Isabel Díaz Ayuso tiene la convicción de que Madrid es España y el centro de todas sus riquezas, cuando, en realidad, no es así, sino que Madrid es una especie de parásito que se alimenta de lo que llega de otras regiones.
Durante su viaje a Nueva York, la presidenta madrileña destacó el importante papel que desempeña Madrid como capital mundial del flamenco. Estas declaraciones han levantado ampollas en Andalucía, verdadera cuna de este arte que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
¿Qué papel real tiene Madrid en el desarrollo del flamenco? Mínimo, por no decir nulo. Apenas hay tablaos, más allá de espectáculos prefabricados para turistas extranjeros que lo mismo les da que se cante un palo que otro, porque les suena igual.
Muchas veces surge la duda de si la verbosidad de Isabel Díaz Ayuso viene provocada por la ignorancia o por su nacionalismo madrileño radical en el que se transmite que España es Madrid y viceversa. El resto de las regiones parecen no existir.
Madrid es la capital de España, es cierto y un hecho indiscutible, pero, desde luego, no es la capital del flamenco. Ese privilegio le corresponde, por ley natural, al lugar donde nació este arte, donde se desarrolla cada día, donde se respeta hasta la reverencia. Desde los fandangos de Huelva, pasando por los tientos, los tanguillos y las alegrías de Cádiz, las serranas y las temporeras de Córdoba, las zambras, las roas y las lorqueñas de Granada, las mineras de Jaén, los verdiales, las jabegotas y las bandolás de Málaga o la soleá y seguiriya de Sevilla. Eso es una parte mínima de lo que significa el flamenco y, como se puede ver, Madrid no aparece.
En la capital, por más que Ayuso se quiera apropiar de algo que no le pertenece, no se vive la emoción de un cuadro flamenco como en el Albaicín de Granada o en los tablaos de Jerez de la Frontera. En Madrid jamás se verá llorar hasta el llanto por la emoción que surge al contemplar a un bailaor o una bailaora al son de un rasgueo de guitarra y la voz de un cantaor. Eso, en Andalucía, se ve y se siente. En Madrid, es imposible.
Las reacciones han sido inmediatas, evidentemente, y desde distintos ámbitos se está reclamando a los líderes del Partido Popular que le enmienden la plana a Díaz Ayuso porque la atribución de la capitalidad mundial del flamenco para Madrid es una ofensa demasiado grave para dejarla pasar.
¿Dónde está el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla? ¿Dónde los alcaldes y alcaldesas de las capitales y ciudades andaluzas? Una ofensa de este tipo no puede quedar impune y un conflicto provocado por la ignorancia de quien defiende que Madrid es España con el mismo sectarismo que los soberanistas catalanes defienden la independencia, evidentemente, no se puede dejar pasar sin reclamar una rectificación inmediata, por más que quien tenga que rectificar sea la verdadera y única lideresa del Partido Popular.