En la vasta España rural, donde el 84% de los municipios albergan a 5,7 millones de habitantes, emerge un problema complejo, la seguridad y los servicios públicos básicos. Estos pequeños pueblos se enfrentan a desafíos monumentales para garantizar la seguridad y proporcionar servicios básicos, una realidad que marca profundamente la vida cotidiana de sus habitantes. Sin la infraestructura necesaria para sostener una policía local, la mayoría de estos municipios se ven obligados a depender de las fuerzas de la Guardia Civil, que, a pesar de sus esfuerzos y un ligero aumento en el número de efectivos, luchan por cubrir un territorio extenso y a menudo disperso.
España se distingue por su gran número de pequeños municipios: de los 8.131 ayuntamientos del país, 6.830 cuentan con menos de 5.000 habitantes, convirtiéndolos en un símbolo de la ruralidad española pero también en un reflejo de sus limitaciones. Este panorama no solo plantea un desafío en términos de viabilidad, sino que también subraya una crisis en la prestación de seguridad y servicios, evidenciando una brecha significativa con respecto a sus contrapartes urbanas.
La seguridad, un derecho fundamental
La seguridad, un derecho fundamental que debería ser garantizado a todos los ciudadanos, se ve comprometida en estos entornos. La dependencia de las comandancias de la Guardia Civil, a pesar de su dedicación, no siempre resulta suficiente debido a la extensión de los territorios que deben cubrir y la dispersión de las poblaciones. Las historias de municipios como Algimia de Alfara en Valencia, donde la seguridad depende de un cuartel situado a varios kilómetros de distancia, son comunes y reflejan una realidad preocupante.
Además, la creciente inseguridad ha provocado que algunas regiones, como Aragón, alcen la voz solicitando más apoyo y recursos. El problema no solo radica en la falta de efectivos, sino también en la obsolescencia de una estructura territorial que no se adapta a las necesidades actuales. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) sugiere una reorganización hacia cuarteles comarcales más potentes y una mayor inversión en tecnología como drones y sensores, para una respuesta más ágil y efectiva.
Ausencia de servicios básicos es palpable
Más allá de la seguridad, la ausencia de servicios básicos es palpable. La escasez de viviendas, centros educativos y servicios de cuidado infantil complica aún más la vida en estos municipios, afectando tanto a los residentes como a los profesionales que se desplazan a estas áreas, incluidos los miembros de la Guardia Civil. La AUGC aboga por incentivos que fomenten la permanencia y llegada de nuevos habitantes, subrayando la importancia de integrar a estos profesionales y sus familias en la comunidad rural para revitalizarla.
Este complejo entramado de inseguridad y falta de servicios no solo pone en riesa la calidad de vida de millones de españoles en el ámbito rural, sino que también desafía la sostenibilidad de estos municipios. La situación requiere una acción coordinada y multifacética que aborde tanto la seguridad como la mejora y provisión de servicios básicos. Es imperativo que se reconozca la importancia de estos pequeños municipios, no solo como guardianes de la tradición y la cultura, sino también como comunidades vivas que merecen prosperar en un ambiente seguro y con acceso equitativo a todos los servicios esenciales. La España rural clama por una transformación que garantice su supervivencia y florecimiento en el siglo XXI.