Hoy se celebran las Elecciones Presidenciales en los Estados Unidos. Uno de los lemas de la campaña de Donald Trump es el Make American Great Again (MAGA), es decir, «Hacer América grande otra vez». Otro de los puntos fuertes de la retórica de charlatán de Trump es «Americans First» (primero, los norteamericanos). Sin embargo, todo indica que se trata de una nueva estafa a la clase trabajadora por parte de Donald Trump, una más.
El candidato republicano ya ganó unas elecciones a lomos del caballo de que el establishment de Washington se había convertido en el enemigo de los trabajadores estadounidenses por permitir la deslocalización de la industria. Prometió que iba a devolver esas fábricas a territorio de los Estados Unidos para que los empleados recuperaran los empleos que les estaban robando en India, México o China.
Sin embargo, como todo lo que hace Donald Trump, fue una gran mentira. Según demuestran documentos oficiales del Congreso de los Estados Unidos, sus leyes tributarias destruyeron cientos de miles de empleos estadounidenses al fomentar la subcontratación y el traslado de beneficios fuera de los Estados Unidos.
Las leyes de Trump crearon un sistema tributario territorial que eximía de impuestos estadounidenses a una gran parte de los beneficios en el extranjero de las grandes multinacionales. Mientras tanto, las pequeñas y medianas empresas interiores vieron cómo se mantenían los impuestos sobre los beneficios en los Estados Unidos. Es decir, que las medidas de Trump dieron a las multinacionales estadounidenses aún más incentivos fiscales para subcontratar empleos y trasladar inversiones al extranjero.
Por otro lado, Trump regaló una rebaja fiscal de 400.000 millones de dólares a los evasores de impuestos en el extranjero. Las grandes corporaciones estadounidenses tienen más de 3 billones de dólares en beneficios escondidos en el extranjero. En lugar de obligarlos a pagar lo que deben, como se hace con las familias de clase media y trabajadora, las leyes de Trump les cobró cobrará sólo 339.000 millones de dólares, con un descuento de 400.000 millones. Por ejemplo, Apple se ahorró 40.000 millones de dólares y Microsoft 25.000 millones de dólares.
Ahora, en medio de la campaña, el modo de gestionar la empresa matriz de la red social Truth ha desmontado otro mito de Donald Trump. Según ha publicado ProPublica, en una información firmada por, entre otros, el Premio PulitzerRoberto Faturechi, una denuncia interna de la empresa Trump Media exige el despido de Devin Nunes, director ejecutivo, por mala administración y por exponer a la compañía a «un riesgo sustancial de acciones legales» por parte de los reguladores.
Además, y esto es lo más importante, se impuso una orden para contratar sólo a empresas extranjeras, algo que va en contra de «los trabajadores estadounidenses que están profundamente comprometidos con nuestra misión. Este enfoque no sólo contradice los principios de ‘Estados Unidos Primero’ que defendemos, sino que también plantea inquietudes sobre la calidad, la dedicación y la alineación de nuestra fuerza laboral con nuestros valores fundamentales». Nueva demostración de que toda la retórica de Trump es una estafa.
La carta dice que, no sólo Trump Media tiene poco personal (apenas ‘20 empleados técnicos’), sino que Nunes ha bloqueado la contratación de estadounidenses. Los perfiles de LinkedIn y una factura muestran que alrededor de media docena de personas que figuran como residentes en los Balcanes trabajan para Trump Media en tareas que incluyen ingeniería de software y atención al cliente.
Estas pruebas contradicen totalmente el lema de Truth Social: «Orgullosamente hecho en los Estados Unidos de América».
La denuncia, por otro lado, retrata a Nunes como alguien mal preparado para dirigir una empresa de tecnología. «Nunes ha mentido constantemente, ha atacado a los empleados y ha administrado mal los recursos de la empresa al poner funciones críticas en manos de miembros no calificados de su círculo íntimo», afirma.