Han sido varios los países, miembros de la OTAN, que han emitido alertas ante los viajes a Líbano de sus ciudadanos. Han instado a quienes estén allí que abandonen inmediatamente el país, ante una posible guerra entre Israel y Hezbolá.
La tensión ha aumentado durante el pasado fin de semana, cuando el sábado se produjo un ataque con cohetes en el que murieron 12 niños en la ciudad de Majdan Shams, en los Altos del Golán, ocupados por Israel. Las Fuerzas de Defensa de Israel dijeron que el proyectil era un cohete Falaq-1, de fabricación iraní, y había sido disparado por Hezbolá desde el sur de Líbano.
Desde Hezbolá se ha negado haber participado en este ataque, y algunos analistas señalan que podría tratarse de un "ataque de falsa bandera".
La Embajada de Estados Unidos ha publicado un aviso para los viajeros el pasado sábado, instando a los ciudadanos estadounidenses a "reconsiderar seriamente viajar al Líbano". "El entorno de seguridad sigue siendo complejo y puede cambiar rápidamente", señalaban desde la embajada norteamericana.
Desde el ministerio de Asuntos Exteriores de Reino Unido también se ha desaconsejado "todo viaje al Líbano debido a los riesgos asociados al conflicto en curso" entre Israel y Hezbolá.
Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Noruega y Dinamarca han hecho lo mismo.
Países que no forman parte de la OTAN, como Irlanda y Australia, están emitiendo emergencias similares.
Respuesta de Israel
En respuesta al ataque sufrido el sábado en los Altos del Golán, Israel amenazó a Hezbolá con "una guerra total". El ministro de Asuntos Exteriores de Israel dijo que "se habían cruzado todas las líneas rojas y la respuesta lo reflejaría".
El gabinete de seguridad del gobierno de Israel se reunió ayer domingo por la noche para otorgar tanto al Primer ministro, Benjamin Netanyahu, como al Ministro de Defensa YhoavGallant, el poder de determinar el momento y el alcance de futuras acciones militares.