La previa a que comience la fiesta, tras la votación en la que saldrá la ejecutiva que Pedro Sánchez ha querido, sin oposición ni reinos de Táifas, cuenta con todos los ingredientes de un recibimiento al líder indiscutible del PSOE tras un 40 Congreso en Valencia donde ha conseguido acabar de un plumazo con quienes le acompañaron hasta llegar donde está.
Música a mil decibelios, delegados, cargos públicos y una militancia entregada esperan a que llegue el momento, muy estudiado por los organizadores, a que la nueva ejecutiva haga acto de presencia para arropar la llegada de Pedro Sánchez.
Hasta el ex ministro José Luis Ábalos estará en esta nueva etapa que representa el fin del sanchismo que él mismo ayudó a crear. Así lo hará también la ex vicepresidenta Carmen Calvo, que también sale de la ejecutiva como responsable de Igualad para dar paso a Andrea Fernández.
Mucho optimismo
Pero aunque nada es perfecto, y el grupo más feminista mostraba ayer por los pasillos su disgusto por las nuevas premisas del PSOE con respecto a la Ley Trans, más cercanas a las de la ministra de Igualad, Irene Montero, y a Unidas Podemos, lo cierto es que hoy todo es una fiesta de banderas rojas con el logo del PSOE.
Encuentro tras la pandemia
Más de dos años de una militancia que no se encontraba y que apenas tenía nada que celebrar en medio de una pandemia que correspondía gestionar a su Gobierno, con una oposición imposible y estancada en el bulo y la confrontación, y sin capacidad de movimiento.
Hoy, con mascarillas, eso sí, la militancia se reúne, abraza, aplaude y baila al son de un secretario general con un poder que recuerda a los tiempos más fuertes del propio Felipe González.
En el horizonte de algo más de dos años, unas elecciones generales. Al margen de lo que pase en el futuro, como explicaba a Diario16 un grupo de militantes andaluces, ¡que nos quiten lo bailao». Pues eso.
