Donald Trump será el próximo presidente de los Estados Unidos a pertir del mes de enero de 2025. La victoria en Pensilvania del candidato republicano le deja a tan solo 4 votos electorales de alcanzar la cifra mágica de 270, mientras su oponente, Kamala Harris, necesitaría el milagro de los panes y los peces, es decir, ganar en todos los estados en los que, de momento, se encuentra muy por debajo en el recuento.
A Trump le bastaría con una victoria en Alaska, un estado tradicionalmente republicano, para hacerse con la Casa Blanca. Pero es que, además, está por encima en Arizona (1,4 puntos), Nevada (5 puntos), Wisconsin (4 puntos) y Michigan (5,7 puntos). Esto le supondría 42 votos electorales más. Harris, por su parte, sólo lidera el recuento en Minesota y Maine.
El mapa se ha teñido de rojo sangre, pero Donald Trump ganará con una agenda misógina, racista, xenófoba y, sobre todo, favorable a reformas que no benefician al pueblo estadounidense, sino sólo a la minoría del 1%. Elon Musk puede respirar tranquilo, seguirá sin pagar impuestos.