Las distintas denominaciones de los préstamos rápidos: guía breve para no perderse

15 de Mayo de 2024
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Estamos viviendo en un momento en el que es muy común recurrir a los denominados préstamos rápidos y a todas sus variantes. Cualquier persona puede interesarse por ellos en un determinado momento de necesidad económica. A veces surgen gastos inesperados como una multa, un gasto médico que hay que pagar sin demora o una avería en el hogar o en el coche; en esos casos de emergencia financiera son una buena alternativa siempre y cuando se haga uso de ellos con responsabilidad. 

Los préstamos rápidos pueden aparecer bajo diversas denominaciones como créditos rápidos, minicréditos o microcréditos. Aunque cada uno de ellos tiene pequeños matices que lo hacen diferente, el uso de todos suele ser el mismo: hacer frente a una emergencia monetaria con la que no se contaba. Su fácil acceso hace que sean una opción muy viable, pero teniendo siempre en cuenta que se deben usar con moderación y serenidad.

El vocabulario de los préstamos rápidos

Como acabamos de comentar, los préstamos rápidos pueden aparecer con varios nombres. Aunque estas etiquetas pueden parecer intercambiables, existen algunas diferencias sutiles entre ellas. Debemos tener claro que en todos los casos hablamos de cantidades de dinero que no son muy grandes, que se conceden de forma rápida o sin los numerosos requisitos que pide la banca tradicional. Como término general usamos préstamos rápidos porque es la palabra con un significado más amplio y que solemos relacionar con cualquier cantidad de dinero. 

La otra opción más reconocible es la de crédito rápido, que muchas veces se usa de forma indiferente con la anterior. En sus usos más clásicos se diferencian en que el préstamo cede una cantidad determinada de dinero de una sola vez, mientras que el crédito facilita el dinero prestado según las necesidades de cada momento, pudiendo fraccionar su uso.

Si pasamos a hablar de los minicréditos y de los microcréditos tenemos que tener en cuenta que se refieren a préstamos de cantidades relativamente pequeñas, habitualmente menos de 500 euros, con plazos de reembolso mucho más cortos. Es importante tener en cuenta que, aunque las diferencias de un producto a otro pueden parecer insignificantes, hay que valorarlas antes de decidirse por uno o por otro. Cada término concreto puede implicar condiciones diferentes, lo que puede influir, por ejemplo, en los costos asociados.  La mejor opción es siempre informarse con las entidades prestamistas, ya que, en ocasiones, presentan características específicas en cada uno de estos productos financieros. Esto y, por supuesto, apostar siempre por empresas de confianza a la hora de solicitar el dinero, que ofrezcan respuestas a tus dudas y que cuenten con buena reputación. Todo esto, unido a unuso responsable de los préstamos rápidos hará que el resultado final no nos deje sorpresas desagradables.

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