Miguel Hernández y Pepe Martín en los cursos de verano de El Escorial

09 de Julio de 2017
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Escorial

Volvió como vuelve cada año: sin perder la sonrisa y con sus manosllenas de versos. Poemas que escribe en folios con letra grande, por sila vista le pasa una mala pasada, por si le falla la memoria, por si enalgún segundo la palabra que rima se olvida. Por si acaso… Pero esepor si acaso no llega. Demasiada vida, demasiada experiencia ytrayectoria a sus espaldas, demasiadas emociones las que provoca elpoeta, Miguel, Miguel Hernández. Otra vez, las que sean necesarias. Nollega el olvido de los versos porque no quiere olvidarlos, porque seconvierten en música dentro de su cabeza, porque no se cansa derecitarlos, acá o allá, donde sea, porque aquel poeta, del que diceque es ” bueno y bondadoso”, ocupa un lugar en su corazón.Volvió como vuelve cada año, desde siempre, desde hace tantos. Con suscanas que recuerda aquellas otras, las irreales, cuando había quedisimular su juventud; con la misma figura de caballero de ese conde quele dio fama, el de Montecristo, y con el que también tuvo susdesencuentros. Amores y desamores. Odios y reconciliaciones. Como lavida. Como Miguel. Un pasado que se llena de presente cuando aún se leacercan unos y otros, hombres y mujeres, y le recuerdan aquellasimágenes en televisión en blanco y negro. Pero ahora no toca, no.Viene con sus versos impresos para recordar al poeta muerto hace ya nadamenos que 75 años, en Alicante, en aquella cárcel fría y llena deinjusticias. Y después de tantas y tantas y tantas, ¿diez, doce,catorce? Aquellos días tristes en que no dejó de escribir mientras laenfermedad le iba quitando todas las fuerzas, todo, menos la libertad. Yvino para recordárnoslo, para recitar esos poemas, inolvidables, queencierran sentimientos, dolor, rabia, dulzura.Se preparó su vaso de agua y una silla para estar cerca de los alumnosde los cursos de verano. Que no calle la voz; que siga cerrando sus ojosy lance los versos al aire; que hable una y dos y mil veces del poeta deOrihuela que luchó por sus ideales, por ser libre y que estuvo en lastrincheras desde donde escribió crónicas de guerra. Miguel, MiguelHernández. Y se escucha un poema tras otro poema mientras algo seremueve. Y su voz, esa voz.

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