraníes.

Aunque la Casa Blanca insiste en que la operación tenía como objetivo “retrasar el programa nuclear iraní”, el propio Trump deslizó en un mensaje: “MIGA —Make Iran Great Again—”. Una provocación que recuerda a su lema de campaña “Make America Great Again” y que parece insinuar un proyecto más ambicioso y peligroso: el derrocamiento del régimen iraní.

Mensaje de Donald Trump en su red social dónde insinúa un cambio de régimen en Irán
Mensaje de Donald Trump en su red social dónde insinúa un cambio de régimen en Irán

 

El ala más belicista del Partido Republicano aplaude el movimiento. Lindsey Graham, senador por Carolina del Sur, ha dicho que “este régimen nunca debió ser tolerado por Israel” y elogió a Trump por “actuar donde otros dudaron”. Sin embargo, sectores más moderados —e incluso figuras tradicionalmente afines al presidente— han mostrado inquietud. Representantes como Marjorie Taylor Greene han recordado que “miles de soldados estadounidenses han muerto en guerras extranjeras por beneficios del complejo militar-industrial”.

 

El riesgo de un conflicto global

En las últimas horas, Israel ha bombardeado seis aeropuertos iraníes. Según fuentes del ejército israelí, el ataque destruyó pistas de despegue, búnkeres subterráneos y aviones militares. Todo parece indicar que la operación de EE. UU. ha sido aprovechada por Tel Aviv para profundizar su ofensiva contra Teherán.

Las consecuencias de esta escalada ya son visibles. Francia ha iniciado vuelos de repatriación para sus ciudadanos en Israel, Japón ha evacuado a centenares de residentes y varias compañías aéreas internacionales han suspendido sus vuelos a la región. El miedo a una guerra regional —o incluso a una confrontación directa entre potencias— es real.

En este contexto, resulta urgente que las potencias internacionales, incluida la Unión Europea, actúen como contrapeso frente a una lógica de fuego cruzado. La comunidad internacional debe apostar decididamente por la diplomacia, la contención y el respeto al derecho internacional.

El ataque de Estados Unidos contra Irán marca un punto de inflexión. La ambigüedad de Trump, los intereses de Israel y la respuesta iraní forman una combinación explosiva en uno de los rincones más inestables del planeta. Mientras los tambores de guerra resuenan, el mundo mira con preocupación creciente. Porque, como advirtió el ministro iraní Araghchi en la ONU, “la historia no olvidará estos trágicos días”.

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