Trump es coronado como Donald I de América

Las primeras órdenes ejecutivas que ha firmado Donald Trump demuestran que tiene intención imponer su agenda reaccionaria y supremacista intentando saltarse el control del poder legislativo y las enmiendas de la Constitución

20 de Enero de 2025
Actualizado a las 18:56h
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Trump Coronación
Donald Trump, en un momento de su discurso

El día llegó. Donald Trump ha sido coronado como Donald I de América y escoltado por una guardia de corps ultra, por los personajes que más huelen a naftalina de la política mundial. Tipos y tipas como Santiago Abascal, Nayib Bukele, Javier Milei, Giorgia Meloni, Nigel Farage, Eric Zemmour o Elon Musk han sido algunos de los ultras que aplaudían casi hasta el orgasmo con las palabras reaccionarias de Trump. Y más lo hacían sabiendo que las primeras órdenes ejecutivas que el nuevo presidente (o rey) de los Estados Unidos va a firmar en cuanto pise la Casa Blanca. Un desafío absoluto para el sistema democrático, una amenaza total hacia el poder legislativo que, incluso controlado por los republicanos, le supone un obstáculo para implantar la agenda ultrafascista marcada por el Proyecto 2025.

Las primeras órdenes ejecutivas pretenden ser una demostración de fuerza. Trump no va a perder el tiempo para imponer su proyecto supremacista. No quiere que el Congreso le niegue la financiación, sobre todo en lo referido a la inmigración, uno de los tótems de las agendas ultrafascistas del mundo occidental.

Trump eliminará la ciudadanía estadounidense por nacimiento para los hijos de inmigrantes indocumentados. Sin embargo, esas personas que ahora pretende perseguir Donald I están protegidas por la 14ª Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.

Por otro lado, Trump declarará la emergencia nacional en la frontera con México, pondrá fin a la política de «captura y liberación», reanudará la construcción del Muro y resucitará la política de «Quedaos en México», es decir, que los solicitantes de asilo, los perseguidos por algunos de los líderes latinoamericanos presentes en su coronación, permanecieran en la república mexicana hasta que se resolviera su solicitud.

«Se detendrá inmediatamente toda entrada ilegal, y comenzaremos el proceso de devolver a millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron. Pondré fin a la práctica de captura y liberación, y enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión de nuestro país», ha señalado.

Además, como era de esperar viendo el pelaje de la gran mayoría de invitados a la coronación, Donald I de América ha vuelto a asimilar inmigración con delincuencia: «Invocando la ley de enemigos extranjeros de 1798 ordenaré a nuestro gobierno que utilice todo el inmenso poder de las fuerzas del orden federales y estatales para eliminar la presencia de todas las bandas y redes criminales extranjeras que traen delitos devastadores a suelo estadounidense, incluidas nuestras ciudades y centros urbanos».

Donald I ha lanzado un aviso: quien no permanezca en Estados Unidos sin documentación, será deportado de inmediato. Esto se extenderá a aquellos inmigrantes que hayan cometido algún tipo de delito.

Hoy, en Estados Unidos, se celebra, además de la coronación de Donald I, el día de Martin Luther King, es decir, el día en que se conmemoran los derechos civiles. Muchos de los grupos supremacistas que apoyan a Trump, que celebran sus reuniones bajo la bandera de la segregación, quieren revertir las leyes de derechos civiles que se aprobaron gracias al sacrificio del doctor King o de Malcolm X. Hoy Trump ha anunciado que irá contra los derechos civiles de las minorías.

Donald I, como era de esperar, ha lanzado un discurso más propio de su reality «El Principiante» que del Jefe del Estado de una de las potencias mundiales. Con esa voz aguardentosa, más propia de un luchador de wrestling (también estaba presente Hulk Hogan), Trump ha dejado claro que no tiene problema en destruir el planeta. Ha afirmado en su discurso que acabará con la agenda verde. «Vamos a perforar, baby, a perforar», ha señalado con la masa ultra, negacionistas del cambio climático, enfervorecida.  

Respecto al Canal de Panamá, Trump ha vuelto a insistir en que «Estados Unidos reclamará su legítimo lugar como la nación más grande, más poderosa y más respetada de la tierra, inspirando el asombro y la admiración del mundo entero. Dentro de poco, cambiaremos el nombre del golfo de México por el de golfo de América. A los barcos estadounidenses se les está cobrando gravemente de más y no se les está tratando justamente de ninguna manera, forma o manera, y eso incluye a la Marina de los Estados Unidos, y sobre todo, China está operando el canal de Panamá. Y nosotros no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá y vamos a recuperarlo».

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